No hay manera correcta o incorrecta de meditar. La clave es iniciar una práctica y una experimentación para encontrar qué funciona mejor para usted. Esperamos que esto sirva como un punto de partida en su viaje hacia el esclarecimiento espiritual.

Encuentre un lugar que sea tranquilo y donde no le distraerán. Usted está buscando de cinco a veinte minutos de contemplación sin perturbaciones. Apague todos los teléfonos y demás objetos que podrían convertirse en una distracción.

Siéntese confortable y tranquilo con su columna vertebral alineada verticalmente y sus manos puestas suavemente en los muslos. Si usted no se siente cómodo(a) en el piso en una posición de loto, siéntese en una almohadilla o incluso en una silla. Lo importante es que su cuerpo esté bastante cómodo para no distraer su mente.

Puede ser que desee escoger una frase o una palabra, tal como: “SOY la paz que quiero en el mundo”, “YO SOY amor”, “El Espíritu es mi única fuente”, o una cierta frase que tenga significado espiritual para usted. O puede escoger no utilizar palabra alguna y sólo concentrarse en su respiración, adentro [inspiración], y luego afuera [espiración].

Cierre sus ojos y tome tres respiraciones purificadoras profundas. Dígase que “ésta es mi hora para la meditación”. “Esta es una inversión que estoy haciendo en mi propio crecimiento espiritual”.

Ahora comience a relajar cada uno de los músculos en su cuerpo. Algunos eligen primero tensar brevemente el músculo y luego relajarlo conscientemente, de modo que la relajación sea más evidente. Comience con sus dedos de los pies. Piense que sus dedos de los pies están relajados y siéntalos relajarse. Luego, mude (su atención) a sus pies, sus piernas y así sucesivamente. Usted quiere permitir que cada uno de sus músculos se relaje. Cerciórese de incluir su pelvis, espalda, brazos, dedos y manos, después vaya a sus hombros, cuello, cara y quijada, incluso su frente y cejas. Al mismo tiempo, sienta que toda la tensión sale de su cuerpo.

Continúe respirando profundo, lento. Si usted eligió una palabra o una frase de meditación, comience a repetirla una y otra vez. Inspire, diga su palabra, espire, y repita. Usted no tiene que decir la palabra en voz alta, sino pronunciarla mentalmente.

Si algunos pensamientos lo asaltan mientras que usted está sentando(a), agradézcales y déjelos simplemente abandonar su mente. Mucha gente al principio experimentará una batahola de pensamientos, así que no se preocupe de cuán bien lo está haciendo.  Sólo deje que esos pensamientos se vayan, lo mejor que pueda. Retorne su mente a repetir la palabra o frase de meditación.

Continúe este proceso por el tiempo que  ha decidido invertir en sí mismo(a). Agregue algunos minutos cada día hasta que consiga invertir por lo menos veinte minutos o más en la contemplación silenciosa. Si teme caer dormido o meditar por un período más largo que el tiempo que se ha asignado, programe simplemente un cronómetro. De preferencia uno con sonido suave pero que le alerte.

Siéntese y relájese por varios minutos una vez que haya salido de su meditación. Tome su tiempo para retornar al foco.  Puede ser que usted quiera llevar un diario sobre su experiencia. Intente hacer esta simple meditación por lo menos una vez al día. Apenas pasados algunos días [de práctica] puede ser que empiece a notar un efecto positivo sobre sus tensiones diarias. Mucha gente encuentra que esta simple meditación funciona bien antes de comenzar su día, cuando están muy descansados, y antes de que hayan desayunado o se distraigan con el email o las noticias.

No hay manera correcta o incorrecta de meditar. Pruebe con varios métodos. Un gran libro llamado “la alegría de la meditación” por Jack y Cornelia Addington, le llevará a través de una variedad de técnicas para aprender a meditar. Usted puede también encontrar numerosos recursos en la Internet.

Recuerde disfrutar del viaje, una respiración por vez.