*** Entre los cada vez más numerosos intentos por desarrollar las bases para el surgimiento de un nuevo paradigma, la empresa de Rafael Rodríguez Delgado, que encuentra en esta obra una síntesis magistral, ocupa un lugar destacado en la literatura. El autor reflexiona sobre la paradoja existencial de la humanidad de nuestros tiempos: un desarrollo científico y tecnológico potencialmente próximo a catapultar a nuestra especie a un estadío superior (¿cósmico?), pero incapaz de solucionar la problemática humana que día a día nos desgarra y de la que la ignorancia, la pobreza, la violencia, el hambre, los desequilibrios ecológicos y la funesta apatía, son algunas de sus expresiones críticas.
*** No es que carezcamos de pensadores profundos ni de políticos competentes y sinceros para encaminar nuestro desarrollo por senderos más auspiciosos. No es que la especie humana se halle en franca degradación (como no se cansan de invocar algunos pesimistas), ni que la razón y otras potencialidades humanas se muestren ineficaces para responder a los signos de los tiempos. El problema radica más bien en la parcialidad de nuestros enfoques que no pueden, ni en pensamiento ni en acción, aprehender el todo como una red de relaciones. Frente a esta realidad, edificar instituciones, construir modelos, diseñar y conducir proyectos con base en el Pensamiento de Sistemas es la propuesta y la apuesta del autor, quien la desarrolla en cinco capítulos.
*** Los capítulos uno y dos, "Las nuevas perspectivas" y "Un nuevo enfoque: la sistémica", respectivamente, constituyen el núcleo conceptual de la obra. En el primero, el autor se pregunta cuál es la sustancia básica del universo, de la que están constituidas todas las entidades existentes, cualesquiera que sea su estatus ontológico. La cuestión no es muy diferente a la que se plantearan los primeros presocráticos; pero, lejos de ofrecer respuestas ingenuas y especulativas, y con el ganancial del conocimiento acumulado desde entonces, Rodríguez pasa revista a los últimos datos y enfoques de la física, la cosmología, la biología, la psicología, la linguística y las ciencias sociales, para abstraer no un "apeiron" al mejor estilo de Anaximandro de Mileto, sino un "matergón", metacategoría que integra las de materia y energía, información y comunicación, orden y caos. De este modo, "el Universo está constituido por materia - energía, unida entre sí y con el exterior por redes organizadas de comunicación - información, que se organiza en espacio - tiempo en forma de sistemas" - concluye el autor (p. 46).
*** Pero, el Pensamiento de Sistemas, ¿no es un dogma más del siglo XX: un discurso cerrado e ideológico con pretensiones absolutistas?; ¿por qué hemos de confiar en él?, ¿qué seguridades u oportunidades de progreso teórico y práctico nos ofrece? - El capítulo dos es intrínsecamente sensible a este interrogatorio. La sistémica - para el autor - trátase más bien de "un instrumento intelectual de carácter filosófico, científico y humanístico" cuyo "propósito principal es superar la concepción dicotómica del mecanicismo y convertirse en un flexible esquema conceptual para el siglo XXI, aplicable a la generalidad de las ciencias y de las tecnologías"(p.53). Que no se trata de una ideología más nos lo atestiguan su carácter abierto y antidogmático, perspectivista, integrador, crítico y liberal; que no es un sesgo absolutista nos lo soporta su vocación por el estudio de la totalidad (holismo) y de las partes (aspectos analíticos) sin perjuicio de la autonomía e interdependencia de tales perspectivas. En otra parte, Rodríguez expone, a partir de contribuciones de múltiple origen, un aparato conceptual y heurístico que, partiendo de la categoría sistema, incluye las de totalidad y partes, isomorfismo, sinergia y antiergia, equifinalidad y disfinalidad, multicausalidad, interacción e interdependencia, pervasividad y borrosidad, entre otras, todas ellas con importantes aplicaciones metodológicas en diversos campos.
*** Cabe destacar que en la obra, el Pensamiento de Sistemas (o Sistémica) es modulado como Teoría de Sistemas, Teoría General de Sistemas, Filosofía de Sistemas, Ciencia de Sistemas y Metodología de Sistemas, por una parte, y aspectualizado, en su dimensión metodológica, como Estática de Sistemas, Dinámica de Sistemas y Dialéctica de Sistemas. Además, se hace un vis a vis con la Cibernética, que a un tiempo llegó a coincidir y competir con la Teoría General de Sistemas, y que en la actualidad tiende a subordinársele, aunque - reconoce el autor - sus situaciones relativas distan de estar claras. Puede que el lector se sienta sofocado ante tantas distinciones, pero conforme avance en el marco, no sólo conseguirá captar la totalidad y las partes, sino que habrá asimilado una poderosa herramienta metodológica, flexible y multifuncional, que retribuirá sus esfuerzos por pensar en clave de "sistemas" con el progreso teórico y/o práctico en el dominio en que se desenvuelva.
*** Los capítulos que restan tienen un propósito aplicativo del enfoque e instrumental sistémicos. El capítulo tres, tiende un puente entre los cerebro-mente individuales y los cerebro-mente colectivos, destacando la borrosidad entre los sistemas conceptuales, ideas y valores, en su interrelación íntima. Para el autor, ha llegado el tiempo en que los actores individuales, sean personas, instituciones u organizaciones abocadas al procesamiento de la información y la resolución de problemas, sin renunciar a lo que por derecho les corresponde, cedan la posta a -y se posicionen en- el enfoque de los grandes cerebros humano - artificiales colectivos, capaces de mayores horizontes, coordinación y acción sinérgicas. En esta transición , el pensamiento y la metodología de sistemas junto a los adelantos tecnológicos de nuestra era, tienen mucho que ofrecer; pero la ascensión debe ser gradual, realista, pues implica todo una transformación en la sociedad, en las mentes de los individuos, en sus "Sistemas conceptuales, ideas y valores", que es la terna que da nombre a este capítulo. ¿Cómo llegamos a conocer?, ¿cuál es la anatomía de los conceptos e ideas?, ¿cómo se interrelacionan entre sí conceptos, ideas y valores?, ¿por qué surgen los conflictos a escala individual, interpersonal, intergrupal, internacional?, ¿puede la teoría de sistemas dar cuenta y facilitar la solución de los conflictos gnoseo-axiológicos?, ¿a través de qué vehículos? - son algunas de las preguntas directrices. El tratamiento se lleva a cabo, como ya nos es familiar, a diversos niveles, escalas y perspectivas, destacando las particularidades y emergencias propias de cada una.
*** En el capítulo cuatro, "Las sociedades humanas ante el siglo XXI", se conciben a éstas como "sistemas" al mismo tiempo naturales y culturales, hecho que abre a la sociología la pauta heurística de buscar modelos en el mundo animal, en el cerebro - mente y en los grupos y organizaciones, pasa asegurar una comprensión más profunda de la emergencia "social". Dado que las sociedades son, como todos los demás sistemas, "complejos de materia - energía enlazados por nexos de comunicación - información, organizados de diversas maneras en espacio - tiempo" (p. 180), el autor opone las redes de comunicación a las rígidas estructuras jerárquicas; los sistemas abiertos a los sistemas cerrados; pasando revista a los sistemas socio-económicos capitalistas y comunistas, las experiencias de autogestión en Yugoslavia, España, America Latina, y las razones de sus crisis en tanto se alejaran del ideal sistémico abierto y flexible. Un punto recurrente de este capítulo es la idea de conflicto social, asociado con las posiciones, roles, valores e intereses de unos individuos y grupos en relación con otros. La visión de Rodríguez es parsimoniosa: reconoce la complejidad y dificultad de estas relaciones, pero confía en que la percepción global y analítica, el ejercicio de la inteligencia (que rebasa a la razón) y el aprendizaje de los nuevos instrumentos intelectuales (sistémicos) habrán de conducir a soluciones plausibles. Finalmente, y haciendo justicia al título que encabeza esta sección, se exponen los derroteros por los que las sociedades se encaminan, según visionan los estudiosos: Las sociedades postindustriales (Bell), la sociedad de la información (Naisbitt), la organización flexible (Toffler) proponen retos a nuestra creatividad colectiva, cuyo abordaje pasa por la modelación de sistemas, que es motivo del capítulo siguiente.
*** Y en efecto, en el capítulo cinco, "Modelos para el Siglo XXI", se analizan comparativamente algunas notas de los futuros modelos educativos, socioeconómicos y político - militares, en relación con los ya experimentados. Dos ideas centrales subyacen a este capítulo: la primera, que los modelos tradicionales, si bien relativamente útiles para su tiempo, en la actualidad están en crisis y requieren ser transformados o sustituidos gradual pero urgentemente; y segundo, que los diseños de dichos modelos están íntimamente interrelacionados y deben ser considerados simultáneamente (una postura impensable para la mentalidad tradicional, que hace de ellos compartimentos estancos). No podía faltar a estas alturas el tratamiento de las estructuras ideológicas, sus características sistémicas y contrasistémicas, los conflictos y la buena convivencia interideológicos, y la conversión ideológica. El autor encuentra concurrencias de fondo entre ideologías enconadas que pueden servir de base para su conciliación, e invoca a los altos valores de tolerancia y comprensión en los casos de discrepancias insalvables. Finalmente, pasa revista a los distintos arquetipos y contratipos que las sociedades han construido en el curso de la historia según la fuerza predominante, tipos que -evalúa- son expresiones parciales de la totipotencialidad humana; y concluye proponiendo un nuevo tipo-ideal: el ser humano planetario.
*** Una consiseración final acerca de la estructura y del título de la obra: "Del Universo al Ser Humano" está lejos de sugerir una trayectoria lineal, en el tratamiento y en el seguimiento de los temas que aborda. El autor no puede escapar a la exigencia de la linealidad del discurso verbal, pero la contrarresta al sugerir lo que podríamos denominar una "estructura de hipertexto": puede el lector seguir a gusto cualquier recorrido, proactivo o retroactivo; puede abordar los contenidos en serie o en vistas paralelas; todos los puntos aparecen interrelacionados ya que se trata más de una compleja asociación de neuronas que de una rígida organización jerárquica. En el fondo es, más bien, el llamado de un visionario a esta doliente humanidad para emprender el "camino de retorno". Porque con el "camino de ida" nos hemos distanciado astronómicamente de los asuntos humanos, hemos enrarecido e intoxicado nuestra atmósfera natural y sociocultural con los problemas que citábamos al inicio. ¿La salida?: sea la consecución de una conciencia Planetaria y su utilización para el re-descubrimiento y la emancipación de ese otro universo que no somos ni más ni menos que nosotros mismos... Y a esto nos conduce la Sistémica.
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Reseñado por: Eduardo Mendoza M.
Urania Scenia & Itipcap, 2006. |