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REVISIÓN DE LIBROS FILOSOFÍA DE LOS SUEÑOS
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Este libro remonta sus orígenes a fines de la década del 50 del siglo pasado (1958). Su marco de referencia científico es el Psicoanálisis (freudiano y posterior), con el que mantiene alguna controversia. No incorpora información electrofisiológica a su repertorio discursivo, más bien, acude a las Escrituras de la India para dar cuenta de algunas propiedades fenoménicas de los sueños (y otros estados de conciencia) así como de sus razones metafísicas. Con todo, la noción de sueño se maneja en dos sentidos: restringido y amplio, como se verá más adelante. Los estados de conciencia con los que estamos familiarizados en el curso de nuestras vidas terrenales son: 1.- la Vigilia (Jagrat), 2.- el Sueño de Ensueños (Svapna) y 3.- el Dormir o Sueño Profundo (Sushupti). El primero es el eje de nuestras existencias, el único al que prestamos atención y conferimos "realidad". Del segundo solemos tener recuerdos anecdóticos, unas veces vagos, otras veces vívidos, y a los que según nuestro temperamento o patrones culturales dejamos hundir en el olvido o en las creencias oraculares más pintorescas. Del tercero poco podemos afirmar en tanto para todo efecto equivale a un "dejar-de-existir-temporal" en él. Existe un cuarto estado - Turiya - no corriente como los otros, y que constituye la auténtica realidad. El propósito que anima esta obra del fundador de la Sociedad de la Vida Divina es convencernos de que sólo el último de los nombrados merece el epíteto de "real", que los otros tres son relativos, que tienen vigencia absoluta en sí mismos pero relativa (se disuelven o desvanecen) cuando la conciencia es capturada por el modo de ser propio del dominio de los otros. Tamaña tesis puede ser desafiada - dentro del cálculo del autor - por la invocación del estado de vigilia y la sólida imagen objetiva o intersubjetiva, fenoménica, que éste nos ofrece del mundo. Sivananda dirige su argumentación a probar que no obstante el comportamiento de la mente en cada estado tiene sus leyes y características propias (p. ej. la disociación S-O en la vigilia y su unicidad en el sueño), la diferencia de "insight" que debemos aprehender para salir de la "ilusión" entre ambos, el estado de vigilia y el estado de ensueños, es que este último es un sueño corto mientras que el anterior es un sueño largo. Paralelamente, el turiya será al sueño profundo lo que la superconciencia es a la ausencia total de conciencia: una contraposición diametral. Sobre los tres primeros estados de conciencia, el autor invoca responsabilidad causal a los gunas: En la vigilia predomina tattva; en el ensueño, rajas. [Si seguimos con la lógica del autor diremos que en el dormir profundo predomina Tamas y en el Turiya se han trascendido los gunas - N. del R.] Según Sivananda, un Jnani que ha alcanzado conocimiento del Ser no tendrá sueños (pp. 40). Otro tema de interés filosófico tiene que ver con el Yo de los estados de conciencia; existiendo diversas respuestas según los marcos de referencia desde los que se enfoque, y cada uno reclama para sí la verdad. Para Sivananda, el Yo que experimenta el dormir profundo, los sueños y la vigilia es el Ahamkara o Ego, un Yo falso o relativo, pues el Yo real, cuya posición constitucional es el Turiya, está por encima de tales estados. [Ver más] Sobre el origen de los sueños, desde la óptica médica (profesión secular del autor - N. del R.) de la época, Sivananda cita que éstos son debidos a algunos disturbios orgánicos que tienen lugar en alguna parte del cuerpo, pero particularmente en el estómago. Desde el psicoanálisis, reporta su origen en los deseos reprimidos, tesis que considera insuficiente. En el marco psicológico yóguico, nos dice que los sueños débense a impresiones mentales (vasanas) de ésta o previas vidas, que se reciben en el estado de vigilia. En el marco de la fisiología oculta, sostiene que soñamos cuando la mente entra en el Hita Nadi, que procede del corazón y rodea la gran membrana. De este nervio dirá que es tan delgado como un cabello dividido en mil partes y que tiene los colores blanco , negro, amarillo y rojo. También hace mención de la participación del karma en el contexto onírico, aunque a este revisor no le queda claro si dicho "karma" es generador de sueños o mero actante a través de los sueños (o ambos). La obra hace referencia a los sueños comunes y corrientes y de pasada refiere a los sueños lúcidos como posibilidad a cultivar. A los sueños se les concede potencial profético, esclarecimiento y logro intelectual, sabiduría y sostenimiento existencial. También queda abierta la posibilidad de iluminación espiritual a través de ellos. Para Sivananda, a pesar de que los sueños son menos reales que - y dependientes de - la vigilia, su estudio constituye una importante fuente de conocimiento de sí. Al final de este tratado, el autor ofrece una guía de imágenes o símbolos oníricos y sus significados, directamente, sin entrar en mayores consideraciones epistemológicas en relación con la universalidad vs. el relativismo cultural y personal de éstos. Es oportuno, a manera de cierre, dejar constancia de la ventaja cognitiva que concede el autor a los vedantistas frente a los teóricos occidentales, pues éstos extraen sus conclusiones únicamente del estado de vigilia, mientras los primeros, de la profunda consideración de los tres estados, y eventualmente, queda implícito, de lo que la tradición enseña del turiya y de lo que sus estudiosos puedan cosechar de la experiencia de los iluminados, cuando no de sus propias realizaciones en él. Reseñado por: Eduardo Mendoza M. Nota: Para esta reseña se ha empleado el texto: Sivananda, S.(web ed. 2001): "Philosophy of Dreams". Publicación de la Divine Life Society, India. Puede encontrar una copia del texto en Inglés en: http://www.SivanandaDlshq.org |
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