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Croiset el Clarividente

LOS OJOS DEL MILAGRO
CROISET EL CLARIVIDENTE
(En seguimiento de J. H. Pollack)


¶ S.Eduardo Mendoza M

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[Caso de Muestra C3]
[Escépticos-&-Críticos]

Capítulo III
LA NIÑA DE LA MONEDA PERDIDA/ROBADA
COMO INDICADOR
[Caso de Muestra]

Otro ejemplo de como una experiencia de la infancia afectó sus imágenes de adulto es el siguiente hecho autobiográfico que Croiset refirió al profesor Tenhaeff en 1947:

"Cuando tenía diez años, vivía en la ciudad de Middelburg (capital de la provincia isleña de Zeeland, de donde es oriunda la familia Roosvelt). Un día necesitaba desesperadamente algo de dinero, pues quería ir al cine a ver a Pola Negri. Me encontré con una compañera de colegio cuya madre la había enviado a hacer algunas compras y que estaba contando el dinero. Oscurecía. Súbitamente la niña cayó al suelo. El bolso cayó también y el dinero se desparramó por la calle. Una monedita de plata llegó rodando hasta mí. Puse el pie sobre ella mientras pretendía que la ayudaba a buscarla. Cuando estuvo a cierta distancia de mí, recogí la moneda sin que la niña lo advirtiera y me la metí en el bolsillo. Pero al día siguiente, cuando fui al cine me detuve en la entrada. No podía transponer la puerta. Volví a casa y guardé la moneda en el bolsillo por dos días. Sentí que ella me quemaba. Al día siguiente, en la escuela, se la devolví a la niña. Lo hice pretendiendo que acababa de encontrarla en el lugar donde ella la había perdido.

"Años después se me pidió que ayudara a un hombre enfermo al que un médico trataba con escaso éxito. Había perdido el apetito, enflaquecido, no podía dormir y presentaba otros síntomas que preocupaban a su familia. Cuando entré en la alcoba, súbitamente vi sobre su cabeza la imagen de aquella misma niña de Middelburg. Cuando su familia hubo abandonado la habitación, le pregunté con voz severa: '¿A quién le robó dinero?' El hombre fue presa de pavor. Se retorció en la cama y el rostro se le inundó de sudor frío. Pensó que yo era un policía. Cuando le aseguré que no lo era, que sólo procuraba ayudarlo, admitió haber robado dinero. Se lo había dado a una ex amiga suya que lo extorsionaba. Ésta había amenazado con poner a su mujer al corriente del enredo amoroso. Agregó otras cosas, pero lo que él no me dijo, yo se lo dije. Comencé a ver toda suerte de cosas de su pasado. Le ordené que se levantara, se vistiera y que fuese conmigo a visitar al hombre a quien le había robado dinero, que lo admitiera, para ir luego a casa de la muchacha que lo extorsionaba. Ésta prometió dejar de hacerlo. Me dirigí entonces al consultorio del médico que lo trataba, el doctor van O., de Enschede, y le dije que tenía buenos motivos para creer que su enfermedad tenía una causa psíquica. El médico indicó al paciente que viera a un psiquiatra, el que luego lo curó por completo".

Fuente: Pollack, J.H.(1967):
"Los Ojos del Milagro. Croiset el Clarividente"
Editorial Sudamericana

P. 76.


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