Capítulo VIII
EL DILEMA DE UN EDUCADOR
[Caso de Muestra]
El señor J. G. van Busschbach es inspector de escuelas elementales en Amsterdam, capital de Holanda. Con la cooperación del profesor Tenhaeff, este alto funcionario escolar estudió en 1951 la capacidad telepática de niños que concurrían en Amsterdam y en Utrecht a la escuela elemental. Sus reveladores experimentos, que algunos años después avanzaron con paso de gigante por obra de la señorita Nicky Louwerens, que hizo un épico estudio en el Instituto de Parapsicología de 1188 escolares de Utrecht (capítulo XIII), demostraron una clara relación telepática entre muchos alumnos y sus maestros.
Por ejemplo, durante una lección de geografía en una escuela elemental holandesa, un maestro señalaba con el puntero ciudades de un mapa en blanco de España y Portugal. "En cierto momento quise tocar Oporto, Portugal, ciudad en que pensaba", recuerda el maestro, "pero mi puntero cayó accidentalmente sobre Barcelona, España. Me quedé estupefacto al ver que muchos alumnos escribieron Oporto".
En 1958, a pedido del doctor J. B. Rhine, de la Universidad de Duke, el señor van Busschbach repitió este tipo de experimento con alumnos de la escuela primaria y del ciclo básico de la secundaria y sus maestros en Durham y Burlington, Carolina del Norte, con resultados similares.
El propio señor van Busschbach tuvo una experiencia telepática con Gérard Croiset, en Holanda, en abril de 1955. Al educador de Amsterdam lo preocupaba la desaparición de seiscientas planillas de investigación. Habían sido enviadas a un instituto de indagación científica aplicada de La Haya, donde serían objeto de análisis matemático. El señor van Busschbach había escrito muchas cartas pidiendo su devolución, pero uno de los funcionarios de ese instituto, el señor M., insistía en que ya habían sido devueltas, que ya se había realizado la minuciosa busca en el instituto y que era del todo imposible que esos documentos estuvieran aún en él. Un tanto fastidiado, el señor M. dijo que "recordaba" distintamente que los documentos de la escuela que el señor van Busschbach había "perdido" le habían sido entregados unos meses antes.
Como esos documentos le eran de suma utilidad, y como no había llegado a resultado alguno en su correspondencia con el señor M. durante seis meses, el 13 de octubre el señor van Busschbach telefoneó a Gérard Croiset, a quien conocía. En esta llamada desde su casa de Haarlem, el preocupado educador dijo al paragnóstico que había enviado las planillas al Instituto de La Haya pero que éstas habían desaparecido misteriosamente.
Sin vacilar, Croiset contestó que los documentos estaban en una habitación donde había dos altos armarios. "Las planillas perdidas están en uno de ellos, el de la derecha", dijo enfáticamente el sensitivo. "Veo una silla de oficina, un sillón giratorio de tres patas y un escritorio cubierto con un paño verde".
Al día siguiente van Busschbach fue al instituto de La Haya con ese dato. Cuando entró en la oficina del señor M., que nunca había visitado antes, le llamó inmediatamente la atención la semejanza que guardaba con la habitación que Croiset le había descrito el día anterior. Al punto vio la silla de tres patas y el escritorio cubierto por un paño verde. El señor van Busschbach le comunicó al señor M. lo que Croisset había dicho y le pidió que abriera el armario de la derecha.
Al principio el señor M. manifestó que era absurdo pensar que las planillas perdidas estuvieran en su armario. Sin embargo, consintió en echar un vistazo, si bien dudando aún de las imágenes del paragnóstico.
Para tremenda estupefacción suya, allí estaban los documentos perdidos, impropiamente archivados en el estante superior del armario de la derecha, exactamente como había predicho Croiset.
Al explicar este tipo de telepatía, el doctor Tenhaeff expresó: "En la mayor parte de estos casos, los que pierden objetos los han colocado en ciertos lugares, pero piensan en otras cosas cuando lo hacen. Han olvidado sus actos. La indagación parapsicológica muestra que, bajo ciertas condiciones, este conocimiento latente puede transmitirse telepáticamente a un paragnóstico".
Fuente: Pollack, J.H.(1967):
"Los Ojos del Milagro. Croiset el Clarividente"
Editorial Sudamericana
Pp. 206-7. |