Horizontes Perdidos
una novela
de James Hilton
Code:17A55/Shambhala/Hilton/LostHorizon/EMM.SceniaReview
"...la Edad Oscura que surgirá ahora cubrirá con sus tinieblas toda la Tierra; no habrá ni escape ni santuario, salvo aquellos demasiado secretos para ser hollados, o demasiado humildes para ser advertidos. Y Shangri-La puede tener la esperanza de ser ambas cosas a la vez..."
.
Gran Lama
"Muchas religiones son moderadamente verdaderas".
Chang
"Todo el juego se ha hecho pedazos".
Barnard
VII.- DESARROLLO DE LOS ACONTECIMIENTOS CAP. X CAP.
Prólogo.-
*** Un hombre excepcional → un destino caprichoso → un misterio que se exhibe y oculta encodificado entre los dos miembros de cierta ecuación peculiar → un dúo empático abocado a despejar la variable X contra y a pesar del oscurantismo de unos y la apatía de otros → un designio ulterior vestido de azar que dirige los pasos de un soñador y de quienes tras él habrán de andar sus pasos.
*** El narrador (N.), personaje anónimo, nos participa en primera persona los acontecimientos públicos, reservados y privados que le introducen al conocimiento de esta excepcional historia. Lo hará en dos momentos.
Primer Momento:
Reencuentro de antiguos compañeros de escuela —ahora hombres de mundo— en una ciudad extranjera (Tempelhof, Alemania), con el motivo de un banquete ofrecido por el secretario de la embajada inglesa (Wyland).
La circunstancia invita a reflexionar sobre los rasgos distintivos que el artista de la vida ha pronunciado o modificado en y entre ellos,
con la angustia silente compartida en la re-busca de los factores comunes y de cara a la plausibilidad y la oportunidad de proseguir o discontinuar una amistad.
Durante la conversación, que ahora se extiende con la llegada de un carismático aviador (Sanders), sale a colación un insólito secuestro de avión que termina con la desaparición de sus cuatro ocupantes, siendo uno de ellos —Conway el Glorioso— compañero de los comensales, para quien el novelista Rutherford no escatima elogios.
Sin embargo esta revelación no es de gusto del anfitrión, con el consiguiente desaire del ya avergonzado piloto, al implicar temas de seguridad y orgullo nacional; por lo que la velada terminará abruptamente para continuar entre dos de los asistentes en un espacio reservado.
Segundo Momento:
Ya en privado, Rutherford confía a N. el pre-conocimiento que tenía del 'asunto Conway', al haberlo asistido enfermo y amnésico en un hospital chino hasta su recuperación.
Le pone al tanto, otrosí, sobre cierta performance musical extraordinaria del recuperado a la vida, que provocaría la admiración e intriga del renombrado pianista Sieveking en un vapor enrumbado a los EEUU.
La caja de sorpresas se desfonda al recuperar Conway la memoria y revelarle al amigo la historia más extraordinaria —que éste registra mecanográficamente— para luego desaparecer con rumbo desconocido.
Rutherford extiende dichas notas a N. con el encargo de comunicarle sus impresiones en un futuro encuentro. De su lectura nos enteramos lo siguiente: ▲
Capítulo 01
*** Afganistán, mayo de 1931. En circunstancias de una asonada política en la ciudad de Baskul, las autoridades inglesas proceden a la evacuación de sus súbditos a Peshawar. Ésta es llevada a cabo normalmente en aviones militares; pero en el caso particular que nos ocupa, una mujer y tres hombres serán transportados en el avión particular del Maharajá de Chandrapore. Ellos son: Roberta Brinklow (misionera), Henry D. Barnard (ciudadano norteamericano, hombre de negocios), Hugh Conway (Cónsul de S.M.) y el Cap. Charles Mallison (Vicecónsul de S.M).
*** Pasado un tiempo, la identidad no habida y el comportamiento reservado del piloto, la orientación de la aeronave, su altitud, y el espectáculo visual, despiertan en Mallison las sospechas de que algo no anda bien, preocupación que comparte con su superior, sin recibir de éste la importancia esperada.
*** Sin embargo, tras el inusitado aterrizaje para el abastecimiento de petróleo con la cooperación de una horda de indígenas de neutra voluntad hacia los ocupantes, éstos no tardan en evidenciar que han sido víctimas de un secuestro en cuya ejecución se orquestan una preclara inteligencia y hábiles manos que, habiendo suplantando al piloto designado (Fenner), los transporta con destino y propósito desconocido.
*** Todo ello habla mucho de la planificación, sangre fría, pericia —o alternativamente— la insanía mental del ilegal piloto.
*** Los pasajeros y pasajera enfrentados a esta novísima circunstancia, reaccionan cada quien de acuerdo con sus disposiciones temperamentales y su experticia vital, exhibiendo comportamientos que van desde la incertidumbre, la acción irreflexiva, hasta la desesperación, pasando por la tranquilidad y sensatez activas de Conway, quien es reconocido por todos como el líder natural.
*** El capítulo es una excelente muestra del estudio diferencial de las personalidades, la psicología criminal y la gestión grupal de microcrisis. ▲
Capítulo 02
***Continúan los planteamientos y las discusiones en torno al probable paradero y destino (India, Tíbet), sobre la tipificación de la hazaña del piloto (secuestro o acto arrojadizo), su estatuto mental (genio o loco); los futuros planes de acción de ambas partes de la población del avión (victimario, secuestrados), hasta cuestiones teológicas (creencias cristianas vs. tibetanas) de cara al plausible destino. Conway prefiere la reserva ante la falta de bases sólidas para arguir y para evitar disgustos mayores; mientras tanto, las nieves eternas y los vientos imprimen su soberanía en el ánimo de los viajeros.
*** Durante el reposo de los cuatro, se suscita un aterrizaje forzoso y violento, que compromete la conciencia del piloto y lo conduce insidiosamente a la muerte; no sin antes pasar su cuerpo por la exploración y cuidados de los atribulados circunstantes, y su mente, por el fino interrogatorio de Conway, asistido por su conocimiento de varias lenguas orientales, con el resultado de evidenciar el primero de estos procedimientos su incierto origen chino-tibetano, y el otro, su ansiedad inocultable por el Tíbet. Antes de partir a mejor vida, el secuestrador les participará las primeras noticias de Shangri-La y recomendará buscar la ayuda de los lamas de la región.
***Enfrentados por una discusión inconducente, Conway hace comprender a sus compañeros de aventura la gravedad de su situación común y les incita a buscar la lamasería. En el curso de esta concientización son testigos del providencial descenso de una caravana humana. ▲
Capítulo 03
*** En medio de la incertidumbre se produce el contacto inicial de dos grupos humanos con esquemas axiológicos diametralmente opuestos, dimensionalmente desequilibrados entre sí.
*** El autor traza magistralmente la evolución de este primer contacto, destacando los factores, actores y demandas potenciales y efectivos del desencuentro, así como la actividad tendiente a su reducción y progresiva transformación, que será gestionada entre ambos grupos por sus representantes, hombres de mayor desarrollo personal y experiencia en comunicación intercultural. El discurso distingue tres momentos importantes que son:
1.- El contacto inicial:
a.- Entre los representantes: Conway, a nombre de los 'abandonados-a-su-suerte', y el chino Chang, por el Monasterio de Shangri-La, participan del ritual de la presentación evidenciando un mutuo conocimiento de la cultura del otro. La interacción es facilitada por el buen manejo del Inglés por parte del lama.
b.- Del lama con los rescatables.- Éstos les son presentados a Chang, quien tras practicar un reconocimiento sumario respira, con el pesar de Conway, la impertinente y desatinada actuación de los acompañantes del Cónsul, motivada quizás por desconocimiento de la cultura oriental, tal vez por la reciente tensión vivida. Así las cosas, se muestra comprensivo y además de ofrecerles hospitalidad y servirles de guía, les abastece de alimentos para superar el primer estadío de la crisis.
Aquí se destaca la distancia entre Conway y compañía de cara a la lectura de la situación, las formalidades rituales y delicadas maneras de los orientales. Esta primera impresión se mantendrá a lo largo de toda la historia.
2.- Traslado a Shangri La.
Transporte por camino difícil, fatigoso, con ascensos y descensos que exigen la adaptación del organismo, particularmente del sistema respiratorio con efectos sobre el ánimo y la mente.
Contrasta la actitud filosófica de Conway vs. el existencialismo de Mallison en su vivencia de los acontecimientos presentes, la evaluación del pasado inmediato y la anticipación de los eventos próximos.
3.- La indución de la Hospitalidad.-
Los rescatados acceden al Monasterio del Shangri-La, que invita desde el principio a una apreciación de su unidad con la naturaleza y el Espíritu, cosa para la cual, con excepción de Conway, exhiben un crónico analfabetismo. Se les otorga las facilidades para la satisfacción de sus necesidades en una síntesis privilegiada de la tradición oriental y la tecnología occidental. ▲
Evoca las deficiencias del grupo (con ecos que nos tocan...) en materia de cultura de la 'recepción' y del 'agradecimiento'.
Capítulo 04
*** Pese a sus aires reposados y venerables, Chang no las lleva todas fáciles consigo en el intercambio con sus huéspedes de ocasión. Tiene que soportar el interrogatorio a presión de la srta. Brinklow —pletórica en despotismo—, las demandas del irritable e irrespetuoso Mallison, así como los intentos esclarecedores y concretizadores del contemporizador Conway — ejemplar viviente de la sensatez.
*** Bajo estas demandas, aunque sin apartarse de su encuadre, y con la típica reserva oriental, ofrece:
1.- Una introducción sumaria de la Comunidad, sus residentes, sus creencias, actividades y gobierno, destacando una axiología de la moderación:
-Si he de hacer un resumen de todas nuestras prácticas, me atrevo a asegurar que nuestra principal virtud es la moderación. Inculcamos a todos nuestros seguidores la necesidad de evitar el exceso en todo, la gran virtud de huir, si se me permite la paradoja, del exceso de virtud mismo. En el valle que ha visto y en el cual viven varios miles de habitantes, bajo el gobierno directo de nuestra orden, hemos tenido ocasión de apreciar la felicidad que proporciona la fiel observancia de nuestros principios. Gobernamos a nuestros fieles con moderada rectitud y nos contentamos, en cambio, con una obediencia moderada. Puedo añadir que nuestro pueblo es moderadamente sobrio, moderadamente casto y moderadamente honrado
2.- Una respuesta sobre la posibilidad y oportunidad de salida de Shangri-La con la guía de porteadores.
-Creo que estarán aquí dentro de un mes o dos todo lo más. Probablemente no más de dos meses.
3.- Las seguridades de la hospitalidad del Monasterio por todo el tiempo (indefinido) que dure la presencia de los cuatro.
Chang se recogió las faldas del quimono de seda en un gesto que revelaba elocuentemente que daba por terminada la entrevista y se retiraba.
-Lo lamento -dijo-. No quería haberles ofendido. El monasterio les ofrece incondicionalmente su hospitalidad por todo el tiempo que tengan la desgracia de permanecer entre nosotros. No puedo decir más.
Como fruto de estos intercambios, no precisamente relajados, Conway deduce que la presencia de su colectivo, antes que accidental ha sido esperada. ▲
Capítulo 05
*** Donde ya conocedores de las expectativas 'reales' de su permanencia y salida de Shangri-La —y con diversos grados de asimilación a la idea—, los flamantes huéspedes participan con la guía de Chang en una excursión por los ambientes públicos —internos y externos— del monasterio, apreciando y proyectando cada quien, en éstos y su anfitrión, su peculiar estructura psicológica: Barnard, fíjase en la riqueza y la eficiencia; la Srta. Brinklow, en el paganismo; Mallison, saborea el aburrimiento y Conway, la fascinación por la cultura y la espiritualidad.
*** El capítulo nos ofrece una colorida panorámica de la riqueza artística, literaria, histórica y espiritual de este retiro a través de uno tras otro entre sus ambientes que les estarán disponibles según su necesidad. Ellos son: corredores, patios, jardines, estanques, biblioteca, sala de música y similares. El recorrido alcanzará el súmmum con la introducción de Le Tsen, el único personaje femenino del monasterio —como Chang, aspirante a Lama —, que tendrá gran repercusión hacia el desenlace de esta historia.
*** Finalizada la jornada y al abrigo de la soledad, llegan a conocimiento de Conway preocupantes indicios de la no-casualidad del secuestro y su conexión tibetana, datos que el Cónsul prefiere mantener en reserva expectante, y cuya misma formulación hipotético-deductiva lucha internamente por dilatar. ▲
Capítulo 06
*** Luego de una excursión por el Valle de la Luna Azul —indubitable fuente de riquezas del monasterio— que les brindará la oportunidad de aclimatarse a esa región e interactuar con los porteadores locales y los habitantes del valle para así ampliar sus miras (o reforzar sus prejuicios), cada uno se dedicará a implementar sus proyectos de estadía:
- La srta. Brinklow empezará a estudiar el lenguaje tibetano con un erudito tratado y la asistencia de Chang y, ocasionalmente, Conway, con miras a la evangelización de los 'infieles'.
Barnard diseñará la extracción de riquezas y sus nuevos proyectos empresariales a expensas de Shangri-La.
Conway, visitante asiduo de la Biblioteca y la sala de música, se sumergirá en la apreciación, profundizará la reflexión y realizará la fascinación (el asombro filosófico) como estados existenciales de la conciencia. Objetos privilegiados de sus monólogos y diálogos meditados serán, entre otros, la inteligencia del diseño que concilia lo natural con la factura humana, la cultura excepcional de los lamas, los profundos valores asimilados por esa sociedad, su sentido del tiempo, la sabiduría de su sistema político y, finalmente, pero no menos importante, el misterio que emana de Le-Tsen.
Sólo Mallison, sumido en el aburrimiento seguirá urdiendo pasiones sensuales, resentimientos e intrigas.
*** En este escenario sale a la luz la verdadera identidad del americano —Chalmers Bryant— un estafador de talla internacional buscado por la policía de doce países, quien después de todo ha sido el más beneficiado con todo lo ocurido. El descubrimiento, una vez más, es anunciado por Mallison, el mismo que no puede manejar la tensión microsocial resultante, requiriendo del buen tacto de Conway, el espíritu estoico de la srta. Brinklow y el humor liberal —"dejar hacer, dejar pasar"(1)— del mismísimo Barnard.
*** El capítulo se enriquece con los términos de la autojustificación de Barnard — homologación de sus asuntos financieros con la situación de Baskul y secuela— digna de la mejor aplicación de la Teoría del Caos a las eclosiones humanas y crisis sociales, superando con creces la lectura en blanco y negro del insufrible Mallison, lo que le gana las simpatías del Cónsul de S.M.
*** Al término de la sección, asistimos a la invitación del Gran Lama a un sorprendido Conway —honor desacostumbrado en Shangri-La por su prontitud—, que porta un exaltado Chang, a efectos de sostener una entrevista personal.
*** Con la presta disposición del inglés, la dilucidación de un gran misterio está por comenzar... ▲
Capítulo 07
***Conway es transportado por Chang hacia los aposentos del Gran Lama —un recorrido durante el cual se las arreglará para ocultar, con el disfraz de la impasibilidad, su expectación por las respuestas que encontrará. Su interés apunta, más allá del 'retorno a casa' o los 'proyectos de interludio' que obsesionan a los suyos, a la historia de Shangri-La, su cultura, la Persona de su Alto Dignatario y, muy especialmente, —dados los indicios que tiene y calla con prudencia — la razón trascendental y oscura, si alguna, que los ha introducido allá.
*** Ya solo, en el interior, en medio de la oscuridad y una sofocante temperatura, recibe las primeras impresiones del Venerable Anfitrión e intercambia con él gestos e información en un mosaico de cortesía oriental e inglesa.
*** Es instruído, así, entre tasas de té, en la historia de la penetración del Cristianismo Nestoriano en el Tibet desde tiempos medievales, las incursiones cristianas del siglo XVIII, la fundación de Shangri-La, la ascendencia cristiano-budista del monasterio, la vida, obra y 'milagros' de su forjador: el Padre capuchino Perrault, su aceptación popular, su desligamiento forzado de la oficialía católica, su incursión en las disciplinas yóguicas, su conquista de una longevidad sobrenatural, la tradición de la hospitalidad del Monasterio, la evolución de ésta en el tiempo, el advenimiento y la conversión del aventurero Henschell, la Era Henschell, su legado y partida final.
*** Premunido de estos datos, en el momento crítico realiza, para su sorpresa, la identidad del Gran Lama. ▲
Capítulo 08
*** Conway, que ha captado del Orador la condición impuesta por Shangri-La a sus forzados huéspedes, inquiere, con las buenas maneras de su repertorio, por la razón de la retención, de su particular retención como grupo humano y de la retención personal, específica. Obtiene del Gran Lama una respuesta plausible para cada uno de estos niveles de interrogación, involucrando, respectivamente:
a.- Los requerimientos del Monasterio y sus tiempos difíciles.
b.- La heroica gesta de Talú —el secuestrador— con respecto de la cual traza la línea que fija y deslinda la responsabilidad de Shangri-La. Y
c.- Los valores que tanto Chang como él mismo han percibido en su interlocutor y que lo diferencian de todos los reclutados hasta la fecha.
*** El Gran Lama, con aparente ánimo proselitista, sirve en bandeja todas las bendiciones que conlleva ser un ciudadano del Valle Azul; le instruye sobre los alcances de su tratamiento para la dilatación del tiempo y la consecución de la longevidad, así como la adaptación de las razas a las condiciones ambientales y culturales de Shangri-La, destacando la mejor performance de los europeos y americanos a este respecto.
*** El ciclo de la explicación se cierra cuando surge dialécticamente la cuestión del quíd, la razón de ser de todo. La respuesta del Superior no se hace esperar, amparándose en la Visión de futuro del Padre Perrault y la misión que les toca realizar a los ciudadanos del Shangri-La emponderados en la Sabiduría cuando todo se haya cumplido. La entrevista termina con la inesperada sumisión de Conway al Gran Lama en el momento culmen de su intensiva exteriorización. ▲
Capítulo 09
*** Al día siguiente de tan prolongada entrevista con la Superioridad, Conway es asaltado por sus expectantes compañeros, quienes le inquieren sobre los resultados de sus demandas, específicamente, la del retorno. Siente decepcionarles en cuanto a sus capacidades inquisitivas y negociadoras traducidas en no-logro, siente perder ante ellos representatividad; en tanto que internamente sufre una lucha intensa por adoptar una línea silenciosa de conducta y discurso que oculte a los suyos lo que por ahora 'sólo él sabe' y su inminente asimilación a la causa de Shangri-La.
*** Atormentado en sus escrúpulos por la prevaricación, la comunicación con Chang, empero, se hace a partir de allí más abierta (o, si se quiere, menos reservada) cubriendo temas como la rutina de los lamas, el proceso detención de la edad en las personas de Chang, Le Tsen y los otros, el rol esencial que juega la atmósfera de Shangri-La. Concurrentemente, la historia de la penqueña manchú le es revelada.
*** Conway es presentado discrecionalmente a varios de sus futuros colegas. Entre ellos conoce a Alfonso Brisac, un discípulo de Chopin de quien aprenderá sendas piezas no escritas del gran compositor. Estas últimas jugarán un rol importante en su desempeño ulterior.
*** Todas estas apercepciones de los cuajes del proceso en el perfil diferencial de los lamas 'jóvenes' y los lamas 'viejos' —en el sentido relativo de los calificativos al estándar del Shangri La— le permiten prever su futuro.
*** El capítulo desemboca en una segunda entrevista con el Lama, un acontecimiento que de por sí batiera todos los récords (normalmente, el tiempo que mediaba entre las dos entrevistas era en promedio de 5 años, produciéndose en esta ocasión a los escasos meses). Aquí se aborda las cuestiones de la adecuación de Conway a su rol, la adaptación progresiva de sus compañeros. El Superior deja filtar sutilmente un anuncio de su pronta retirada. ▲
Capítulo 10
*** Dos hombres que se descubren enamorados de Le-Tsen, con distinta configuración de sus sentimientos, con desproporcional competencia para el manejo de sus afectos, se topan cada cual con el alma que puede leer un corazón. Sin embargo, llegado su tiempo, Conway se da cuenta que ni siquiera Chang es infalible en materia de penetrar la psiquis del prójimo, menos la femenina, tanto cuanto más difícil.
*** Por otro lado, ¿efecto natural de la adaptación, de la atmósfera de Shangri-La o de los secretos métodos de los lamas de influir la decisión humana?— El hecho es que, de cara al supuesto arribo de los porteadores en los próximos días, el Cónsul recibe con agrado y sorpresa la decisión de Barnard y de la mismísima señorita Brinklow de postergar su partida, cada quien fundado en sus temperamentales proyectos que salen a la luz. Sólo Mallison permanece contumaz.
*** Ante ello, preocupado por el futuro de su compañero —a quien día tras día ha ido cogiendo más afecto—, por el devenir de su mutua relación, el líder de los refugiados sostiene una conversación con Chang, quien le esboza la ruta crítica de esa tozudez y los factores que la modularán hasta su resolución en Shangri-La. Las palabras del chino, no obstante, distan de tranquilizar a Conway; menos, las del Superior.
*** En este ir y venir conoce a algunos lamas más y aprecia sus ocupaciones.
*** El capítulo pronuncia la nota espiritual en las visitas frecuentes de Conway al Gran Lama, que a sus intelectos eruditos dan gusto y a sus almas, salutífero solaz; permitiéndole al primero confesarse, proyectar su visión de sí mismo y de la historia cuanto ratificarse en su identificación con la Cultura de Shangri-La; y a la Inteligencia Central del Monasterio, respirar la desusada madurez del Cónsul a más de ratificarle en su silente convicción sobre los planes que tiene previsto para él.
*** En este marco, la octava superior la pondrá el intercambio último, cuando el Gran Lama, en fluido ir y venir de sus estados de vigilia y trance:
- Le anuncia el inminente y próximo advenimiento de su respiración final.
- Le explicita la grava que Mallison le significará personalmente.
- Le revela su última voluntad, la propuesta más honorífica e impensable para un recién llegado.
- Le va narrando en clave escatológica su visión clarividente del futuro y lo que espera de él. Finalmente,
- Le otorga el divino privilegio de verle partir...
El flamante dueño de Shangri-La, quien no ha asimilado todavía su actual posición, se topa en sus propias correrías con las de un también excitado joven...▲
Capítulo 11
***La oportunidad le sonríe a Mallison para fugarse de Shangri-La en circunstancias del arribo no anunciado de los porteadores y la complicidad de la pequeña Le Tsen a su causa, alimentada por la pasión.
*** Así, revela su propósito a Conway y le urge acompañarlo, sin sospechar las profundidades a las que ha llegado la transformación axiológica del hombre que una vez - y aún ahora - provocara su admiración.
*** Éste, desplazando su dial entre las estaciones de dos mundos, entre dos momentos vitales temporalmente diferenciados, sin lograr todavía un anclaje definitivo dada la rapidez con que marchan las cosas, subestima al muchacho ... pero no tarda en darse cuenta que su interlocutor lo tiene todo arreglado con la ayuda de la pequeña manchú.
*** Entonces cree justificado ventilarle la historia de las historias que 'sólo él sabe', la misma que terminará siendo reducida a fabulesca historieta, y él mismo ridiculizado por la retórica escéptica del amigo. A resultas, no sin inmutarse, despide al muchacho deseándole los mejores éxitos en su proyecto. No tardará en recibirlo de nuevo desesperadamente impotente ante la barrera natural y psicológica, rogándole su ayuda —o imponiéndosela con armas más potentes.
*** La retórica se hace, pues, más intensa, tocando más allá de la racionalidad de los argumentos de un peso pesado, su emotivismo paternalista y sus simpatías —que no rivalidad— por un amor que comparten en diferenciados niveles de confesión, con lo cual Mallison gana posiciones a la resolución del otrora hombre fuerte, el que accederá finalmente a acompañarlo. Haciéndolo, constatará in situ la objetividad de las variables que se le extienden... la viabilidad del proyecto del amigo. ▲
Epílogo
***N y Rutherford se reencuentran eventualmente en Delhi y comparten las indagaciones de este último en torno al caso Conway, a la luz de sus memorias.
*** Al mejor estilo de detective de Scotland Yard, el novelista traza el probable itinerario del desaparecido, con dirección Norte, al tiempo que ofrece, a un sorprendido amigo, los indicios y las anécdotas resultantes de sus entrevistas con testigos e informantes; datos que se ajustarían soprendentemente a lo que sabemos y validarían con un peso más subjetivo que objetivo, unas veces; y otras, a la inversa, la plausibilidad de la historia que precede. ▲
OBSERVACIONES FINALES.-
*** En el interín de su convivencia con los personajes de esta novela, quien escribe ha intentado introducirse en sus circunstancias, ha procurado mirar el mundo con los ojos de ellos, de comprender sus razones antes —sino en vez—de proferir juicio.
*** Lo hace así porque le pesa en el alma la conocida historia del rabino que puesto ante tres discursos moderadamente contrapuestos, sentencia con un único y límpido: "Tú (también) tienes razón" para el gusto, disgusto o la consternación de su interlocutor de turno.
*** Y excediéndose en este juego —como suele ocurrirle a menudo—, el sueño le vence y algo de sí encuentra a su Alter.
*** Entusiasmado, abusando de la silenciosa escucha de éste, de su buena disposición hacia un Hermano Menor, le comparte sus impresiones sobre un personaje tras otro. El Gran Lama, Chang, Talú, la srta. Brinklow, Le Tsen, Mallison...—la lista se hace interminable—pasan por su inquieta mente. Son apenas ráfagas, preverbalizaciones, porque en ese mundo, quien escribe tiene prohibido hablar.
*** Llegando a Conway —the 'main character', como dicen en la comunidad lingüística inglesa— no pueden ocultar sus ojos y su respiración la simpatía que le producen su personalidad, su carisma, su forja, su sensatez intercultural, la elevación de su alma. Cuando asoma a su conciencia la sonada falta —lo suficientemente grave como para que un dios antiguo-testamentario desate su ira— trata de justificarla, amparándose en el valor de la amistad.
*** Pero el Alter sin ocultar su melancolía (escribiente a ciegas si por el personaje —por lo que pudo ser— o por la supuesta 'incomprensión-de-las-cosas' de sí mismo) le espeta un lacerante: "Sí, pero con todo, él se marchó"...
*** Intuyendo por dónde va el criterio judicativo, en un intento de mantener prevalentes sus puntos de vista, quien escribe saca a colación los vicios de Barnard y los de la srta. Brinklow (versiones medias, en fin, de los extremos Conway y Mallison, respectivamente).
*** Pero el Alter no se deja impresionar tan fácilmente: "Sí —le dice con lacónica dignidad— pero pese a todo, ellos se quedaron".
*** - ¿Y acaso estarán tranquilos? —escribiente experimenta sus ojos irradiando un irreverente fulgor — ¿Acaso se quedarían de brazos cruzados al saberse abandonados?¿Por qué no intentarían darles alcance? ¿Por qué —ella por lo menos—no los emularía?
*** - "Dejaos de respirar supuestos (que tan bien pueden ser uno como mil) y limitaos a los datos concretos" — sanciona Alter para la sorpresa de su escucha al mejor estilo de la ciencia de orientación positivista.
*** Desesperado, aprovechando el manto de silencio que ha caido sobre el destino de su favorito, quien escribe sugiere:
*** - "Él sirvió a la causa y de sí dio lo mejor; otros sin tanta virtud la han obtenido, ¿no se merece acaso una segunda oportunidad?"
*** - "Esperad y ved cuando llegue su tiempo " — recibe por única contestación. — (Continuará). ▲
Revisión por: Eduardo Mendoza M.
Urania Scenia & Itipcap, Julio-Agosto de 2009.
Advertencia: Esta es una revisión no oficial, por lo que puede tener errores de interpretación.
Notas:
*** Para la elaboración de este trabajo nos hemos basado en la obra:
Hilton, James: Horizontes Perdidos. ▲
(1).- Esta es una interpretación libre de la frase atribuida a Gournay y asimilada a Smith, que en nuestro uso no pretende lectura política, económica alguna (laissez faire...) , sino que refiere a la mera actitud de dejar que las cosas sigan su curso y las acciones se definan a su debido tiempo (N. del A). |