[Estudios Sapienciales] Code:17A53/SappiensLit/Gilgamesh
Ir a: [Cap. 1] [Cap. 2] [Cap. 3] [Cap. 4] Gilgamesh y Enkidu se preparan para viajar al Bosque del Cedro y para encontrar al malvado gigante Humbaba. *** Un día los ojos de Enkidu se llenaron de lágrimas, porque su corazón estaba triste. Gilgamesh, escuchando a su amigo suspirar con amargura, le dijo: "Enkidu, amigo mío, ¿por qué tus ojos se llenan de lágrimas, y por qué suspiras con tal amargura? *** Enkidu respondió: "Estoy llorando por mi fuerza perdida. Cuando vivía entre los animales en el llano cubierto de pastos, era rápido y fuerte. Aquí en la amurallada ciudad de Uruk, mis brazos cuelgan por mi costado, sin uso. ¡La inactividad me ha tornado un enclenque!" *** "Yo sé cómo sanar la pena en tu corazón", respondió Gilgamesh. "El feroz gigante Humbaba vive en la base de la Montaña del Cedro, hogar de los dioses celestiales en el Bosque del Cedro de El Líbano en la Tierra de los Vivos. Ven conmigo a matarlo y entonces habremos desaparecido toda la maldad de la tierra". *** "No sabes lo que dices", respondió Enkidu. "Tú puedes hablar con gran coraje porque nunca has visto a Humbaba. Aunque yo nunca lo he visto tampoco, aprendí de las criaturas salvajes sobre el Bosque del Cedro y el malvado gigante que lo guarda". *** "El bosque se extiende sobre un área de 30 000 millas cuadradas", explicó Enkidu. "Su cobertura es tan grande que una persona puede entrar en él y nunca encontrar de nuevo su camino de retorno. Y en cuanto a Humbaba, ¡el solo pensamiento de luchar con ese gigante monstruoso llena mi corazón con horror! Enlil, regente de los dioses celestiales, le ha nombrado guardián. Él preserva el Bosque del Cedro aterrorizando a cualquiera que se atreva entrar en él". *** "Su cara es tan terrible como la de un león. Su horrible rugido resuena a través del bosque como un río que es crecido por la precipitación. Sus dientes son los de un dragón, y de su boca arroja llamas. Con cada respiración él consume cada junco y cada árbol en su camino. ¡Nada que arde puede escapar de ser devorado por tal monstruo! ¿Por qué eligirías lanzarte a la lucha contra un monstruo que es más fuerte que tú?" *** "Sé que mi destino es morir, tarde o temprano", explicó Gilgamesh. "Antes que mi vida llegue a un fin, me gustaría hacer un nombre para mí mismo. ¡Entonces pretendo escalar la Montaña del Cedro! Cuando ésos que vengan con el tiempo recuerden los grandes nombres del pasado, me gustaría que mi nombre esté entre ellos. Traeré los nombres de los dioses celestiales con nosotros, para que ellos también sean recordados". *** "No podemos entrar en el Bosque del Cedro", repitió Enkidu. "Humbaba vigila el bosque sin descanso. Él puede escuchar las vacas salvajes cuando éstas están a 200 millas de distancia". *** Gilgamesh respondió: "Amigo mío, ¿quién puede alcanzar el cielo? Sólo los dioses viven para siempre con el radiante Shamash. ¡Los días de los seres humanos están contados, y cualquier cosa que logren es como el viento! ¿Por qué temes a la muerte cuando, como todos los seres humanos, tu destino es morir? ¿Qué ha llegado a ser de tu heroica fuerza? ¿No es mejor hacer tu mejor esfuerzo para ganar fama que esperar paciente y tranquilamente el día de tu muerte? Fama y gloria dará vida a tu nombre incluso después de tu muerte". *** "Si estás todavía temeroso de luchar con Humbaba", continuó Gilgamesh, "entonces déjame caminar delante de ti mientras me das coraje para ser valiente. Incluso si yo cayera, habré hecho un nombre duradero para mí mismo. La gente dirá de mí: 'Gilgamesh murió peleando con el feroz gigante Humbaba!'" *** "Yo no caminaré detrás de ti, mi amigo", respondió Enkidu. "Mientras tú estés viajando hacia la Tierra de los Vivos, yo permaneceré en la amurallada ciudad de Uruk. A tu madre informaré de tu gran gloria. ¡Permite que la sabia diosa Ninsun proclame tu fama a toda la gente! A tu madre informaré de tu inminente muerte. ¡Permite que la sabia diosa Ninsun llore lágrimas amargas en tanto que sufra por su hijo perdido!" *** "En cuanto a mí, yo no elijo morir", continuó Enkidu. "Yo no deseo ser destruido por fuego. Yo no estoy listo para tener la mortaja de triple corte. No estoy listo para hacer ese viaje sobre el río Éufrates". *** Gilgamesh dijo: "Tu miedo llena de tristeza mi corazón. Con mis propias manos yo mataré a Humbaba, cortaré los cedros, y traeré su fragante madera a la amurallada ciudad de Uruk. De esta manera, haré un nombre durarero para mí mismo. Ordenaré al cerrajero fraguar nuevas armas para nosotros: hachas para cortar y cuchillas para dar forma a la madera, y poderosas espadas para usar contra Humbaba. Deseo ver a este gigante cuyo nombre llena nuestra tierra con terror. ¡Lo venceré en el Bosque del Cedro! Luego, ¡todos los pueblos sabrán cuán fuerte es el Rey de Uruk!" *** Enkidu respondió: "Oh, Gilgamesh, si tu corazón está obstinado en tal aventura y estás determinado a entrar en la Tierra de los Vivos, entonces te acompañaré con reluctancia. Sin embargo debes decírselo al radiante Shamash. Él está a cargo del Bosque del Cedro, y seguramente necesitarás su ayuda". *** Entonces Gilgamesh escogió dos cabras jóvenes, una blanca y una marrón, y ofreciólas a Shamash con una oración: "Oh, Celestial Shamash. Deseo entrar al Bosque del Cedro de El Líbano en la Tierra de los Vivos, y deseo que tú me ayudes". *** "Sé que tu fuerza es grande, Gilgamesh", respondió el radiante Shamash. "Tú eres, por cierto, un gran guerrero. Pero ¿porqué intentas tal aventura? Por qué te interesa la Tierra de los Vivos?" *** Gilgamesh lleno de lágrimas respondió: "Oh, radiante Shamash, por favor escucha mis palabras. Nosotros los seres humanos no somos tan benditos como los dioses celestiales, porque no podemos vivir para siempre. ¡Todos los días en mi ciudad de Uruk, la gente se muere! Cuando miro sobre las fuertes paredes de mi ciudad, veo el Río Éufrates llevando sus cuerpos muertos". *** "Más pronto o más tarde incluso yo, aunque rey soy, habré de arrostrar tal destino. Incluso yo tendré que hacer ese último viaje. La muerte hace el corazón humano pesado con el dolor. No importa cuán alto sea, un mortal no puede alcanzar el cielo. No importa cuan sabio sea, un mortal no puede estirarse sobre la tierra". *** "Pero antes de que mi vida llegue a su fin", continuó Gilgamesh, "me gustaría hacer un nombre para mí mismo. Me gustaría entrar en la Tierra de los Vivos y escalar la Montaña del Cedro. Cuando las futuras generaciones recuerden los grandes nombres del pasado, me gustaría que mi nombre esté entre ellos. Traeré los nombres de los dioses celestiales conmigo, para que sus nombres también sean recordados". *** Shamash escuchó las palabras de Gilgamesh y aceptó sus lágrimas como una sagrada ofrenda. El radiante dios sintió piedad por el destino humano de Gilgamesh y fue compasivo con él. "Yo seré tu aliado contra Humbaba", dijo a Gilgamesh. "Confinaré en las cuevas de la montaña la serpiente que envenena con su lengua, el dragón que quema con su fuego, el rabioso diluvio que destruye la tierra, y los rápidos relámpagos que no pueden ser conquistados. Ellos no serán capaces de causarles problema durante el curso de su aventura". *** Cuando Gilgamesh escuchó las palabras de Shamash, su corazón se llenó de júbilo. Llamó a los ancianos de Uruk a asamblea y les informó de su plan. Ellos no fueron convencidos por su entusiasmo. *** "Tu juvenil espíritu llena tu corazón, Gilgamesh", dijeron a su rey, "pero ha enceguecido tus ojos a lo que estás haciendo. Escucha nuestro consejo. Nosotros oímos que el Bosque del Cedro se extiende sobre un área de 30 000 millas cuadradas. ¿Quién entre los humanos es suficientemente valiente para entrar en él? Oímos que Humbaba es una criatura de temer. ¿Quién entre los humanos puede enfrentar sus armas? El monstruo ruge como un río crecido con la precipitación, y su fiera respiración trae la muerte". *** "¿Por qué quieres enfrentar a tal adversario?", preguntaron. ¿No pudiste elegir una lucha más desigual! Sin embargo, si no podemos convenceros para cambiar tu decisión, entonces vé con nuestra bendición. Permite que tu dios, Shamash, te proteja y te regrese salvo a la amurallada Uruk!" *** Gilgamesh se arrodilló ante el radiante Shamash. Elevando sus manos en oración. dijo: "Celestial Shamash, estoy en mi vía, Guarda mi alma. Protégeme y traeme seguro de vuelta a Uruk. Estoy tomando un camino que nunca he viajado. Quiero andar con alegría en mi corazón". *** Gilgamesh luego aplicóse a reclutar algunos de sus compatriotas: "¡Quien sea responsable por un hogar, permanezca en casa!" ordenó. "¡Quien sea responsable por su madre, permanezca con ella! ¡Sin embargo, si eres un hombre soltero y te gustaría uniros a mí en ésta, la más grande de las heroicas aventuras, invito a cincuenta de vosotros a venir conmigo a la Tierra de los Vivos, donde Humbaba guarda el Bosque del Cedro. Allí nosotros mataremos al monstruo y exterminaremos toda la maldad de la tierra!" *** Los hombres de Uruk obedecieron a Gilgamesh. Aquellos que eran el soporte de sus familias permanecieron atrás, mientras que cincuenta jóvenes se prepararon para acompañar a Gilgamesh en la gran aventura. *** Gilgamesh ordenó a los herreros fundir la enorme hacha de bronce que él llamaría su "poder del heroísmo", junto con hachas y espadas para todos sus compañeros. Luego ordenó a los sirvientes cortar madera del manzano, el 'box' y los árboles de sauce para ser modelados en otras armas y herramientas. Cuando todos los aventureros hubieron sido apropiadamente equipados, los sirvientes de Gilgamesh tajeron las armas a su rey. Le dieron su arco, un carcaj lleno de flechas y un surtido de herramientas para cortar y moldear, y colocaron su hacha, el "poder del heroismo", y su espada en su cinturón. *** Cuando el grupo estuvo listo para partir, la gente lloraba: "¡Que retornen salvos a nuestra ciudad!" *** Luego los ancianos dieron a Gilgamesh su consejo final. "No pongas demasiada fe en tu propia fuerza, Gilgamesh. Permite a Enkidu recorrer el camino delante de ti, porque él conoce la ruta al Bosque del Cedro y es experimentado en batalla. Permite que Enkidu te preceda a través del bosque y sobre los desfiladeros. Permite que sus ojos vean claramente que él puede protegerse él mismo y a ti, porque la persona que anda primero protege a los amigos y compañeros que lo siguen". *** "Por la noche", le aconsejaron, "antes de que descanses, debes cavar un pozo para que el agua en tu cantimplora siempre esté fresca. Recuerda ofrecer agua fresca al radiante Shamash, y nunca olvides honrar a tu padre, Lugalbanda. Luego, después de que mates a Humbaba, debes recordar lavar tus pies como los dioses requieren". *** "Que tu dios vaya contigo, Gilgamesh", concluyeron los ancianos. "Que Shamash escuche tus oraciones. Que él abra delante de tus pies el sendero obstruido, el camino cerrado y la formidable montaña. Que la noche nada te traiga que temer. Que tu padre permanezca contigo y te proteja. Que vivas para lograr tu deseo". *** Luego los ancianos reunidos se dirigieron a Enkidu, diciendo: "Nosotros, la Asamblea, te encomendamos a nuestro rey. Protege a tu amigo y compañero, y retórnalo salvo a nosotros". *** Una vez que ellos hubieron recibido la bendición de la asamblea de los nobles ancianos, Gilgamesh dijo a Enkidu: "Vayamos delante de mi madre, sacerdotisa de Shamash. La gran reina Ninsun, quien posee amplio conocimiento y gran sabiduría, nos enviará de seguro con su bendición". *** Mano en mano, los dos amigos entraron en la cámara de Ninsun. Gilgamesh dijo: "Madre, he determinado hacer un gran viaje que me llevará por un extraño camino al Bosque del Cedro y a la casa de Humbaba. Allí enfrentaré una batalla cuyo resultado es incierto, porque intentaré matar a Humbaba para remover toda la maldad de la tierra. Cada día que pase desde el día de mi partida hasta el día de mi regreso, ruega a Shamash en mi nombre, porque él también odia la maldad". *** Ninsun vistió su túnica ceremonial, colocó un ornamento sobre su pecho y puso una diadema sobre su cabeza. Subió las escaleras a la cumbre del templo-palacio, donde estuvo sobre el tejado y ofreció incienso al radiante Shamash. *** Elevando sus brazos al dios del sol, Ninsun lloró: "¿Por qué me habéis dado un hijo como Gilgamesh? ¿Por qué le habéis dado tal inquieto corazón? ¿Por qué le tendrías que hacer efectuar tal viaje en un extraño camino? ¿Por qué debe enfrentar a Humbaba en el Bosque del Cedro?" *** Ella oró: "¡Oh, Shamash, te pido que protejas a mi hijo cada día que pase desde su partida hasta su retorno. Y cuando al final de cada día vayas a tu descanso, encomienda a mi hijo a los vigías de la noche! Protégelo en el Bosque del Cedro cuando él asesine al feroz Humbaba, porque él removerá toda la maldad de la tierra, y tú también odias la maldad". *** Ninsun luego apagó el incienso y llamó a Enkidu: "Tú no eres mi propio hijo como Gilgamesh, poderoso Enkidu, pero ahora te estoy adoptando formalmente. Ve con mi bendición y retorna salvo a Uruk".
Gilgamesh es una épica de la literatura Universal.
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