[Estudios Sapienciales] Code:17A53/SappiensLit/Gilgamesh
Ir a: [Cap. 1] [Cap. 2] [Cap. 3] [Cap. 4] Utanapishtim cuenta a Gilgamesh acerca del gran diluvio: cómo sucedió, cómo fue y cómo él sobrevivió. *** Gilgamesh dijo al Lejano: "Sé que tú puedes vivir para siempre, Utanapishtim, pero tus facciones lucen similares a las mías. Nada en ti parece extraño; tú te pareces a mí en cada forma. Yo había esperado que tú desearías batallar, pero aquí estás, tumbado ociosamente sobre tu dorso. Pareces sentiros como yo no más interesado en competencias con la espada o con el arco. Dime, cómo adquiriste vida eterna? Cómo te uniste a la asamblea de los dioses celestiales?" *** Utanapishtim respondió: "Gilgamesh, te revelaré un secreto de los dioses". Y así empezó su historia. *** Tú estás familiarizado con la ciudad de Shuruppak, en las orillas del Río Éufrates. Cuando tanto la ciudad misma como los dioses dentro de ésta eran ya viejos, los dioses decidieron traer un gran diluvio. Enlil, regente de todos los dioses, los convocó en asamblea. *** "La gente que vive en la ancha tierra ha llegado a ser numerosa más allá de la cuenta, y es muy ruidosa", se quejó. "La tierra brama como una manada de bueyes salvajes. El clamor de los seres humanos disturba mi sueño. Entonces, quiero que Adad provoque pesadas lluvias para llover a cántaros sobre la tierra, tanto de día como de noche. Quiero que un gran diluvio venga como un ladrón sobre la tierra, robe el alimento de esta gente, y destruya sus vidas". *** Ishtar apoyó a Enlil en su deseo de destruir a toda la humanidad, y luego todos los otros dioses estuvieron de acuerdo con su plan. Sin embargo, Ea no estaba de acuerdo en su corazón. Él había ayudado a los seres humanos a sobrevivir en la tierra creando ricos prados y tierras de cultivo. Les había enseñado cómo arar la tierra y cómo cultivar grano. Porque él los amaba, ideó un ingenioso plan. *** Cuando Ea escuchó el plan de Enlil, aparecióseme en un sueño y dijo: "Mantente por la pared de tu cabaña de junco, y allí te hablaré. Acepta mis palabras y escucha cuidadosamente mis instrucciones. Te revelaré una tarea para ti". *** Me encontré muy despierto, con el mensaje de Ea claramente grabado en mi mente. Entonces descendí a la cabaña de junco y permanecí con mi oído en la pared como el dios había ordenado. "Utanapishtim, rey de Shuruppak", dijo una voz. "¡Escucha mis palabras y considéralas cuidadosamente! Los dioses celestiales han decretado que una gran tormenta provocará un poderoso diluvio. Este diluvio devorará los centros de culto y destruirá a todos los seres humanos. Tanto los reyes como la gente a la que ellos gobiernan llegarán a un desastroso final. Por orden de Enlil, la asamblea de los dioses ha tomado esta decisión". *** "Entonces", Ea continuó, "Deseo que abandones tus posesiones mundanas en orden a preservar tu vida. Debes desmantelar tu casa y construir un barco gigante, un arca que debes llamar Preservadora de Vida". *** "Asegúrate de que las dimensiones del barco sean iguales en longitud y ancho", Ea aconsejó. "Constrúyelo de madera sólida para que los rayos de Shamash no brillen en él. Ten cuidado de sellar bien la estructura. Lleva a bordo a tu esposa, tu familia, tus parientes y a los artesanos de tu ciudad. Trae tu grano y todas tus posesiones y bienes. Lleva a bordo la semilla de todas las cosas vivas, tanto las bestias del campo como las aves de los cielos. Más tarde, te diré cuándo embarcar y sellar la puerta". *** Yo respondí: "Ea, mi señor, haré como has ordenado. Sin embargo, Yo nunca he construido un barco. Traza un diseño de este arca en el suelo para mí, para que yo pueda seguir tu plan. Y cuando la gente de Shuruppak me pregunte qué estoy haciendo, ¿cómo responderé?" *** Ea entonces respondióme a mí, su sirviente: "Estoy trazando el diseño del barco en el suelo para ti como has pedido. En cuanto a la gente de Shuruppak, diles: 'He aprendido que Enlil me odia, entonces no puedo vivir más en vuestra ciudad, ni puedo colocar mis pies en ningún lugar en el territorio de ese dios. Entonces, bajaré a las profundidades y viviré con mi señor Ea. Sin embargo, Enlil pretende regaros en abundancia. Después de una tarde tempestuosa, encontrarán las más inusuales aves y peces, y su tierra será llenada con ricas cosechas'". *** Con el primer resplandor del amanecer, empecé a construir mi barco gigante. La gente de Shuruppak se reunió alrededor de mi con gran interés. Los niños pequeños cargaban los materiales de sellado, mientras los otros traían madera y todo lo demás que necesitara. Al final del quinto día de ardua labor, había construido el armazón de mi barco. El espacio del suelo medía un acre completo. La longitud, el ancho y la altura medía cada uno 200 pies. *** Yo dividí la altura del arca para que el interior tuviera siete pisos, y dividí cada nivel en nueve secciones. Martillé tapones de agua en ésta y almacené provisiones. Hice la embarcación impermeable. Todos los días mataba ganado y ovejas para la gente y agasajábamos a los trabajadores con vino rojo, vino blanco y aceite, como si fueran agua del Éufrates. ¡Celebramos cada día como si fuera un gran feriado! *** Finalmente, al séptimo día completé mis preparativos y trasladé el barco al agua. Cuando las dos terceras partes del barco habían entrado en el agua, cargué en él cualquier cosa sobrante que pretendía llevar conmigo. Esto incluyó la plata y el oro que poseía y las cosas vivas que tenía. Puse a bordo a mi familia y parientes. Puse a bordo a todos los artesanos. Puse a bordo a los animales del campo, tanto salvajes como domésticos. *** Ea me había dado un tiempo por el cual yo tenía que estar listo para partir. Él me había dicho: "Cuando Adad cause que los cielos se oscurezcan con terribles nubes tormentosas, sube a bordo y sella la entrada". *** Entonces miré los cielos atentamente. Cuando éstos parecían aterradores con la lobreguez de una inminente tormenta, subí a bordo y sellé la entrada con arcilla. Mucho tiempo antes de que la tormenta empezara a bramar sobre nosotros, soltamos amarras y nos preparamos para dejar que el mar nos transporte por doquier. *** La gente de la tierra miró, desconcertada y calma, como Adad tornó todo lo que había sido luz en oscuridad. El poderoso viento del sur sopló a su lado, uniendo el huracán, el tornado y la tormenta. Sopló por un día completo, incrementando velocidad cuando viajaba, y haciendo añicos la tierra como una vasija de arcilla. *** Para observar la catástrofe los dioses celestiales elevaron sus antorchas para que la tierra pudiera arder con luz. Pero el viento huracanado bramó furiosamente sobre la tierra como una batalla. Esto produjo un diluvio que sepultó las montañas y amortajó a la gente. Ninguna persona pudo ver a otra, y los dioses mirando desde el cielo no pudieron encontrarlos tampoco. Su ataque arrasó la tierra, matando a todas las criaturas vivientes y aplastando cualquier otra cosa que quedaba. *** Cuando los dioses celestiales miraron llover a cántaros las aguas diluviales y destruir todas las cosas que habitaban la tierra, ellos también se atemorizaron. Tomaron refugio en su cielo más elevado, el cielo de Anu. Allí se acuclillaron contra la pared exterior, temblando con miedo como perros. Nintu, la Diosa Madre, lloró por la gente que vivía en la tierra. *** La diosa Ishtar lloró por las víctimas del diluvio como una mujer parturienta. "Todo lo que solía existir sobre la tierra in tiempos de antaño ahora ha vuelto a la arcilla", gimió, "y todo porque yo añadí mi voz a la de Enlil en la asamblea. ¿Cómo pude yo estar de acuerdo con la orden de atacar y destruir a mi gente cuando yo misma les di la vida? Ahora los cuerpos de mi gente llenan el mar como huevos de pez!" *** Humillados por la enormidad de su hazaña, los dioses celestiales lloraron con Ishtar. Por siete días y siete noches el tormentoso viento del sur bramó sobre la tierra, soplando el gran diluvio al otro lado de la faz de la tierra. Cada día y cada noche, los vientos huracanados lanzaban mi barco gigante salvajemente sobre el mar tumultoso de las aguas diluviales. Al octavo día, el viento del sur que alimentaba la precipitación se retiró, y las aguas diluviales se tornaron calmas. El radiante Shamash se aventuró a salir una vez más. Él propagó sus rayos arriba sobre los cielos y abajo en la tierra y reveló la devastación. *** Cuando mi barco había encallado por un momento, pensé que sería seguro abrir una escotilla y ver qué había pasado. El mundo estaba completamente calmo, y la superficie del mar estaba como un tejado llano. Toda la humanidad excepto nosotros había vuelto a la arcilla. Yo oteé la extensión de las aguas del diluvio por un litoral, pero sin éxito. *** Cuando Shamash trajo sus rayos de luz y calor dentro de mi barco, yo incliné mi rostro al suelo ante los poderes del Universo. Ellos habían destruido el mundo, pero habían salvado mi barco. Me arrodillé con sumisión y respeto ante Shamash, quien nutre a los seres humanos con sus rayos sanadores. En gratitud por nuestra supervivencia, sacrifiqué un buey y una oveja a los dioses celestiales. Luego me senté y lloré, dejando que mis lágrimas desciendan libremente por mi cara. *** Mi barco flotó sobre las aguas por doce días. Luego, cuando abrí la escotilla y miré fuera, lejos a la distancia en cada una de las catorce regiones una cordillera había emergido desde las aguas circundantes. A su tiempo mi barco llegó a encallar seguro y estable, sobre las laderas del Monte Nisir. *** Por los primeros siete días, el Monte Nisir sostuvo mi barco rápido, sin permitir movimiento alguno. Al séptimo día, Yo liberé una paloma y la despaché. La paloma no pudo encontrar lugar para posarse y descansar, entonces retornó al barco. Luego liberé a una golondrina y la despaché. La golondrina no pudo encontrar lugar para posarse y descansar, entonces también retornó al barco. Luego liberé a un cuervo y lo despaché. El cuervo pudo ver que las aguas habían retrocedido, entonces dio un viro pero a mi barco no retornó. *** Luego yo liberé todas las cosas vivas y ofrecí un sacrificio a los dioses celestiales. Monté catorce cálices en la cumbre de la montaña. Amontoné caña, madera de cedro y mirto en sus recipientes, y serví una libación a los dioses. Ellos olieron el dulce aroma y se reunieron alrededor mío como moscas. Me postré ante Anu y Enlil. *** Luego llegó Ishtar. Ella levantó el collar de grandes joyas que su padre, Anu, había creado para complacerla y dijo: "Dioses celestiales, tan seguro como este collar de joyas cuelga sobre mi cuello, nunca olvidaré estos días del gran diluvio. Dejo a todos los dioses excepto Enlil venir a la ofrenda. Enlil no puede venir, porque sin razón él provocó el diluvio que destruyó a mi gente". *** Cuando Enlil vio mi barco, se puso furioso con los otros dioses. "¿Ha escapado algún ser humano?" gritó. "¡Se suponía que nadie iba a sobrevivir al diluvio! ¿Quién permitió esto?" *** Ninurta, el dios guerrero, dijo a Enlil: "No te enojes con nosotros. Sólo Ea sabe todo. Sólo él pudo haber diseñado tal arreglo!" *** Ea entonces dijo a Enlil: "Tú eres el regente de los dioses y eres sabio. ¿Cómo pudiste provocar tal diluvio sin una razón? ¡Cuelga al pecador responsable por su pecado; castiga a la persona que transgreda. Pero sé indulgente, para que él no perezca! ¡En vez de causar el diluvio, habría sido mejor si hubieras causado que un león o un lobo atacara a los seres humanos y decrementara su número! ¡En vez causar el diluvio, habría sido mejor si hubieras causado que la enfermedad atacara a los seres humanos y decrementara su número! ¡En vez de causar el diluvio, habría sido mejor si hubieras causado hambre para conquistar la tierra! ¡Eso habría debilitado a los seres humanos y decrementado su número! *** "No fui yo quien reveló el secreto de los grandes dioses", dijo Ea habilidosamente. "Utanapishtim, el más sabio, tuvo un sueño en el cual descubrió cómo sobrevivir tu diluvio. ¡Ahora, pues, Enlil, piensa qué hacer con él!" *** Yo incliné mi rostro a la tierra en señal de temor y sumisión ante Enlil. Él tomó mi mano, y juntos accedimos a mi barco. Luego Enlil tomó mi esposa a bordo e hizo que se arrodillara a mi lado. Él se colocó entre nosotros y tocó nuestras frentes para bendecirnos. *** "Hasta ahora", dijo Enlil, "Utanapishtim y su esposa han sido seres humanos. De aquí en adelante, ellos vivirán como los dioses celestiales. Yo para ellos he hecho descender eterno aliento para que, como los dioses, puedan continuar viviendo por días sin fin. Utanapishtim, el rey de Shuruppak, ha preservado las semillas de la humanidad y de las plantas y de la vida animal. Él y su esposa vivirán lejos al Este, donde asciende el sol, en la boca del río en la tierra montañosa de Dilmun". *** Utanapishtim concluyó la historia de su aventura. "De esta manera es como sucedió que mi esposa y yo llegamos a ser como los dioses celestiales y viviremos por días sin fin. El mismo Enlil nos confirió vida eterna. Pero Gilgamesh, rey de la amurallada Uruk, a pesar de todo, ¿quién llamará a los dioses celestiales a asamblea por tu causa para que puedas encontrar la vida eterna que estás buscando?" Gilgamesh es una épica de la literatura Universal. [Leer Comentarios] [Hacer Comentarios] [Volver al índice] Ir a: [Cap. 1] [Cap. 2] [Cap. 3] [Cap. 4] Derechos Reservados ©2008 URANIA SCENIA & ITIPCAP |
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