[Estudios Sapienciales] Code:17A53/SappiensLit/Gilgamesh
Ir a: [Cap. 1] [Cap. 2] [Cap. 3] [Cap. 4] Gilgamesh va donde Utanapishtim, el sobreviviente del gran diluvio, para aprender cómo el ser humano puede obtener la inmortalidad. Él viaja a través de un túnel largo, oscuro, recibe consejo de la Ninfa Siduri, y finalmente es llevado en bote a Utanapishtim. *** Gilgamesh deambuló por el llano cubierto de pasto, llorando amargamente por la muerte de su amigo más querido. "¡Cuando yo muera", se dijo, "mi destino será justo como el de Enkidu! Lágrimas de dolor en mi corazón, y miedo de muerte carcome mi estómago. Debo viajar tan rápido como mis pies me lleven a la casa de Utanapishtim (uta: él encontró + napishtim: vida), que es llamado el Lejano. ¡Él es un ser humano como lo soy yo. Pero él ha encontrado la vida eterna y se ha unido a la asamblea de los dioses celestiales. Seguramente él puede enseñarme cómo vivir por días sin fin!" *** Gilgamesh viajó solo al otro lado del llano cubierto de pasto y el desierto abrasador. Una noche, en un desfiladero, fue enfrentado por dos leones. El tamaño de ellos inundó su corazón de terror. Levantando su cabeza a la luna, Gilgamesh oró, "¡Oh, Sin, dios de la luz que brilla en el cielo nocturno, protégeme!" *** Luego Gilgamesh valerosamente sacó la daga de su cinturón y levantó el hacha en su mano. Aproximándose a las bestias tan recto como el vuelo de una flecha, él las mató, las desolló y las trozó en pedazos. Cubrió su cuerpo en sus calurosas pieles, porque su propia ropa habíase vuelto ya rota y andrajosa. Él comió algo de su carne, porque el alimento que había llevado consigo no pudo sostenerlo por más tiempo. *** Después de muchas semanas de viaje por tierra y mar, Gilgamesh llegó al Monte Mashu, cuyos picos gemelos alcanzan la bóveda del cielo y guardan a Shamash cuando el sol asciende y se pone cada día. Allí encontró a los hombres-escorpión guardando la puerta a la montaña. Los halos alrededor de sus cabezas deslumbraban la misma montaña, y su mirada podía matar a cualquier humano sobre quien sus ojos fijaran. La vista de estos guardias provocaron un desborde de terror en el corazón de Gilgamesh. Sin embargo, forzóse él a reunir su coraje y continuar adelante. *** Cuando vieron a Gilgamesh aproximarse, uno de los hombres-escorpión llamó a su esposa. "Este hombre que ha venido ante nosotros tiene la carne como la de los dioses celestiales! Debe ser uno de ellos!" *** La mujer-escorpión respondió: "No, sólo dos terceras partes de él es dios; una tercera parte es humana. El hombre que calza delante tuyo es Gilgamesh, rey de la amurallada Uruk". *** El hombre-escorpión se dirigió luego a Gilgamesh. "Hijo de los dioses, ¿por qué has hecho tan difícil viaje a este distante lugar? Dime por qué has deambulado tan lejos sobre la tierra y el mar". *** Gilgamesh respondió: "He venido a encontrar a Utanapishtim, el Lejano. Sé que él ha encontrado la vida eterna y se ha unido a la asamblea de los dioses celestiales. Deseo hablar con él sobre la vida y la muerte". *** El hombre-escorpión dijo: "¡Gilgamesh, ningún ser humano ha encontrado alguna vez a Utanapishtim! ¡Está más allá del coraje de cualquier ser humano hacer el viaje! Para alcanzar al Lejano, debes primero viajar a través de un túnel profundo dentro de las montañas. El túnel se extiende por treinta y seis millas de intensa oscuridad como el carbón. Desde una elevación del sol a la siguiente, ninguna luz penetra tal oscuridad". *** Gilgamesh cogió las palabras del hombre-escorpión en su mente y en su corazón, pero no fue disuadido de hacer el viaje. "Tengo la intención de tomar ese camino", dijo. "Ni dolor, ni pena, ni lágrimas, ni frío extremo, ni calor escaldante me detendrán! ¡Abrid la puerta de la montaña para que yo pueda continuar mi viaje!" *** El hombre-escorpión respondió: "Abriré la puerta del Monte Mashu para ti, Gilgamesh. ¡Ve seguro, y que tus pies te traigan de vuelta seguro, también!" *** Gilgamesh entró al túnel del Monte Mashu. Él guardaba las palabras del hombre-escorpión vivas en su mente y en su corazón para que el conocimiento de lo que se ponga delante de él disminuya su temor a la oscuridad. *** Gilgamesh viajó de este a oeste como viaja el sol cada día. Cuando hubo caminado tres millas, tan densa era la oscuridad que nada podía ver delante y nada podía ver detrás suyo, porque no había luz. Cuando hubo caminado nueve millas, tan densa era la oscuridad que nada podía ver delante y nada podía ver detrás suyo, porque no había luz. Cuando hubo caminado dieciocho millas, tan densa era la oscuridad que nada podía ver delante y nada podía ver detrás suyo, porque no había luz. *** Cuando hubo caminado veinticuatro millas, estuvo cansado e impaciente, y lloró en protesta. Tan densa era la oscuridad que nada podía ver delante y nada podía ver detrás suyo, y todavía no había luz. *** Cuando Gilgamesh hubo caminado veintisiete millas, tan densa era la oscuridad que nada podía ver delante y nada podía ver detrás suyo, porque todavía no había luz. Pero ahora podía sentir un viento soplando su cara, entonces apresuró sus pasos. Cuando hubo caminado treintitrés millas, vio el color rosa del amanecer en el cielo en frente de él, y para cuando hubo caminado treintiséis millas, el cielo delante de él estaba resplandeciente de la luz del sol. *** Al salir del túnel, Gilgamesh llegó a una huerta de árboles-joyeros. Las frutas joyiformes y el follaje deslumbraban sus ojos en tanto destellaban a la luz del sol. Un viento suave ayudó a exhibir su belleza guiándolas en una graciosa danza entre sus ramas. Gilgamesh miró fascinado el glorioso jardín. Por un tiempo breve, olvidó su pena y su dolor, su fatiga y su miedo. Estaba seguro de que había entrado al jardín de los dioses celestiales. *** Mientras Gilgamesh contemplaba maravillado la huerta, el radiante Shamash dirigió su mirada desde el cielo y vio a un ser humano vestido en pieles de animal. Cuando realizó que la figura que vio era la de Gilgamesh, se preocupó. Shamash se aproximó a Gilgamesh y dijo: "¿A dónde vas? Tú no encontrarás la vida que estás buscando". *** Gilgamesh respondió: "Después de deambular por el llano cubierto de pasto y el desierto abrasador, ¿debo colocar mi cabeza en el corazón de la tierra, donde no hay estrellas ni sol, y dormir el sueño sin fin? ¡Quiero que mis ojos se festejen en el sol! ¡Quiero que su luz y su calor llenen mi corazón con alegría! ¡La luz ahuyenta la oscuridad!" *** Shamash entonces dejó a Gilgamesh a la suerte de su viaje, y en corto tiempo, Gilgamesh alcanzó el mar. Allí vio a la ninfa Siduri viviendo en una casita de campo por la playa del proundo mar. *** Siduri estaba sentada en su patio, contemplando a la distancia, cuando se dio cuenta del extraño demacrado, velludo, vestido en pieles de animal. Cuando vio que pretendía hablar con ella, el corazón de Siduri se llenó de miedo. Se dijo a sí misma: "Este hombre parece ser un asesino! ¡Me pregunto a dónde va!" Obedeciendo el consejo de su corazón, ella se levantó, cerró la entrada de su casa, y aseguró la puerta con una barra. *** Gilgamesh, mirándola, levantó su afilado cayado y puso su mano sobre la entrada. Luego dijo: "Ninfa, qué has visto que ha hecho que eches pestillo y pongas barra a tu puerta? Dime, si no yo estrellaré y haré añicos tu puerta!" *** "Yo soy Gilgamesh, rey de la amurallada Uruk", continuó. "He derrocado y matado a Humbaba, que guardaba el Bosque del Cedro, en la tierra de los vivos. He cogido y sacrificado al Toro del Cielo, y he asesinado a los leones que guardaban los desfiladeros de la montaña". *** Dijo Siduri: "Si eres ciertamente el héroe que dices ser, entonces por qué están tus mejillas tan pálidas y tu rostro tan demacrado? ¿Por qué luces como un extraño que ha viajado desde lejos con los estragos del calor y el frío marchitos sobre tu rostro? ¿Por qué la pena desgarra tu corazón y el miedo carcome tu estómago? ¿Y por qué gritas sobre el llano cubierto de pasto y el desierto abrasador buscando la casa del viento?" *** Gilgamesh respondió: "Oh, Ninfa, He cruzado las montañas desde el este, como el sol asciende, y he gritado como un cazador sobre el llano cubierto de pasto y el desierto abrasador. He tenido que matar al oso, la hiena, el león, la pantera, el tigre, el ciervo y la cabra montés. He comido la carne de las bestias salvajes y las criaturas rastreras, y cuando mi ropa caía a mi alrededor mí en andrajos, tuve que cubrir mi cuerpo con sus pieles". *** "Por qué no debo lucir como luzco y deambular como deambulo?" Continuó Gilgamesh. "Enkidu, mi amigo, a quien amé caramente y quien resistió toda clase de penurias conmigo y ayudóme a conquistar todas las cosas, ha encontrado el destino de todos los seres humanos. Desde que Enkidu murió, he sentido que él tomó mi vida consigo en su viaje a la Casa de la Oscuridad y el Polvo". *** Gilgamesh concluyó: "¡Porque Enkidu ha muerto, yo temo mi propia muerte! ¿Cómo puedo entonces estar callado? ¡Mi amigo, a quien yo caramente amé, ha vuelto a la arcilla! Con el tiempo, ¿debo yo también colocar mi cabeza en el corazón de la tierra, donde no hay estrellas ni sol, y dormir el sueño sin fin? ¡Oh, Ninfa, ahora que he visto tu cara, no me hagas ver mi muerte, a la que tengo pánico!". *** Siduri respondió: "Gilgamesh, ¿a dónde estás deambulando? La vida que buscas no la encontrarás. Cuando los dioses celestiales crearon a los seres humanos, guardaron la vida eterna para ellos mismos y nos dieron la muerte". *** "Entonces, Gilgamesh, acepta tu destino", aconsejó Siduri. "Cada día , lava tu cabeza, baña tu cuerpo y viste ropa que sea relucientemente fresca. Llena tu estómago con alimento sabroso. Juega, canta, baila y sé feliz tanto de día como de noche. Disfruta en los placeres que tu esposa te traiga, y quiere mucho al pequeño niño que sostienes en tu mano. Haz cada día de tu vida un festín de regocijo! Esta es la tarea que los dioses han preparado para todos los seres humanos. Ésta es la vida que tú debes buscar, porque ésta es la mejor vida que un mortal puede esperar conquistar". *** "Tú puedes haberme dado sabio consejo, Ninfa", respondió Gilgamesh. "Sin embargo, dime, cuál es el camino a Utanapishtim, el Lejano? Al vivir en la orilla del mar como lo haces tú, debes ser capaz de decirme los signos que marcan el camino. Si es necesario, yo cruzaré el profundo mar. De otro modo, continuaré deambulando como un cazador sobre el llano cubierto de pasto y el desierto abrasador". *** Siduri respondió: "¡Gilgamesh, no hay forma de cruzar este profundo mar! Desde el principio del tiempo, nadie que ha venido acá ha sido capaz de recorrer sobre estas aguas". *** Luego Siduri añadió: "He pensado en una posibilidad. Quizás Urshanabi, el barquero de Utanapishtim estaría dispuesto a ayudarte. Él posee figuras de piedra sagradas, las que guarda en el bosque. Si te permitiera acompañarle, te aconsejo cruzar el profundo mar con él. Si no, debes retirarte y retornar a la amurallada ciudad de Uruk". *** Cuando Gilgamesh escuchó estas palabras, su corazón fue inundado por la rabia. Sacó la daga de su cinturón y levantó el hacha en su mano. Entró al bosque y buscó amenazar al barquero que poseía las sagradas figuras de piedra. Encontró las sagradas imágenes, pero no al barquero. Se aproximó a las imágenes tan directo como el vuelo e una flecha y en su rabia las hizo añicos. *** Urshanabi, quien estaba cerca, vio el brillo de la daga de Gilgamesh y escuchó el sonido de la destrucción. Corrió donde Gilgamesh y preguntó: "¿Quién eres tú y qué estás haciendo aquí? ¿Por qué luces como un viajero de muy lejos con los estragos del calor y el frío marchitos en tu rostro?" *** Gilgamesh respondió: "¡Tú debes ser Urshanabi! Gilgamesh es mi nombre, y soy rey de la amurallada ciudad de Uruk. He cruzado las montañas desde el este, como el sol asciende, y he recorrido un largo camino. Mi amigo, a quien caramente amé, ha vuelto a la arcilla. Yo tengo miedo de que con el tiempo, yo también tenga que colocar mi cabeza en el corazón de la tierra y dormir el sueño sin fin". *** "Urshanabi, muéstrame el camino a Utanapishtim, el Lejano!" Gilgamesh suplicó. "Si es necesario, cruzaré el profundo mar. De otro modo, continuaré deambulando como un cazador sobre el llano cubierto de hierba y el desierto abrasador. Oh, Urshanabi, llévame a Utanapishtim!" *** Urshanabi respondió: "Tus enojadas manos han obstaculizado el viaje por mar. En tu rabia, has destruido las sagradas imágenes de piedra que me capacitan para cruzar el profundo mar sin tocar las aguas de la muerte. Ve al bosque, corta 120 pértigas, cada una de 100 pies de largo y traemelas". *** Gilgamesh tomó la daga de su cinturón, levantó el hacha en su mano, y fue al bosque. Después de que hubo retornado a Urshanabi con las pértigas, los dos hombres subieron al bote, lo lanzaron a las olas del profundo mar y se fueron a la deriva. En tres días días cubrieron la distancia que habría tomado a otra embarcación un mes y medio. Luego se encontraron ellos mismos en las aguas de la muerte. *** Urshanabi dijo a Gilgamesh: "Toma una de las pértigas y empújanos hacia adelante, pero cuida de que tus manos no toquen las aguas de la muerte". *** Gilgamesh podía usar cada pértiga sólo una vez si deseaba mantener su mano completamente seca. Entonces no pasó mucho tiempo antes de que haya usado las 120 pértigas. Luego él subió su túnica y la sostuvo en lo alto como una vela. *** Mientras ellos estuvieron navegando en las aguas de la muerte, Utanapishtim los espiaba lejos, a la distancia. ¿Por qué han sido quebradas las sagradas imágenes de piedra del bote?" se preguntaba. "¿Por qué está paseando en el bote alguien que no es su amo?" *** Cuando el bote llegó a tierra, Utanapishtim, el Lejano, miró a Gilgamesh y dijo: "¿Quién eres tú, y por qué has venido aquí? Y dime, ¿por qué están tus mejillas tan pálidas y tu rostro tan demacrado? ¿Por qué luces como un viajero de lejos, con los estragos del calor y el frío marchitos en tu cara? ¿Por qué la pena rasga tu corazón y el miedo carcome tu estómago? ¿Y por qué deambulas por el llano cubierto de pasto y el desierto abrasador buscando la casa del viento?" *** Gilgamesh respondió: "Mi nombre es Gilgamesh, y soy rey de la amurallada ciudad de Uruk. He cruzado las montañas desde el este, como el sol asciende, y he atravezado un largo camino. ¿Por qué mis mejillas no deben estar pálidas y mi rostro demacrado? ¿Por qué no debo lucir como un viajero de lejos, con los estragos del calor y el frío marchitos en mi rostro? ¿Por qué mi corazón no debe rasgado con la pena y mi estómago carcomido por el miedo? ¿Y por qué no debo deambular por el llano cubierto de pasto y el desierto abrasador buscando la casa del viento?" *** "Enkidu, mi querido amigo, quien persiguió las criaturas salvajes de las colinas y las panteras del llano, quien escaló las montañas conmigo, quien conmigo resistió toda clase de penurias y ayudóme a conquistar todas las cosas, quien me ayudó a coger y sacrificar al Toro del Cielo y derrocar y matar a Humbaba en el Bosque del Cedro, Enkidu, a quien yo caramente amé, ha encontrado el destino de todos los seres humanos". *** Gilgamesh continuó: "Yo lloré sobre el cuerpo de Enkidu por siete días y siete noches. Esperaba que mi pena y mis plegarias lo despertaran de su sueño sin fin. La muerte de mi amigo pesa fuertemente sobre mi corazón. Desde que Enkidu murió, he sentido que él tomó mi vida consigo en su viaje a la Casa de la Oscuridad y el Polvo". *** "¡Porque Enkidu ha muerto, temo mi propia muerte! ¿Cómo puedo entonces permanecer en silencio? ¿Cómo puedo entonces estar quieto? ¡Mi amigo, a quien caramente amé, ha retornado a la arcilla! Con el tiempo, ¿debo yo también colocar mi cabeza en el corazón de la tierra, donde no hay estrellas ni sol, y dormir el sueño sin fin?" *** "Mis ojos han visto poco de dulce sueño, y mis articulaciones han sentido mucho dolor", concluyó Gilgamesh. "He gritado como un cazador sobre todas las tierras, incluyendo los llanos cubiertos de pasto y el desierto abrasador. He cruzado altas montañas y mares picados para venir cara a cara contigo, Utanapishtim. Deseo hablar contigo acerca de la vida y la muerte. Sé que tú has encontrado vida eterna y te has unido a la asamblea de los dioses. Yo también deseo vivir en la tierra para siempre. ¡Enséñame lo que tú sabes, para que pueda yo vivir como vives tú!" *** Utanapishtim, el Lejano, respondió: "Oh, Gilgamesh, ¿construimos una casa que durará para siempre? ¿sellamos las disputas para siempre? ¿Los hermanos se dividen la propiedad en partes iguales para siempre? ¿Perdura el odio para siempre? ¿El río se eleva e inunda sus orillas para siempre? ¿No debe uno experimentar la muerte? Desde tiempos antiguos, nada ha sido permanente. El pastor y el noble tienen un destino idéntico —la muerte". *** Utanapishtim concluyó: "Cuando los dioses celestiales se reúnen en asamblea, ellos decretan el destino de cada ser humano. Los dioses determinan tanto la vida y la muerte para cada ser humano, pero no revelan el día de la muerte de alguien [en particular]".
Gilgamesh es una épica de la literatura Universal. [Leer Comentarios] [Hacer Comentarios] [Volver al índice] Ir a: [Cap. 1] [Cap. 2] [Cap. 3] [Cap. 4] Derechos Reservados ©2008 URANIA SCENIA & ITIPCAP |
---|