III. SER O NO SER - ¿QUÉ ES EL SER HUMANO? - NATURALEZA - EL UNIVERSO
*** Fue precisamente esta fase de su vida intelectual que había mayormente atraído a Iclea. Feliz de vivir, una flor abriéndose a la luz de la vida, un arpa vibrando a todas las armonías de la naturaleza, la bella hija del Norte todavía pensaba a veces, en los elfos y las hadas de su tierra natal, en los ángeles y los misterios de la cristiandad en medio de los cuales su infancia había sido acunada. Pero su piedad, la fe ciega de sus días jóvenes, no habían oscurecido su razón; sus pensamientos se movían destrabados; ella ávidamente buscaba la verdad, y mientras se lamentaba, quizás, por no poder creer más en el Paraíso de los Predicadores, aún sentía un imperioso y ardiente deseo por la existencia continuada. La muerte le parecía una cruel injusticia. Ella de ningún modo podía recordar la imagen de su madre yaciendo in rigor mortis, en todo el esplendor y belleza de la flor de su vida, siendo transportada en el tiempo de rosas, a un cementerio verde y fragante donde los pájaros cantaban, donde su nombre repentinamente se borraba del libro de la vida, mientras toda la naturaleza continuaba cantando, floreciendo, resplandeciendo. Ella de ningún modo podía recordar, digo, la pálida imagen de su madre sin que un escalofrío pasara a través de su cuerpo. No, su madre no estaba muerta. Ella misma nunca moriría, ni en sus años de juvenil belleza, ni nunca. ¡Y él! ¡morir él! ¡Llegar a extinguirse este sublime intelecto a través de una interrupción del aliento o de la circulación! No, esto era imposible. La humanidad se engaña. Un día sabrán la verdad. *** Iclea también, a veces ponderaba estos problemas, considerándolos por cierto antes bajo su aspecto estético y sentimental que científico, pero ella los ponderaba. Todas sus preguntas, todas sus dudas, el secreto fin de su conversación con - quizás incluso de su repentino cariño por - su amigo, eran causados por el ardiente deseo por el conocimiento que consumía su alma. Ella fijaba sus esperanzas en él porque había encontrado ya en sus escritos la solución de los problemas más pesados. Ellos le habían enseñado a conocer el Universo, y este conocimiento ella encontraba más hermoso, más vital, más exaltado, más poético que sus antiguas ilusiones. Desde el día en el que aprendió de sus labios que él había dedicado su vida a la búsqueda de la verdad - una búsqueda en la cual él estaba destinado un día, ella estaba segura, a tener éxito: su intelecto estaba atraído a él quizás todavía más fuertemente que su corazón. *** Ellos habían así conducido juntos por cerca de tres meses una vida intelectual en común, pasando varias horas casi todos los días leyendo, en el original, obras en diferentes lenguas sobre la ciencia de la filosofía, la teoría atómica, la física molecular, la química orgánica, la termo-dinámica, y las varias ciencias que tienen por objeto el conocimiento del ser; discutiendo las contradicciones aparentes o reales en las hipótesis que ellos, cada uno por su cuenta, presentaban; encontrando a veces, en escritos puramente literarios, sorprendentes intuiciones de verdades científicas, maravillándose en la presciencia de muchos grandes autores. Estas lecturas, estas investigaciones, estas discusiones les fueron especialmente interesantes porque progresaban en conocimiento; ellos eran capaces de apreciar con mayor justicia las obras de grandes escritores de cuyo número, sin embargo, pronto encontraron que nueve de diez, cuyos trabajos son absolutamente sin valor, podían ser eliminados; y del décimo restante, una mitad cuyos escritos tenían sólo un valor aparente. Habiendo así despejado la bazofia del campo de la literatura, ellos se confinaban con cierta satisfacción que no estaba sin una mezcla de orgullo, quizás, al círculo estrecho de intelectos superiores. *** Un día Spero vino más temprano que lo usual. "¡Eureka!" exclamó. Pero rápidamente conteniéndose, añadió, "Quizás". Apoyándose contra la chimenea donde un flameante fuego ardía, mientras su compañera le miraba con ojos llenos de curiosidad, él empezó a hablar con inconsciente solemnidad, como si estuviera sosteniendo plática con su propia alma en alguna desierta soledad. *** "Todo lo que tú contemplas es sino aparente. La realidad es algo completamente diferente. *** "El Sol parece girar alrededor de la Tierra, elevarse en la mañana y ponerse en la noche, y la Tierra en la cual estamos parece estar quieta. Lo cierto es la inversa de esto. Nosotros habitamos sobre la superficie de un cuerpo proyectado en el espacio, girando con una velocidad setenta y cinco veces más grande que la de una bala de cañón. *** "Una armonía de dulces sonidos acaba de encantar tus oídos. El sonido no existe; no es más que la impresión hecha sobre el sentido de la audición por las vibraciones de la atmósfera a través de un cierto espacio y con una cierta velocidad, vibraciones que ellas mismas no emiten sonido. Sin el nervio auditivo y el cerebro, no podría haber sonido. En realidad sólo hay movimiento. *** "El arco iris expande su radiante círculo, la rosa y el azulejo, humedecidos por la lluvia, destellan en el sol; el campo verde, el dorado surco diversifican el paisaje por sus vívidos colores. No hay colores, no hay luz, sólo hay ondulaciones en el aire que colocan el nervio óptico en vibración. Ésta es toda una delusión de los sentidos. El sol calienta y fertiliza, el fuego quema - no hay calor, sólo la sensación de calor; el calor como la luz, es sólo una forma de movimiento, movimiento invisible, pero toti-potente, supremo. *** "Aquí está una sólida viga de hierro tal como son comúnmente empleadas en construcción. Ésta está fija en el aire a una altura de treinta pies, en dos paredes, sobre las cuales descansan sus extremos. Está fija de verdad. En su centro está colocado un peso de mil, dos mil, tres mil kilogramos, y este enorme peso no la afecta en lo mínimo; difícilmente está allí para ser percibida por el nivel, la más ligera curvatura. Pero esta viga está compuesta de moléculas que no se tocan una con la otra, que están en perpetua vibración, y que se expanden bajo la influencia del calor y contraen bajo la influencia del frío. Dime, si gustas, ¿qué es lo que constituye la solidez de esta barra de hierro? ¿Los átomos que la componen? Por cierto no, dado que ellos no se tocan uno con otro. La causa de esta solidez es la atracción molecular; es decir, una fuerza invisible. *** "Para hablar con exactitud, la solidez no existe. Tomemos entre nuestras manos una pesada pelota de hierro; esta pelota está compuesta de moléculas invisibles que no se tocan una con otra, que están compuestas de átomos que tampoco se tocan uno con otro. La continuidad que la superficie de esta pelota parece tener y su aparente solidez son entonces puras ilusiones. Para el científico que analiza su estructura es una nube de mosquitos, como aquellos que están suspendidos en el aire en las noches de verano. De nuevo, calentemos esta pelota, que nos parece sólida; ésta fluirá; calentémosla todavía más, ésta se evaporará, sin, entonces, cambiar su naturaleza. Líquido o gas, siempre continuará siendo hierro. *** "Estamos en este momento en una casa. Todas estas paredes, estos pisos, estas alfombras, estos muebles, esta chimenea de mármol, están compuestos de moléculas que no se tocan la una a la otra más que lo hacen aquéllas de la pelota de hierro. Y todas estas moléculas que constituyen la materia rotan la una alrededor de la otra. *** "Es la misma cosa con nuestro cuerpo. Éste está compuesto de moléculas rotando perpetuamente. Es una llama incesantemente consumida, e incesantemente renovándose a sí misma. Es un río en cuyas orillas nos sentamos fantaseando que vemos la misma agua fluyendo, pero del cual su corriente renueva cada gota perpetuamente. *** "Cada glóbulo de nuestra sangre es un mundo (y nosotros tenemos cinco millones de éstos en un milímetro cúbico). Incesantemente, sin pausa o tregua, en nuestras arterias, en nuestras venas, en nuestra carne, en nuestro cerebro, los átomos giran, se mueven, se precipitan en un vórtice de vida tan rápido, relativamente, como los de los cuerpos celestiales. Molécula por molécula, nuestro cerebro, nuestro cráneo, nuestros ojos, nuestros nervios, nuestra carne se renuevan sin cesar, y tan rápidamente que en unos pocos meses nuestro cuerpo es totalmente reconstruido. Por medio de cálculos basados en la atracción molecular, ha sido estimado que en la gota de agua más minúscula posible sostenida en la punta de un alfiler, una gota invisible al ojo desnudo, que mide una milésima de milímetro cúbico, hay más de doscientos veinticinco millones de moléculas. *** "En la cabeza de un alfiler hay no menos de ocho sextillones de átomos, u ocho mil billones de billones, y esos átomos están separados el uno del otro por distancias considerablemente más grandes que sus dimensiones, siendo estas dimensiones, además, invisibles incluso bajo los más poderosos microscopios. Si uno deseara contar el número de átomos contenidos en la cabeza de un alfiler, tomando de éste en pensamiento una mil milésima parte cada segundo, sería necesario continuar la operación por cincuenta y tres mil años para terminar su enumeración. *** "En una gota de agua sobre la cabeza de un alfiler hay innumerablemente más átomos que todas las estrellas que los astrónomos, armados con sus más poderosos telescopios, son capaces de descubrir en el cielo. *** "¿Qué es, entonces, lo que sostiene a la Tierra, el Sol y las estrellas del Universo en el espacio infinito? ¿Qué sostiene esta larga barra de hierro, que va a soportar el peso de una casa, en dos paredes? ¿Qué le da a cada cuerpo su forma? La atracción de la gravitación. *** "El universo, material y espiritual, todo lo que contemplamos, está formado de átomos invisibles e imponderables. El Universo es una manifestación de la fuerza. Dios es el alma del Universo; en Deo vivimus, movemus et summus. *** "Como el alma es el poder que mueve el cuerpo, entonces es el Ser Infinito el poder que mueve el Universo. La teoría de la naturaleza puramente material del Universo es indefendible por el científico que lleva sus investigaciones más allá de las apariencias de las cosas. La voluntad humana es débil, es cierto, comparada a las fuerzas cósmicas. Pero, al enviar un tren de París a Marsella, un barco de Marsella a Suez, yo sustituyo por mi voluntad una parte infinitesimal de la masa terrestre, y modifico el curso de la Luna. ¡Niños ciegos del siglo diecinueve, retornemos a las palabras del Cisne de Mantua: Mens agitat molem! *** "Si analizo la materia encuentro por todas partes el átomo invisible; la materia desaparece como humo en la atmósfera. Si mis ojos tuvieran el poder para ver la realidad de las cosas ellos mirarían a través de las paredes formadas de moléculas separadas, a través de cuerpos sólidos, vórtices atómicos. Nuestros ojos físicos contemplan sólo lo que está. Es con el ojo del espíritu que nosotros debemos ver. No confiemos en el solo testimonio de nuestros sentidos. Hay tantas estrellas sobre nuestra cabeza durante el día como las hay en la noche. *** "En la naturaleza no hay ni astronomía, ni física, ni química, ni mecánica; todos éstos son sólo métodos subjetivos de observación. Todas las cosas son una. Lo infinitamente grande es idéntico con lo infinitamente pequeño. El espacio es infinito sin ser grande. La duración es eterna sin ser larga. Las estrellas y los átomos son uno. *** "El Universo es hecho uno por una fuerza invisible, imponderable, inmaterial que pone sus átomos en movimiento. Si un solo átomo debiera dejar de ser movido por esta fuerza, el Universo vendría a detenerse. La Tierra gira alrededor del Sol. El Sol gravita alrededor de un fuego sideral en movimiento como él mismo. Los millones, las miríadas de soles que pueblan el Universo, se mueven con una velocidad más grande que una bala disparada por un cañón. *** "El átomo mismo no es materia inerte. Es un centro de fuerza. La parte esencial del hombre, aquella que le da su organización, no es su parte material; no es ni el protoplasma ni la célula, ni esas maravillosas y fecundas uniones de carbono con hidrógeno, de oxígeno y nitrógeno; es Fuerza vital, invisible, inmaterial. Es ésta la que agrupa, dirige y mantiene juntas las innumerables moléculas que componen la admirable armonía del cuerpo viviente. *** "Materia y fuerza nunca han sido encontradas separadas la una de la otra. Ellas son, quizás, idénticas. Que el cuerpo deba desintegrarse todo, inmediatamente después de la muerte, como se desintegra lentamente, renovándose perpetuamente durante la vida, importa poco. El alma permanece. El átomo psíquico, el principio de organización, es el centro de esta fuerza. Éste, también, es indestructible. Eso que vemos es una ilusión. El resto es lo invisible". Él caminaba por el cuarto de un lado al otro con pasos rápidos. La joven le escuchaba como el discípulo escucha a su maestro, un bien-amado maestro, y aunque sus palabras eran sólo para ella, él no parecía tomar nota de su presencia, tan silenciosa e inmóvil que había permanecido. Ella se le acercó y tomó sus manos entre las suyas. "¡Ah!" exclamó, "si no has aprehendido todavía la verdad, ésta no por mucho tiempo escapará de ti" *** Entonces, con creciente entusiasmo: "Tú crees", añadió ella , aludiendo a una duda a la cual él a menudo había dado expresión, "que es imposible para el ser terrestre alcanzar un conocimiento completo de la verdad, porque tiene sólo cinco sentidos, y una multitud de los fenómenos de la naturaleza permanecen desconocidos a su mente, no teniendo medios con los cuales alcanzarla. Del mismo modo como deberíamos ser incapaces de ver, si somos privados del nervio óptico; de escuchar, si somos privados del nervio auditivo; así también la vibración, las manifestaciones de fuerza, que no encontraron cuerda que responda a su vibración en el instrumento de nuestro organismo, permanecen desconocidas para nosotros. *** "Concibo, y estoy dispuesta a conceder, que los habitantes de otros mundos pueden ser inmensurablemente más avanzados que nosotros. Pero me parece que, aunque tú perteneces a la Tierra, has encontrado la verdad". *** "Amada amiga", respondió, sentándose al lado de ella en el sofá grande de la biblioteca, "es muy cierto que nuestra arpa terrestre está necesitada de acordes, y es muy probable que un habitante del sistema de Sirius ridiculizaría nuestras pretensiones al conocimiento. El magneto más pequeño puede, con mayor facilidad que Newton o Leibnitz, descubrir el polo magnético; y la golondrina tiene más conocimiento de las variedades de la latitud que el que tuvieron Cristóbal Colón o Magallanes. ¿Qué dije hace un momento? Que las apariencias son una ilusión y que la mente debe ser capaz de divisar, a través de la materia, la fuerza invisible que la anima. La materia no es lo que parece, y nadie que está consciente del progreso hecho en las ciencias exactas de hoy puede pretender ser un materialista". *** "Entonces", ella replicó, "el átomo psíquico del cerebro, el principio del organismo humano, sería inmortal, como los átomos por todas partes, si nosotros fuéramos a admitir los axiomas fundamentales de la química. Pero diferiría de los otros, en ser superior a ellos, estando el alma adjunta a éste. ¿Pero todavía sería consciente de su existencia? ¿Puede el alma participar de la naturaleza de la electricidad? Una vez vi un relámpago pasar a través de un cuarto, apagando las luces. Cuando ellas fueron encendidas de vuelta se encontró que el mate dorado había desaparecido del reloj y que el candelero de plata engarzado estaba dorado en varias partes. Allí tienes una fuerza sutil. *** "No razonemos por analogías; nunca habremos de llegar a la verdad de esa manera. Todos nosotros sabemos que moriremos; pero no lo creemos. ¿Cómo sería posible para nosotros creerlo? ¿Cómo podríamos comprender qué significa la muerte, que no es sino un cambio de estado de lo conocido a lo desconocido, de lo visible a lo invisible? Que el alma existe como fuerza no lo dudamos, que es una con el átomo cerebral, el principio de organización, podemos admitirlo. Que ésta entonces sobrevive a la disolución del cuerpo, nosotros lo concebimos". *** "Pero qué llega a ser de ésta? ¿A dónde va?" *** "El más grande número de almas no es siquiera consciente de su propia existencia. De los mil cuatrocientos millones de seres humanos que pueblan nuestro planeta, noventa y nueve cientos no piensa. ¿Qué uso, en nombre del Cielo, deben hacer ellos de la inmortalidad? Como la molécula de hierro flota sin ser consciente de esto, en la sangre que late debajo de la ceja de un Lamartine o un Víctor Hugo, o permanece por un tiempo anexo a la espada de un César, como una molécula de Hidrógeno brilla en la lámpara de gas del salón de la ópera, o se hunde en la gota de agua tragada por el pez, en los oscuros abismos del mar, así también los átomos vivientes que nunca han pensado, dormitan. *** "A las almas que piensan pertenece el don de la vida intelectual. Ellas son los guardianes de la herencia de la humanidad y la incrementan por las edades que están aún por venir. Si no fuera que las almas humanas que están conscientes de su existencia y viven por el espíritu, son inmortales, la historia total de la Tierra terminaría en nada, y la entera creación, la de los más grandes mundos, tanto cuanto de nuestro propio planeta insignificante, sería un absurdo plausible, más vil y sin sentido que el más vulgar gusano rastrero. Éste tiene una raison d'être, y ¡el universo no tendría alguna! ¿Puedes imaginarte miríadas de mundos alcanzando el sumo esplendor de vida y pensamiento, sucediéndose el uno al otro interminablemente en la historia del universo sideral, sin ningún otro fin que dar nacimiento a esperanzas perpetuamente engañadas, a grandiosidades perpetuamente destruidas? En vano es que nos humillemos a nosotros mismos; no podemos admitir la aniquilación como el fin supremo del progreso, probado cual tal por toda la historia de la naturaleza. Las almas son las semillas de las poblaciones planetarias". *** "¿Pueden las almas, entonces, transportarse de un planeta a otro?" *** "Nada es tan difícil de comprender como eso de lo que somos ignorantes; nada es más simple que lo que conocemos. ¿Quién se asombra hoy al ver los hilos telegráficos que transmiten el pensamiento humano instantáneamente a través de continentes y océanos? ¿Quién se asombra al ver la luz transmitida de una estrella a otra con una velocidad de trescientos mil kilómetros por segundo? Además, sólo los filósofos serían capaces de apreciar estas maravillas; nada sorprende al rebaño vulgar. Si, por medio de algún nuevo descubrimiento, nosotros fuéramos capaces mañana de enviar mensajes a los habitantes de Marte, y de recibir respuestas al retorno, tres-cuartos de la humanidad habría cesado de maravillarse de esto al día siguiente. *** "Sí, principios vivos de fuerza pueden transportarse de un mundo a otro, no siempre y no por todas partes, de seguro no, no todos ellos. Hay leyes y condiciones para ser observadas. Mi voluntad, por el auxilio de mis músculos, tiene el poder de mover mi brazo para lanzar una piedra; si yo tomo en mi mano una pesa de veinte kilogramos ésta todavía tiene poder para mover mi brazo; pero si yo trato de elevar una pesa de mil kilogramos, ésta no podrá hacerlo más. Ciertos espíritus son incapaces de cualquier especie de actividades; otros han logrado poderes trascendentes. Mozart, a los seis años de edad, hizo sentir a todos los que le escucharon el hechizo de su genio musical, y publicó, a los dieciocho, sus dos primeras obras de sonetos, mientras que el más grande dramaturgo que ha vivido, Shakespeare, había escrito nada valioso de su nombre antes de los treinta. No debemos pensar que el alma pertenece a algún mundo sobrenatural. Nada hay que no esté en la naturaleza. Es escasamente más que cien mil años desde que la humanidad terrestre emergió de su estado crisálido de ser. Durante millones de años, durante los períodos primario, secundario y terciario, no hubo sobre la Tierra una sola mente para apreciar los gloriosos espectáculos que ésta ofrecía, una sola mirada humana para notarlos. El progreso de la evolución gradualmente desarrolló desde plantas y animales, almas de un grado inferior; el hombre es de reciente data sobre el planeta. La naturaleza es un progreso incesante; el Universo es un perpetuo devenir, un ascenso sin fin". *** "Todos los mundos", añadió él, "no están habitados actualmente. Algunos están en el amanecer, otros en el crepúsculo de su existencia. En nuestro sistema solar, por ejemplo, Marte, Venus, Saturno y varios de los satélites, están en la completa actividad de vida. Júpiter parece haber pasado su primer período; la Luna quizás ya no está más habitada. La presente época de nuestra historia no posee una importancia más grande en la historia general del Universo que nuestro hormiguero en la infinidad del espacio. Antes de que la Tierra existiera allí habían estado, desde toda la eternidad, mundos poblados por seres humanos; cuando nuestra Tierra haya rendido su último suspiro, y la última familia humana haya caído dormida en su último sueño, en las riberas del lago más remoto del océano congelado, innumerables soles brillarán todavía en el espacio infinito, todavía habrán mañanas y noches, tiempo primaveral y flores, esperanzas y alegrías. Nuevos soles, nuevas tierras, nuevos seres humanos. El infinito espacio es poblado por tumbas y cunas. Pero la vida, el pensamiento, el eterno progreso son el objetivo final de la creación. *** "La Tierra es un satélite de una estrella. Ahora, como en el futuro, nosotros somos habitantes de los cielos. Ya sea que lo sepamos o que seamos ignorantes de esto, nosotros vivimos, en realidad, entre las estrellas". *** Así los dos amigos sostenían conversaciones sobre los poderosos problemas que ocupaban sus pensamientos. Cuando llegaban a una solución, incluso incompleta, de alguno de éstos, ellos experimentaban una felicidad genuina de haber dado un paso adelante en la búsqueda de lo desconocido, y eran capaces de conversar con más tranquilidad después, en las materias ordinarias de la vida. Ellos eran dos intelectos igualmente ávidos por el conocimiento, pensando, con el fervor de la juventud, que podían aislarse del mundo, conquistar los sentimientos humanos y alcanzar, elevándose a alturas celestes, la estrella de la Verdad que brilla sobre sus cabezas, en las altitudes del espacio. Ir a: [Contenido] [1.1] [1.2] [1.3] [1.4] [1.5] [2.1] [2.2] [2.3] [2.4] [2.5] [2.6] [3.1] [3.2] [3.3] [3.4] [3.5] [3.6] Camille Flammarion Camille Flammarion (1842-1925), astrónomo francés conocido por su talento para popularizar la astronomía. En 1862 fue expulsado del Observatorio de París por Urbain Le Verrier después de que publicara su obra La pluralidad de los mundos habitados. Esto no impidió a Flammarion continuar sus observaciones. En 1879 publicó su manual de astronomía popular, que tuvo un inmenso éxito. Entretanto trabajó como calculador en la Oficina de Longitudes; sus capacidades en materia de astronomía fueron muy reconocidas. En 1883 hizo construir un observatorio en el municipio de Juvisy-sur-Orge, donde se instaló y continuó sus investigaciones hasta su muerte. Realizó numerosas observaciones de los planetas del Sistema Solar y en 1887 fundó la Sociedad Astronómica de Francia. Fuente de la presente cita onomástica: "Camille Flammarion." Microsoft ® Encarta ® 2007. [CD] Microsoft Corporation, 2006 . Derechos Reservados ©2006 - 2009 URANIA SCENIA & ITIPCAP |
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