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Urania, la Musa Celeste
URANIA

TERCERA PARTE
CIELO Y TIERRA

I. TELEPATÍA - LO DESCONOCIDO DE AYER - CIENCIA - APARICIONES - LAS FACULTADES PSÍQUICAS - EL ALMA Y EL CEREBRO


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[Data de Fuente & Traducción]

 

*** La sesión magnética en Nancy había dejado una vívida impresión en mi mente. Yo a menudo pensaba en mi amigo fallecido, en sus investigaciones en los dominios inexplorados de la naturaleza y la vida, y en sus investigaciones serias y originales relacionadas con el misterioso problema de la inmortalidad. Pero ahora no podía pensar más en él sin asociar con él la idea de una posible reencarnación en el planeta Marte.

*** Esta idea me parecía audaz, precipitada, quimérica, si Vd. quiere, pero no absurda. La distancia de nuestra Tierra a Marte es como cero donde concierne a la transmisión de la fuerza de atracción; es casi insignificante en el caso de la luz, dado que unos cuantos minutos bastan para que una onda de luz atraviese esos millones de leguas. Pensé en el telégrafo, el teléfono, el fonógrafo, el poder de la voluntad del magnetizador ejercida sobre su sujeto a la distancia de varias millas, y a veces me preguntaba si un día no podría ser posible, a través de algún paso agigantado en el descubrimiento científico, tender un puente celeste desde nuestro mundo a sus esferas hermanas en el espacio.

*** Durante mi observación de Marte a través del telescopio, la noche siguiente, fui distraído por mil ideas extrañas. El planeta era, sin embargo, tan interesante, desde un punto de vista científico, como había sido durante toda la primavera y el verano de 1888. Vastas inundaciones habían tenido lugar en uno de sus continentes, la Libye - como ya había sucedido una antes, en 1882, de acuerdo a las observaciones hechas por los astrónomos, bajo diferentes circunstancias. Se halló que su meteorología y su climatología no son las mismas que las nuestras, y que las aguas que cubren cerca de una mitad de la superficie del planeta experimentan desplazamientos y cambios periódicos, de los cuales la geografía terrestre no puede dar idea. Las nieves del polo norte habían disminuido grandemente, un hecho que probaba que el verano en ese hemisferio había sido caluroso, aunque menos que el verano en el hemisferio sur. Por lo demás, ha habido muy pocas nubes sobre Marte durante la serie completa de nuestras observaciones. Pero extraño como pudiera parecer, no eran estos hechos científicos, importantes en sí, y la base de todas nuestras conjeturas, lo que más ocupaba mis pensamientos: era lo que el sensitivo me había dicho con respecto a George e Iclea. Las ideas fantásticas que pasaban por mi cerebro, me impedían hacer alguna observación con valor científico. Yo continuamente me preguntaba si no podía existir comunicación entre dos seres distantes el uno del otro, e incluso entre los vivos y los muertos, y cada vez me respondía que tal pregunta era en sí misma anticientífica e indigna de una mente práctica.

*** Pero, después de todo, ¿qué es eso que llamamos "ciencia"?

*** ¿Qué hay en la naturaleza que no es "científico"? ¿Dónde están los límites de la ciencia abstracta? ¿Es el cuerpo de un ave realmente de más relevancia científica que su brillante plumaje, o su canto con sus variadas cadencias? ¿Es el esqueleto de una linda mujer menos digno de atención que su estructura de carne y su forma viviente? ¿No es el análisis de las emociones del alma, científica? ¿No es científico procurar conocer si el alma puede realmente ver desde lejos, y cómo? Y entonces ¿cuál es esta extraña vanidad, esta ingenua presunción de nosotros imaginar que la ciencia ha dicho su última palabra; que conocemos todo lo que hay que conocer, que nuestros cinco sentidos son suficientes para comprender la naturaleza del Universo? Decir que podemos reconocer, entre las fuerzas que actúan alrededor nuestro, la atracción, la luz, la electricidad, ¿es decir que no hay otras fuerzas que escapan de nuestro conocimiento, porque no tenemos la facultad de percibirlas? No es esta hipótesis la absurda; es la ingenuidad de los pedagogos y académicos. Nos sonreímos de las ideas de los astrónomos, los filósofos, los médicos, los teólogos de hace tres siglos. En tres siglos más, nuestros sucesores en las ciencias ¿no sonreirán a su vez de las afirmaciones de aquellos que en nuestros días pretenden saberlo todo?

*** Todos los médicos a quienes comuniqué, hace quince años, los fenómenos magnéticos observados por mí en ciertos experimentos, negaban absolutamente la realidad de los hechos observados. Yo me encontré a uno de ellos recientemente en el instituto: "¡Oh! dijo él, no sin astucia, "entonces era magnetismo, ahora es hipnotismo, y somos nosotros quienes lo estudiamos. Eso es una cosa muy diferente"'

*** Moraleja: Nada neguemos positivamente. Estudiemos, examinemos; la explicación vendrá más tarde. Fue en este estado de ánimo, cuando, paseando de un lado a otro por mi biblioteca, mis ojos cayeron sobre una elegante edición de Cicerón, la cual no había visto por algún tiempo. Tomé uno de los volúmenes, lo abrí al azar, y leí como sigue:

*** "Dos amigos llegaron a Megara y se alojaron en diferentes hospederías. Uno de ellos apenas había caído dormido cuando vio a su compañero de viaje delante de él, quien le dijo con un aire trágico, que su anfitrión había concebido un plan para asesinarle, rogándole al mismo tiempo que vaya tan rápido como sea posible en su auxilio. El otro despertó, pero convencido que había sido engañado por un sueño, pronto cayó dormido otra vez. Su amigo se le apareció de nuevo y le suplicó apresurarse, porque los asesinos justo habían entrado a su habitación. Muy perturbado, no pudo evitar sentirse sorprendido por la persistencia del sueño, y estuvo inclinado a ir en ayuda de su amigo, pero la razón y la fatiga finalmente se impusieron, y se volvió a dormir. Entonces su amigo apareciósele una tercera vez, pálido, desangrado, desfigurado. "Infeliz", le dijo, "tú no viniste cuando te lo imploré. Es demasiado tarde para ayudarme ahora: ¡todo lo que queda es vengarme! Ve al amanecer a la entrada de la ciudad. Encontrarás allí una carreta cargada de estiércol; detenla y ordena que se descargue; encontrarás mi cuerpo oculto en ella. Concédeme el honor del entierro; busca a mis asesinos y castígalos". Persistencia tan determinada, detalles tan minuciosos, no permitieron más duda. El amigo se levantó, se apresuró a la puerta indicada, y se adelantó y paró al conductor, quien, sorprendido, no hizo ningún intento de resistencia, y el cuerpo del hombre asesinado fue descubierto de inmediato, ocultado en la carreta".

*** Este incidente pareció venir expresamente en apoyo de mis opiniones tocantes a estos problemas heterodoxos. Sin duda no faltarán teorías para la explicación del incidente. Puede decirse que la historia no sucedió exactamente como la relata Cicerón, que ha sido amplificada o exagerada, que los dos amigos al llegar a una ciudad extraña, bien podrían temer algún infortunio, que, temiendo por la vida de su amigo, y fatigado por el viaje, podría fácilmente suceder que uno de ellos debiera soñar con que su amigo es víctima de un asesinato. Por lo que respecta al episodio de la carreta, los viajeros podrían haber visto una en el patio de la hospedería, y el principio de la asociación de ideas da cuenta de su conexión con el sueño. Sí, uno puede hacer todas estas hipótesis explicativas, pero ellas son sólo hipótesis. Admitir que hubo realmente comunicación entre el muerto y el vivo también es una hipótesis.

*** ¿Son raros los hechos de esta clase? No lo pienso así. Recuerdo, entre otros, un incidente en particular, el cual me lo relató Jean Best, un viejo amigo mío, quien, en compañía del distinguido Edward Charton, otro amigo, fundó, en 1883, la Revista Pittoresque, y quien muriera hace algunos años. Él fue un hombre grave, frío, metódico, un habilidoso tallador, un concienzudo gerente, Todos quienes le conocieron sabían cuán in-excitable era su temperamento, y cuán poco imaginativo. El siguiente acontecimiento tuvo lugar cuando él era un niño alrededor de los cinco o seis años.

*** Fue en Toul, su lugar natal. Una hermosa noche él estaba acostado en su pequeña cama, despierto, cuando vio que su madre entró a su cuarto, caminó a través del piso, y fue a la siguiente habitación, cuya puerta estaba abierta, donde su padre estaba jugando cartas con un amigo. En ese momento su madre estaba en Pau muy enferma. Él se levantó inmediatamente de su cama y corrió detrás de la aparición en el cuarto, donde buscó por ella en vano. Su padre, con alguna impaciencia, le regañó, y, diciéndole que había estado soñando, le mandó de vuelta a su cama. El niño, convencido al principio de que esto era así, regresó a la cama y trató de dormirse. Pero algunos momentos más tarde, estando sus ojos bien abiertos, vio claramente a su madre una segunda vez pasar muy cerca de él, y esta vez brincó hacia ella para abrazarla. Pero ella se desvaneció al instante. Él no deseaba regresar a la cama, sino que permaneció en el cuarto con su padre, quien seguía jugando a las cartas. Ese mismo día, y a esa misma hora, su madre había expirado en Pau.

*** Yo tuve este reporte detallado del mismo Sr. Best, quien conservaba un imborrable recuerdo de esto. ¿Cómo va a explicarse este acontecimiento? Puede decirse que el niño, conociendo la enfermedad de su madre, pensaba en ella con frecuencia, y que experimentó una alucinación que coincidió, por azar, con la muerte de ésta. Puede ser así. Pero también es posible que hubiera un vínculo simpático entre la madre y el niño, y que en ese momento solemne, el alma de la madre había realmente sostenido comunicación con el alma de su hijo. ¿Cómo? Esto puede preguntarse. Pero lo que no sabemos comparado con lo que sabemos, es como el océano comparado con una gota de agua.

*** ¡Alucinaciones! Esto se dice con facilidad. Se han escrito innumerables trabajos médicos sobre la materia. Todo el mundo conoce el trabajo de Brierre de Boismont. Entre las muchas observaciones que contiene, a propósito de esta materia, citaremos las dos siguientes:

*** "Obs. 84.- En el tiempo de la peste en Londres, habiendo el rey James llegado recién a Inglaterra, y hospedándose con Lord Camden en la casa de campo de Sir Robert Cotton; su hijo mayor, todavía un niño, que vivía en aquel entonces en Londres, apareciósele en un sueño, con un corte desangrante en su frente, como si hubiera sido herido por una espada. Aterrorizado por esta aparición, el rey empezó a orar, y en la mañana él se dirigió al cuarto de Lord Camden, a quien relató el acontecimiento de la noche. Camden procuró tranquilizar al monarca, diciéndole que había sido víctima de un sueño, y que no había necesidad de atormentarse a sí mismo sobre el asunto. El mismo día el rey recibió una carta de su esposa, informándole de la pérdida de su hijo, quien había muerto de la peste. Cuando el niño se le había aparecido a su padre, tenía la figura y las proporciones de un hombre adulto.

*** "Obs. 87.- Mdlle. R., una señorita dotada de excelente juicio, religiosa sin llegar a la mojigatería, vivía, antes de su matrimonio, en la casa de su tío, el Dr. D., un médico reconocido, y miembro del Instituto. Ella estaba separada de su madre, quien estaba seriamente enferma en el campo.

*** "Una noche esta señorita soñó que vio a su madre cerca de ella, pálida, enferma, moribunda, y mostrando gran angustia al no estar rodeada por sus niños, de los cuales uno, el Cura de una parroquia en París, había emigrado a España, el otro estaba en Paris. Poco después ella escuchó a su madre llamarla varias veces por su nombre; y vio, en sus sueños, que las personas que rodeaban a su madre, suponiendo que ella preguntaba por su pequeña nieta, del mismo nombre, entraron a la próxima habitación por ella; una señal de la misma mujer enferma les hizo saber que no era a su nieta, sino su hija, entonces en París, a quien ella deseaba ver. Su rostro expresaba el dolor que sentía por la ausencia de su hija; de repente su semblante cambió, una mortal palidez se esparció generalizándose, y cayendo en la cama, expiró.

*** "Al día siguiente, al aparecer muy triste Mdlle. R., su tío el Dr. D., le rogó que le permita saber la causa de su congoja; ella le contó, con todos sus detalles, el sueño que la había angustiado tan grandemente. El Dr. D., encontrándola en este estado de ánimo, echó sus brazos alrededor de ella, confesando que el sueño era sólo demasiado verídico, y que su madre acababa de morir; él no entró en mayores detalles. Algunos meses más tarde, aprovechando la ausencia de su tío para arreglar sus papeles, que, como muchos otros hombres doctos, a él le disgustaba que se los tocasen, Mdlle. R. encontró entre ellos una carta contando las circunstancias de la muerte de su madre. ¡Cuál fue su sorpresa al leer en ésta los detalles más minuciosos de su sueño!".

*** ¡Alucinación! ¡Coincidencia fortuita! ¿Es ésta una explicación satisfactoria? En todos los casos es una explicación que nada explica. Un gran número de gente ignorante y no pensante de todas las edades, y de todas las posiciones en la vida; gente que vive de sus rentas, mercaderes o diputados, escépticos por temperamento o por entrega a la moda, simplemente declaran que no creen esas historias, y que no hay verdad en ellas. Ésta es también una solución del problema indigna de atención seria. Las mentes acostumbradas a estudiar no pueden estar contentas con una negación desnuda y no soportada de los hechos.

*** Un hecho es un hecho, y como tal debe ser aceptado, aún cuando, en el estado presente de nuestro conocimiento, sea imposible explicarlo.

*** Es cierto que los anales médicos dan testimonio que hay realmente alucinaciones de más de una clase, y que ciertas organizaciones nerviosas son víctimas de ellas. Pero esto no es razón para la conclusión de que todos los fenómenos psico-biológicos inexplicados son alucinaciones.

*** El espíritu científico de nuestra era busca, con razón, aclarar todos estos hechos de las neblinas delusivas del supernaturalismo, considerando que realmente nada sobrenatural hay, y que la naturaleza, cuyo dominio es infinito, abarca todo. Hace algunos años una sociedad científica, particularmente digna de notar, fue organizada en Inglaterra con el propósito especial de estudiar estos fenómenos. Ésta es llamada la "Sociedad para la Investigación Psíquica"; [*] ésta tiene en su cabeza algunos de los ilustres sabios al otro lado del Canal Inglés; y ya ha hecho importantes publicaciones. Estos fenómenos de vision à distance son clasificados bajo el título general de Telepatía. (τη'λε, far, πα'θος, sensación, sentimiento.)

*** Se hacen investigaciones rigurosas examinando la evidencia, de la que hay una considerable variedad. Por un instante pasemos revista a esta colección, y seleccionemos de ella algunos documentos debida y científicamente probados.

*** En el siguiente caso, observado recientemente, el testigo estaba tan completamente despierto como lo estamos Vd. o yo en este momento. La persona en cuestión es un cierto Sr. Robert Bee, con residencia en Wigall, Inglaterra. Aquí está esta curiosa revelación, escrita por el observador mismo.

*** "El 18 de Diciembre de 1873, fui con mi esposa a visitar a su familia en Southport, dejando a mis padres, a toda luz, en perfecto estado de salud. Al día siguiente, en la tarde, tomando una caminata por la orilla del mar, fui embargado por tan profunda melancolía que se hizo imposible para mí interesarme en algo, de modo que no nos retrasamos en retornar a la casa.

*** "De repente mi esposa, mostrando alguna inquietud, dijo que iría al cuarto de su madre por unos pocos minutos. Un momento después, yo mismo me levanté del sofá y fui a la sala.

*** "La señora, vestida como si fuera a salir, se me aproximó, viniendo de la habitación vecina. Yo no observé sus facciones, porque su cara no estaba vuelta hacia mí. Yo inmediatamente me dirigí a ella, pero no recuerdo lo que dije.

*** "En ese mismo instante, y mientras ella estaba frente a mí, mi esposa retornó del cuarto de su madre, y pasó justo por el lugar donde la señora estaba de pie, sin parecer observarla. Yo exclamé sorprendido: '¿Quién es esa señora, con quien te acabas de cruzar sin prestarle atención?'

*** " 'Yo no me he cruzado con nadie', replicó mi esposa, todavía más sorprendida que yo. - '¿Qué?' respondí, '¿no viste una señora justo ahora, que estaba hace un momento donde estás parada? Ella salió del cuarto de tu madre, y ahora debe estar en el vestíbulo'.

*** " 'Es imposible', respondió, ''no hay absolutamente nadie en casa sino mi madre y nosotros'.

*** "En efecto, ningún extraño había estado allí, y la búsqueda, que hicimos al mismo tiempo, no mostró otro resultado.

*** "Era entonces tres minutos para las ocho de la mañana. La mañana siguiente, un telegrama nos anunció la repentina muerte de mi madre de un ataque al corazón, precisamente a la misma hora. Ella estaba en la calle a esa hora, vestida exactamente como la extraña que pasó delante mío".

*** Tal es la narración de un testigo-ocular. Investigaciones, hechas por la Sociedad para la Investigación Psíquica, han demostrado concluyentemente la autenticidad y concurrencia del testimonio. Esto es un hecho verdadero, como cualquier observación meteorológica, astronómica, física o química. ¿Cómo va a ser explicada? "Una coincidencia", Vd. dirá.

*** ¿Puede ser satisfecha una crítica científica exacta con esta palabra? Todavía otro caso.

*** "El Sr. Frederick Wingfield, residente en Belle-Isle en Terre (Côtes-du-Nord), escribió que el 25 de Marzo de 1880, habiendo ido a dormir tarde, después de haber pasado una parte de la noche leyendo, soñó que su hermano, que vivía en el condado de Essex, Inglaterra, estaba sentado a su lado, pero que, en vez de responder a una pregunta que él le dirigía, negó con la cabeza, se levantó de su silla, y se fue. La impresión había sido tan vívida que el narrador se levanto de un brinco, medio dormido, de su cama, y llamó a su hermano.

*** "Tres días después recibió la noticia de que su hermano había sido muerto por una caída de su caballo el mismo día, el 25 de marzo, a las ocho y media de la noche, unas pocas horas antes que ocurriera el sueño que justo acabamos de relatar.

*** "Una investigación probó que la fecha de su muerte fue como había sido dada, y que el autor de esta narración había escrito su sueño en un cuaderno de memorandum, cuando esto ocurrió, y no después".

*** Otro caso:

*** "El Sr. S. y M.L., ambos empleados en una oficina del gobierno, habían sido amigos íntimos por alrededor de ocho años. El lunes, 19 de marzo de 1833, L., saliendo de su oficina, tuvo un ataque de indigestión; él fue a una farmacia, donde le dieron cierta medicina. El siguiente jueves se sintió peor; el sábado de la misma semana él estaba todavía ausente de la oficina.

*** "La noche del sábado, el 24 de marzo, S. permanecía en casa, teniendo un dolor de cabeza; le dijo a su esposa que se sentía demasiado caluroso, una cosa que no le sucedía hacía dos meses, y después de hacer esta afirmación se fue a la cama, y un minuto después vio a su amigo L., parado frente a él, en las mismas ropas que usualmente vestía. S. notó particularmente en su sueño que él tenía una banda negra en su sombrero, que su abrigo estaba desabotonado y que tenía un bastón en su mano. L. miró a S. fijamente y pasó. S. entonces recordó el verso en el Libro de Job: "Entonces un espíritu pasó delante de mi cara; el vello de mi carne se me erizó'. En ese momento él sintió un escalofrío sobre su cuerpo, y su cabello se erizó. Luego le dijo a su esposa, '¿Qué hora es? Ella respondió, 'doce minutos y son las nueve'. Él le retornó, 'Si te pregunto la hora es porque L. está muerto; Acabo de verlo' Ella trató de persuadirle que esto era una ilusión, pero él le aseguró en la manera más seria que nada podía hacerle cambiar su opinión".

*** Tal es la historia contada por el Sr. S. Él no escuchó de la muerte de su amigo L. hasta el siguiente domingo, a las tres en punto de la tarde. L. había, de hecho, muerto la noche del sábado alrededor de las nueve menos diez minutos.

*** Podemos comparar este relato con el acontecimiento histórico narrado por Agrippa d' Aubigne a la hora de la muerte del Cardenal de Lorraine:

*** Estando el rey en Avignon, el 23 de diciembre de 1574, Charles, Cardenal de Lorraine, murió allí. La reina, Catherine de Medicis, se retiró a descansar más temprano de lo usual, teniendo en su couchée, entre otras distinguidas personas, al Rey de Navarra, el Arzobispo de Lyons, Madame de Ritz, Madame de Lignerolles y Madame de Sannes. Dos de estas señoras han dado fe de la veracidad de este relato. Cuando la reina estaba ofreciéndoles las buenas noches, se tiró para atrás en su almohada con un estremecimiento, cubrió su rostro con sus manos, y con un violento grito llamó a los presentes para que la asistan, señalándoles al mismo tiempo al Cardenal, que estaba parado al pie de la cama, sosteniendo su [del Cardenal] mano. Ella gritó varias veces: "¡Mi señor Cardenal, Yo nada tengo que hacer con Vd!" El Rey de Navarra inmediatamente envió a un caballero de su suite a las habitaciones del Cardenal, quien de vuelta dijo que el Cardenal había expirado en ese momento.

*** En su libro sobre "Humanidad Póstuma", publicado en 1882, Adolphe d'Assier da fe de la autenticidad del siguiente hecho, el cual ha sido reportado por una nativa de St. Gaudens, habiéndole sucedido a ella misma:

*** "Yo era en ese tiempo una niña", dice, "y solía dormir con mi hermana, que era mayor que yo. Una noche acabábamos de ir a la cama y de apagar la vela. El fuego en la parrilla no estaba completamente extinguido, y todavía arrojaba una débil luz sobre el cuarto. Tornando mis ojos hacia la chimenea, percibí para mi gran sorpresa, a un cura, sentado allí calentándose en el fuego. Él tenía las facciones y la figura de un tío nuestro que era un clérigo, y vivía en el vecindario. Yo llamé la atención de mi hermana sobre esta aparición; ella miró hacia la chimenea, y también lo vio. Ella, tanto como yo, reconoció a nuestro tío, el arcipreste. Entonces, embargadas por un indefinible terror, gritamos, '¡Auxilio! ¡Auxilio!' con toda nuestra fuerza. Mi padre, que dormía en un cuarto contiguo, despertado por nuestros gritos, se levantó en gran prisa, y vino a nosotras inmediatamente, con una vela en su mano. El fantasma había desaparecido; No vimos más a alguien en el cuarto. Al día siguiente recibimos una carta diciéndonos que nuestro tío había muerto esa noche".

*** Todavía otro hecho, reportado por un discípulo de Auguste Comte, y registrado por él durante su estancia en Río de Janeiro.

*** Fue en 1858. En la Colonia Francesa de esa capital todavía hablaban sobre una singular aparición que había sido vista unos pocos años antes. Una familia alsaciana, que consistía del esposo, la esposa y una pequeña hija, se hicieron a la mar para Río de Janeiro, adonde iban a reunirse con algunos compatriotas, que se habían establecido en esa ciudad. El viaje era largo, la esposa se puso enferma, y sin lugar a dudas por la falta de cuidado y la alimentación apropiada, murió antes que el buque arribara. El día de su muerte, ella cayó en un rapto; ella permaneció en ese estado por largo tiempo, y cuando recobró la conciencia, dijo a su esposo que estaba mirándola al lado: "Muero contenta, porque ahora estoy tranquila en lo que concierne al futuro de nuestra niña. Acabo de venir de Río de Janeiro. He encontrado la calle y la casa de nuestro amigo Fritz, el carpintero. Él estaba parado en su puerta. Le presenté a nuestra pequeña. Estoy segura que a tu llegada él la conocerá y cuidará de ella". El esposo se sorprendió de estas palabras, sin atribuirles, empero, alguna importancia. Ese mismísimo día, y precisamente a la misma hora, Fritz, el carpintero, de quien precisamente he hablado, estaba parado en la puerta de la casa donde vivía, en Río de Janeiro, cuando creyó haber visto a una compatriota suya, que cruzaba la pista, sosteniendo una niña pequeña en sus brazos. Ella le miró con aire suplicante, y pareció presentarle a la niña que sostenía en sus brazos. Su cara, que lucía muy delgada, le recordó, sin embargo, las facciones de Lotta, la esposa de su amigo y compatriota Schmidt. La expresión de su semblante, la peculiaridad de su paso, que le pareció ver más en una visión que en la realidad, todo impresionó a Fritz vívidamente.

*** Deseando asegurarse que él no era la víctima de una ilusión, llamó a uno de sus hombres, quien estaba trabajando en la tienda, y que era también un alsaciano, y de la misma localidad.

*** "Mira", le dijo, "¿no ves a una mujer en la calle sosteniendo a un niño en sus brazos? ¿No dirías que es Lotta, la esposa de nuestro compatriota Schmidt".

*** "No puedo decirte; no la distingo muy claramente", respondió el trabajador.

*** Fritz no dijo más; pero todas las circunstancias de esta aparición, real o imaginaria, y específicamente el día y la hora, fueron grabadas profundamente en su mente. Un corto tiempo después de esto él dijo que vio a su compatriota Schmidt llegar con una pequeña niña en sus brazos. La visita de Lotta entonces retornó a su mente, y antes que Schmidt abriera su boca, él le dijo:

*** "Mi pobre amigo, lo sé todo; tu esposa murió en la travesía; y antes de morir ella me trajo su pequeña niña, para que yo pudiera cuidar de ella. Mira, aquí están el día y la hora".

*** Tales eran, de hecho, el día y el momento registrados por Schmidt, a bordo del barco.

*** En su trabajo sobre los "Fenómenos de la Magia", publicado en 1864, Gougenot Mousseaux relata el siguiente hecho, cuya autenticidad certifica.

*** El Sir Robert Bruce, de la ilustre familia escocesa de ese nombre, fue el segundo oficial a bordo de un buque. Un día, mientras se aproximaba a Terranova, mientras estaba haciendo sus cálculos, se imaginó ver al capitán sentado en su pupitre, pero mirando con atención, encontró que era un extraño, cuya mirada, fija fríamente en él, lo sorprendió en gran medida. El capitán, a quien encontró cuando retornaba a la cubierta, notó su mirada de asombro, y le preguntó qué quería decir:

*** "Pero, quién está entonces en su pupitre?" le dijo Bruce.

*** "Nadie".

*** "Sí, hay alguien allí: ¿es un extraño? - ¿y cómo llegó allí?"

*** "Usted está soñando - ¿o bromea?"

*** "No de ninguna manera; ¿baje y verá?"

*** Ellos bajaron a la cabina, pero nadie estaba sentado en el pupitre. Hicieron la búsqueda por todo el buque; pero ningún extraño iba a ser hallado.

*** "El hombre que vi, sin embargo, estaba escribiendo en su pizarra; su escritura podría estar allí todavía", dijo Bruce.

*** Ellos miraron a la pizarra; estas palabras estaban escritas en ella, "Naveguen al noroeste".

*** "Pero esto está escrito por Usted o por alguien a bordo, ¿no es así?"

*** "No".

*** Se pidió a cada uno a su turno escribir la misma oración; pero la caligrafía de ninguno se parecía a la de la pizarra.

*** "Bien, sigamos el consejo dado por estos maderos, naveguen el barco al noroeste; el viento es bueno, y nos permitirá probar el experimento".

*** Tres horas más tarde el vigía señaló un iceberg, y ellos vieron cerca a éste un buque descompuesto y abarrotado de gente, con destino a Liverpool desde Quebec. Los pasajeros fueron llevados a bordo del buque de Bruce por los botes-salvavidas. En el momento cuando uno de los hombres estaba subiendo a bordo del buque que los había rescatado, Bruce dio un respingo, grandemente agitado. Había reconocido al extraño que había visto escribiendo las palabras en la pizarra. Él le contó al capitán este nuevo incidente.

*** "Me haría el favor de escribir 'Navegue al noroeste', en esta pizarra", dijo el capitán al recién-llegado, presentándole el lado que no tenía escritura.

*** El extraño escribió las palabras como fue solicitado.

*** "Bien, reconoce Vd. haber escrito eso?" dijo el capitán, impresionado con la identidad de la escritura.

***"¿Por qué?, ¡Vds. me han visto escribirlo! ¿Cómo podría ser posible que tengan alguna duda sobre esto?"

*** Como única respuesta, el capitán volteó el otro lado de la pizarra, y el extraño estuvo confundido al ver su propia caligrafía en ambos lados de ésta.

*** "¿Hubo Vd. soñado que escribió en esta pizarra?" dijo el capitán del buque averiado, al hombre que justo había escrito en la pizarra.

*** "En absoluto; no tengo recuerdo de esto".

*** "¿Qué estuvo haciendo este pasajero al medio día?" dijo el capitán al capitán del buque deshabilitado, al que había rescatado.

*** "Como él estaba muy cansado, estuvo durmiendo profundamente. Tan aproximadamente como puedo recordar, esto fue poco antes del medio día. Una hora después, a lo mucho, él despertó y me dijo, "Capitán, ¡seremos salvados este mismo día!" añadiendo: "Soñé que estaba a borde de un barco que había venido a nuestro rescate". Él describió el buque y sus aparejos; y fue una gran sorpresa que reconocimos su buque cuando Vd. vino hacia nosotros, de la exactitud de la descripción. Finalmente, el pasajero dijo a su turno: "Lo que me parece extraño es que todo aquí me parece familiar, pero yo nunca estuve aquí antes".

*** El Barón Dupolet, en su curso de conferencias sobre Magnetismo Animal, menciona el siguiente hecho, publicado en 1814, por el celebrado Iung Stilling, quien lo escuchó de un testigo ocular, el Barón de Sulza, chambelán del Rey de Suecia.

*** Una noche de verano él estaba retornando a su casa, cerca de la medianoche, una hora en la cual, en Suecia, todavía hay suficiente luz para leer la letra más fina. "Cuando llegué a mi heredad", relata, "mi padre me encontró en la entrada del parque; él estaba vestido como lo hacía usualmente, y sostenía en su mano un bastón que mi hermano había tallado. Yo lo saludé, y hablamos juntos por algún tiempo mientras caminábamos hacia la casa, hasta que alcanzamos la puerta de su dormitorio. Al entrar, vi a mi padre allí desvestido y dormido; en ese instante la aparición a mi lado desapareció. Poco después mi padre despertó y mirándome inquisitivamente: "Mi querido Eduardo", me dijo, "alabado sea Dios que te veo sano y salvo, porque he estado grandemente angustiado por ti, en un sueño. Me pareció que habías caído al agua y que estabas en peligro de ahogarte".

*** "Ahora, ese día", añade el Barón, "yo había ido malhumorado con un amigo mío, y estuve cerca de ser llevado por la corriente. Yo le dije a mi padre que había visto su aparición en la entrada a la heredad, y que habíamos sostenido una larga conversación juntos. Él respondió que a menudo había tenido experiencias similares".

*** Uno puede percibir en estos diferentes relatos de apariciones que algunos son espontáneos, y otros provocados, por decirlo así, por el deseo, o por la voluntad. ¿Puede la sugestión mental, entonces, ir tan lejos? Los autores de la obra titulada "Fantasmas de los Vivos", de la cual ya hemos hecho mención, responden afirmativamente, con siete ejemplos bien confirmados, de los cuales tomaré uno, al cual llamaré la atención de mis lectores. Es éste:

*** "El Rev. C. Godfrey, con residencia en Eastbourne, en el Condado de Sussex, habiendo leído el relato de una aparición producida por el poder de la voluntad, estuvo tan impresionado por éste, que determinó hacer el experimento él mismo. El 15 de Noviembre, cerca a las once en punto de la noche, él dirigió todo el poder de imaginación y toda la fuerza de voluntad de la que era capaz, a la idea de aparecérsele a una amiga suya (una señora), parándose al pie de su cama.

*** "El esfuerzo duró alrededor de ocho minutos; al final de este tiempo el Sr. Godfrey, sintiéndose fatigado, cayó dormido. Al día siguiente, la señorita que había sido objeto de su experimiento, vino de motu proprio a relatar al Sr. Godfrey lo que había visto.

*** "Siendo solicitada registrar esto por escrito, ella lo hizo en los siguientes términos:

*** " 'Anoche, desperté de mi sueño con la impresión de que alguien había entrado a mi cuarto. Al mismo tiempo escuché un ruido, pero supuse que éste fue hecho por las aves en la hiedra afuera de mi ventana. Esto fue seguido por una sensación de incomodidad y un vago deseo de dejar mi cuarto, y descender a la planta baja. Este sentimiento llegó a ser tan intenso que finalmente me levanté; prendí una vela, y bajé con la intención de tomar algo para aquietar mis nervios. En mi camino de retorno a mi cuarto, vi al Sr. Godfrey, parado por la ventana grande que ilumina las escaleras. Él estaba vestido como es usual, y tenía una expresión que yo a veces había observado en su cara, cuando estaba mirando atentamente algo. Él permanecía de pie inmóvil, mientras yo, sosteniendo la luz en lo alto, le miré en extremo sorprendida. Esto duró tres o cuatro segundos, después de los cuales, cuando yo estaba subiendo las escaleras, él desapareció. Yo no estaba asustada, sino grandemente agitada, y no pude ir a dormir de nuevo'.

*** "El señor Godfrey consideró, muy acertadamente, que el experimento tendría mucha más importancia si fuera repetido. Un segundo intento falló, pero un tercero tuvo éxito.

*** "Se entiende por supuesto que la señora en quien él experimentó no estuvo más informada de su intención que lo que había estado en la primera ocasión.

*** " 'Anoche', escribe, 'el martes, 7 de diciembre, a las diez y media, subí las escaleras para dormir. Pronto caí dormida. De repente escuché una voz diciendo, '¡despierta!' y sentí una mano que yacía al lado izquierdo de mi cabeza. (La intención del Sr. Godfrey esa vez, había sido hacer sentida su presencia por su voz y toque.) Yo estuve en el acto completamente despierta. Había un curioso sonido, como el de una arpa judía, en el cuarto. Sentí al mismo tiempo un aliento frío, como si fuera a envolverme; mi corazón empezó a latir violentamente, y ví claramente una figura inclinándose sobre mí.

*** " 'La única luz en el cuarto venía de una lámpara exterior, que arrojaba un largo rayo luminoso en la pared sobre el tocador; este rayo fue peculiarmente oscurecido por la figura. me di la vuelta rápido, y la mano pareció caer de mi cabeza a la almohada. La figura estuvo inclinada sobre mí y yo sentí estar apoyada contra el lado de la cama. Pude percibir los contornos de la cara, pero como si oscurecidos por una neblina. Debe haber sido alrededor de las doce y media en punto. La figura había movido ligeramente la cortina a un lado, pero en la mañana ésta estaba colgando como era usual. No hay duda de que la figura era la del Sr. Godfrey. Lo reconocí por la rotación de sus hombros y la forma de su cara. Durante todo el tiempo que él permaneció, hubo una corriente de aire frío en el cuarto, como si ambas ventanas hubieran estado abiertas' ".

*** ¡Éstos son hechos!

*** En el presente estado de nuestro conocimiento, sería precipitado buscar una explicación de estas cosas. Nuestra psicología no está lo suficientemente avanzada. Hay muchas cosas que estamos forzados a admitir sin ser capaces de explicarlo en alguna forma. Negar lo que no podemos explicar sería una locura completa. ¿Podría haber sido explicado el sistema del universo hace mil años? Incluso en nuestros días ¿puede explicarse la atracción? Pero la ciencia avanza, y su progreso será sin fin. ¿Conocemos la capacidad total de las facultades humanas? El pensador no puede dudar por un instante que pueden haber en la naturaleza fuerzas todavía desconocidas para nosotros, como lo fue la electricidad hace menos de un siglo; que pueden haber en el universo otros seres, dotados con otras facultades. Pero ¿es incluso lo terrestre completamente conocido? No parece así.

*** Hay hechos, cuya realidad estamos forzados a admitir sin ser capaces de explicarlos de manera alguna.

*** La vida de Swedenborg presenta tres hechos de esta clase. Dejando de lado por el momento sus visiones de las estrellas y planetas, que parecen más subjetivas que objetivas, y meramente observando de paso que Swedenborg fue un sabio de primer orden en geología, en mineralogía, en cristalografía, un miembro de las academias de ciencia de Upsal, Estocolmo y San Petersburgo, bastará para llamar la atención los siguientes tres hechos:

*** El 19 de Julio de 1759, retornando de Inglaterra, este sabio arribó a Gottenberg, y fue a almorzar a la casa de un cierto William Costel, donde muchos invitados estaban reunidos. A las seis de la tarde Swedenborg, que había salido, retornó al salón , pálido y en gran consternación, diciéndoles que un incendio acababa de desatarse en Estocolmo en el Südermolm, en la calle en la que él vivía, y que las llamas se estaban expandiendo rápidamente hacia su casa. Él salió de nuevo y retornó, lamentando que la casa de uno de sus amigos había quedado reducida a cenizas, y que su propia casa estaba en el más grande peligro. A las ocho en punto, después de haber salido una tercera vez, él exclamó muy contento: "Gracias a Dios, el fuego se ha extinguido a la tercera casa [antes de] la mía".

*** La noticia se propaló rápidamente por la ciudad, en la cual causó a todos la mayor excitación, tanto más cuanto el mismo gobernador estuvo grandemente preocupado sobre esto, y muchas personas que tenían propiedad o amigos en Estocolmo estaban intranquilos. Dos días más tarde, el Correo Real trajo las noticias de la conflagración desde esa ciudad; no hubo discrepancia entre su relato y el que había sido ofrecido por Swedenborg; el fuego había sido extinguido a las ocho en punto.

*** Esta historia está escrita por el ilustre Kant, quien deseó investigar el hecho, y quien añade: "¿Que hay que pueda ser alegado contra la autenticidad de este acontecimiento?"

*** Ahora, Gottenberg está ciento veinticinco millas de Estocolmo.

*** Swedenborg tenía en ese tiempo setenta y dos años.

*** Aquí está el segundo hecho:

*** En 1761, Madame de Marteville, viuda del embajador holandés en la corte de Estocolmo, fue citada por uno de los acreedores de su esposo para pagar una suma de veinticinco mil florines holandeses (casi diez mil dólares) la cual ella sabía que ya había sido pagada por su esposo, y un segundo pago de la misma la colocaría en la situación embarazosa más grande- por cierto, casi la arruinaría. Era imposible para ella encontrar el recibo.

*** Ella pagó una visita a Swedenborg, y ocho días más tarde vio en un sueño a su esposo, que le señalaba un mueble donde le dijo que encontraría el recibo perdido, junto con un gancho de cabello, tachonado con veinte diamantes, que ella había pensado que también estaba perdido. Esto fue a las dos de la mañana. Contentísima, ella se levantó y encontró el recibo en el lugar indicado. Retornó a la cama y durmió hasta las nueve de la mañana. Alrededor de las once en punto Swedenborg fue anunciado. Antes de haber oído algo de lo que había pasado, él le dijo que la noche previa había visto al espíritu de su esposo, M. Marteville, quien le había declarado que iba a visitar a su viuda.

*** Aquí está el tercer hecho:

*** En el mes de febrero de 1772, Swedenborg, estando en ese tiempo en Londres, envió una nota a John Wesley, el fundador de la secta de los Metodistas Wesleyanos, diciendo que él estaría encantado de conocerlo. El ardiente predicador recibió esta nota en el momento en que estaba próximo a salir en una misión, y respondió que él sacaría partido de esta cortés invitación para prestar al sabio una visita a su regreso, que sería en alrededor de seis meses. Swedemborg respondió que en ese caso ellos no se verían el uno al otro en este mundo, porque el 29 de marzo venidero sería el día de su muerte.

*** Swedenborg en efecto murió en la fecha indicada por él con más de un mes de anticipación.

*** Éstos son tres hechos cuya autenticidad es imposible negar, pero que en el actual estado de nuestro conocimiento nadie ciertamente intentaría explicar.

*** Podríamos multiplicar indefinidamente estas historias auténticas. Hechos análogos a aquellos relatados arriba, ya sea que ocurrieran en el momento de la muerte o en la condición normal de vida, sin ser de frecuente ocurrencia, todavía no son tan raros que cada uno de nuestros lectores no pueda haber escuchado, o incluso sido testigo él mismo quizás de uno o más de ellos. Además, los experimentos hechos en el dominio del magnetismo, igualmente prueban que en ciertos casos psicológicos determinados, un mesmerista puede actuar sobre su sujeto a una distancia, no sólo de varias yardas, sino de varias millas, o incluso cientos de millas, de acuerdo a la sensibilidad y lucidez del sujeto, y sin duda también de acuerdo a la voluntad del magnetizador. Además, el espacio no es lo que nosotros creemos. La distancia de París a Londres es grande para un peatón; incluso habría sido imposible hacer el viaje antes de la invención de los botes; [pero] es nada para la electricidad. De hecho, desde el punto de vista del absoluto, el espacio que nos separa de Sirio no es una parcela más grande del infinito que la distancia de París a Versalles, o la de su ojo derecho a su ojo izquierdo.

*** Aún más; la separación que parece existir entre la Tierra y la Luna, o entre la Tierra y Marte, o incluso entre la Tierra y Sirio, es sólo una ilusión debido a la insuficiencia de nuestras percepciones. La Luna actúa constantemente sobre la Tierra y la perturba perpetuamente. La atracción de Marte también es sentida en nuestro planeta, y a su vez perturbamos Marte en su curso mientras nosotros mismos sentimos la influencia de la Luna. Nuestro globo incluso actúa sobre el propio Sol, haciendo que éste se mueva tanto como si lo tocara. En virtud de la atracción la Luna hace que la Tierra gire cada mes alrededor de su centro de gravedad común, un punto 1700 kilómetros de la superficie del globo; la Tierra hace que el Sol gire alrededor de su centro de gravedad común, situado 456 kilómetros del centro solar; todos los mundos actúan perpetuamente uno sobre el otro, de modo que no hay aislamiento, no hay real separación entre ellos. Ahora, si la atracción así establece una comunicación, real, constante, activa e indisputable, matemáticamente probada, entre la Tierra y sus hermanas en el espacio, no podemos ver con qué derecho pretendidos positivistas declaran que no puede ser posible comunicación alguna entre dos seres, más o menos apartados el uno del otro, sea en la Tierra, o en dos mundos diferentes.

*** Dos cerebros, que vibran al unísono varias millas separados uno del otro, ¿no pueden ser movidos por una y la misma fuerza psíquica? ¿No puede la fuerza emocional del cerebro viajar a través del éter de la misma manera que la atracción, e impactar al cerebro, que vibra a cualquier distancia, justo como un sonido a través de un cuarto hace vibrar los acordes de un piano o violín? No olvidemos que nuestros cerebros están compuestos de moléculas que no se tocan una con otra y que están en vibración perpetua.

*** Pero ¿por qué hablar del cerebro? Pensamiento, con fuerza psíquica, o como quiera que se llame, ¿no son las palpitaciones del corazón transmitidas repentinamente al corazón que late al unísono con nosotros?

*** ¿Vamos a suponer, en el caso de las apariciones arriba mencionadas, que los espíritus de los muertos han tomado realmente una forma corporal al lado del observador? En el más grande número de casos esta hipótesis no parece necesaria. En nuestros sueños creemos que vemos personas que de ningún modo están delante de nuestros ojos, los cuales, además, están cerrados. Simplemente las vemos, tan bien como a la luz del día, les hablamos, les oímos, sostenemos largas conversaciones con ellos. De seguro no es ni nuestra retina ni nuestro nervio óptico que los ven, como tampoco es nuestro oído que los escucha. Nuestras células cerebrales solas están en juego.

*** Ciertas apariciones pueden ser objetivas, exteriores, substanciales; otras pueden ser subjetivas; en el último caso la persona que se manifiesta actuaría a distancia sobre la persona que la ve, y esta influencia sobre su cerebro determinaría la visión interior que parece ser exterior, como en sueños, pero que puede ser puramente subjetiva e interior.

*** De la misma manera como un pensamiento, un recuerdo, despierta en nuestra mente una imagen que puede parecer muy real, muy vívida, también una mente actuando sobre otra, puede evocar en ésta una imagen que por un instante puede parecer ser realidad.

*** Esos hechos están ahora claramente demostrados por experimentos en hipnotismo y sugestión, ciencias que están todavía en su infancia, pero que dan resultados ciertamente dignos de la más seria atención, tanto desde un punto de vista psicológico como desde uno fisiológico. No es la retina que recibe la impresión de los objetos reales, es el tálamo óptico, que están excitados por una fuerza psíquica. Es el ser mental mismo que recibe la impresión. ¿En qué forma? No podemos decir.

*** Tales parecen ser las conclusiones más racionales a ser extraídas de la clase de fenómenos de los cuales hemos estado tratando; fenómenos inexplicados, aunque muy antiguos, para la historia de todas las naciones, de la más remota antigüedad, nos ha transmitido ejemplos que sería difícil negar o ignorar.

*** "Pero", Vd. exclamará, "¿podemos, debemos, en nuestra era de filosofía experimental y de ciencia positiva, admitir que no sólo un moribundo sino incluso una persona muerta puede sostener comunicación con nosotros?

*** ¿Qué es una persona muerta?

*** Un ser humano muere cada segundo sobre toda la superficie del globo terrestre - es decir, alrededor de 86 400 personas mueren cada día, treinta y un millones cada año, o más de tres mil millones en un siglo. En diez siglos treinta mil millones de cadáveres han sido dados a la tierra y retornados a la circulación atmosférica en forma de agua, gases, vapor, etc. Si tomamos en cuenta la disminución de la población humana cuando retrocedemos a edades remotas, encontramos que en diez mil años doscientos mil millones de cuerpos humanos, en el cálculo más bajo, han sido formados por medio de la respiración y la alimentación de la Tierra y la atmósfera, y han retornado a ellas de nuevo. Las moléculas de oxígeno, de hidrógeno, de gas ácido carbónico, de nitrógeno, que constituyeron esos cuerpos, han enriquecido la tierra, y entrado de nuevo en la circulación atmosférica.

*** Sí, la tierra que habitamos, está hoy formada, en parte, de las miríadas de cerebros que han pensado, de las miríadas de organismos que han vivido. Nosotros caminamos sobre nuestros ancestros, como aquellos que vienen después nuestro caminarán sobre nosotros. Las frentes de los pensadores, los ojos que han visto, sonreído, llorado; los labios que han cantado de amor, los níveos pechos, el vientre de la madre, el brazo del trabajador, los músculos del guerrero, la sangre de los vencidos, juventud y vejez, los ricos y los pobres sin distinción, todos quienes han vivido, todos quienes han pensado, se encuentran en la misma Tierra. Sería difícil en este día tomar un solo paso sobre el planeta sin caminar sobre los restos de los muertos; sería difícil comer o beber sin reabsorber lo que ha sido comido y bebido miles de veces ya; sería difícil respirar sin incorporar el aire ya respirado por los muertos.

*** ¿Cree Vd., entonces, que esto es todo lo que hay de humanidad? ¿Piensa que esto deja nada más noble, más grandioso, más espiritual detrás? ¿Cada uno de nosotros, dando su último aliento, nada da al universo sino muchas onzas de carne y hueso, que se llegan a desintegrar y son retornados a los elementos? ¿No tiene el alma que anima el cuerpo tan bien un derecho a existir como cada una de sus moléculas de oxígeno, nitrógeno o hierro? Y todas las almas que han vivido, ¿no existen todavía?

*** No tenemos razón para afirmar que el hombre está formado solamente de elementos materiales, y que la facultad de pensar es sólo una propiedad de su organización. Tenemos, por el contrario, las razones más fuertes para creer que el alma es una entidad individual, y la fuerza que gobierna las moléculas organizando la forma viviente del cuerpo humano.

*** ¿Qué llega a ser de las invisibles e intangibles moléculas que constituyen nuestro cuerpo durante la vida? Ellas se vuelven una parte de nuevos cuerpos. ¿Qué llega a ser de las almas igualmente invisibles e intangibles? Es razonable suponer que ellas también devienen reencarnadas en nuevos organismos, cada una siguiendo su naturaleza, sus facultades, y su destino.

*** El alma pertenece al mundo psíquico. Sin duda hay en la Tierra innumerables almas, aburridas, ásperas, apenas siquiera liberadas de la materia, incapaces de comprender las verdades espirituales. Pero hay otras que pasan sus vidas en estudio, en contemplación, en la investigación del mundo psíquico o espiritual. Ésas no pueden permanecer aprisionadas en la Tierra, y su destino es vivir la vida Uraniana.

*** El alma Uraniana vive, incluso durante sus encarnaciones terrestres, en el mundo de lo infinito y lo divino. Ésta sabe que aunque habitando la Tierra, mora en realidad en los cielos, y que nuestro planeta es una estrella en los cielos.

*** ¿Cuál es la recóndita naturaleza del alma? ¿Cuáles son sus modos de manifestación? ¿Cuándo su memoria se vuelve permanente? ¿Preserva con certeza una conciencia de su propia identidad? ¿Bajo que diversidad de formas y de substancias puede vivir? ¿Qué extensión de espacio puede recorrer? ¿Qué clase de relaciones intelectuales existen entre los diferentes planetas del mismo sistema? ¿Cuál es el principio germinativo en los mundos? ¿Cuándo seremos capaces de colocarnos en comunicación con los mundos vecinos? ¿Cuándo penetraremos los profundos secretos del destino? Hoy todo es misterio e ignorancia. Pero lo desconocido de ayer es la verdad de mañana.

*** Es un hecho absolutamente indisputable, demostrado por la historia y la ciencia, que en todas las edades, entre todos los pueblos, y bajo formas religiosas de lo más diversas, la idea de inmortalidad permanece fija imperecederamente en las profundidades de la conciencia humana. La educación ha dado a ésta mil diferentes formas, pero no la ha inventado. Esa idea inerradicable es auto-existente. Cada ser humano al venir al mundo, trae con él, bajo una forma más o menos vaga, este sentimiento interior, este deseo, esta esperanza.


* "Phantasms of the Living," por E. Gurney y Fr. Myers, Profesores of la Universidad de Cambridge, y Frank Podmore, Londres, 1886. La "Sociedad para la Investigación Psíquica" tiene por Presidente al Profesor Balfour Stewart, de la Sociedad Real de Londres.

 

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Camille Flammarion

Camille Flammarion
(1842 - 1925)

Camille Flammarion (1842-1925), astrónomo francés conocido por su talento para popularizar la astronomía. En 1862 fue expulsado del Observatorio de París por Urbain Le Verrier después de que publicara su obra La pluralidad de los mundos habitados. Esto no impidió a Flammarion continuar sus observaciones. En 1879 publicó su manual de astronomía popular, que tuvo un inmenso éxito. Entretanto trabajó como calculador en la Oficina de Longitudes; sus capacidades en materia de astronomía fueron muy reconocidas. En 1883 hizo construir un observatorio en el municipio de Juvisy-sur-Orge, donde se instaló y continuó sus investigaciones hasta su muerte. Realizó numerosas observaciones de los planetas del Sistema Solar y en 1887 fundó la Sociedad Astronómica de Francia.

Fuente de la presente cita onomástica: "Camille Flammarion." Microsoft ® Encarta ® 2007. [CD] Microsoft Corporation, 2006.


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