III. EL PLANETA MARTE - APARICIÓN DE SPERO - COMUNICACIÓN PSÍQUICA - LOS HABITANTES DE MARTE
*** ¿Había sido yo el pasatiempo de un sueño? ¿Había sido mi espíritu realmente transportado al planeta Marte, o fui por el contrario la víctima de una ilusión puramente imaginaria? *** El sentimiento de realidad había sido tan vívido, tan intenso, y las cosas que yo había presenciado estaban tan completamente de acuerdo con las nociones científicas que nosotros ya tenemos de la naturaleza física de Marte, que no podía considerar una duda en este punto, sorprendido como todavía estaba por mi viaje extático, y mientras me formulaba mil preguntas contradictorias. *** La ausencia de Spero en la visión me sorprendió un tanto. Su recuerdo era todavía tan querido, que me pareció que yo debería haber sentido su presencia de haber estado él allí, volado directo a él, vístole, hablado con él, escuchado su voz. ¿Pero no era el sujeto en Nancy antes bien el pasatiempo de su imaginación, o de la mía, o del experimentador? Además, incluso admitiendo que mis dos amigos estaban reencarnados en este planeta vecino, yo me dije como respuesta a esta interrogante, que era muy posible que dos personas atraviesen la misma ciudad sin encontrarse una con otra, y cuánto menos probable aún este encuentro, teniendo como escenario un mundo entero. Pero seguramente no es la doctrina de las probabilidades la que debe invocarse aquí, porque un sentimiento de atracción, tal como nos unió, debe modificar las probabilidades del encuentro y arrojar a la balanza un elemento que predominaría sobre todos los demás. *** Mientras estos pensamientos estaban pasando a través de mi mente, entré en mi Observatorio en Jurisy, donde había preparado algunas baterías eléctricas con el propósito de hacer un experimento en óptica, en conexión con la torre de Montlhéry. Cuando me había asegurado que todo estaba preparado, dejé a mi asistente hacer las señales acordadas, entre las diez y once horas, y yo mismo salí para la vieja torre, en la cual tomé mi puesto una hora más tarde. La noche había caído. Desde la altura de la antigua mazmorra el horizonte forma un círculo perfecto, visible en su total circunferencia, teniendo un radio de veinte a veinticinco kilómetros. Un tercer puesto de observación, situado en París, estaba en comunicación con nosotros. El objeto del experimento era averiguar si los rayos del espectro viajan con una velocidad igual de trescientos mil kilómetros por segundo. El resultado probó que éste era el caso. *** Los experimentos estando finiquitados cerca a las once en punto, y siendo una gloriosa noche estrellada, tan pronto como hube puesto mi aparato a salvo en la torre, retorné a la terraza arriba a contemplar el paisaje, iluminado por los primeros rayos de la luna ascendente. El aire estaba calmo y apacible, casi caliente. Pero justo cuando alcancé la última grada, quedé inmóvil, petrificado con horror. Traté de gritar; pero ningún sonido acudió. Spero, Spero mismo estaba allí delante mío, sentado en el parapeto. Yo elevé mis brazos hacia el cielo, sintiendo como si estuviera yendo a desmayarme, pero él me dijo en la dulce voz que yo conocía bien. *** "¿Puede ser que me tienes miedo?" *** Yo no tenía la fuerza ni para responder ni para avanzar. Me aventuré, sin embargo, a mirar directamente a mi amigo, quien estaba sonriendo. Su querido rostro, iluminado por la luna, era justo como lo había visto antes de su partida por Christiania, jovial y agradable, su aire pensativo, su mirada entusiasta. Subí una grada, fuertemente impelido a abalanzármele y abrazarle. Pero mi coraje me falló y permanecí donde estaba, contemplándole. *** Yo había recobrado el uso de mis facultades. "¡Spero! ¡Eres tú!", exclamé. *** "Yo estuve contigo durante tu experimento", respondió, "y fui yo quien te inspiró con la idea de comparar los rayos ultravioleta con los rayos infrarrojos". *** "¿Puede ser esto posible? Déjame verte, déjame tocarte". *** Pasé mis manos sobre su cara, su cuerpo, su cabello, y recibí de ellos exactamente la misma impresión como si él hubiera sido un ser vivo. Mi razón rechazaba admitir el testimonio de mis sentidos, y sin embargo no podía dudar que era él. Ningún hermano gemelo podría ser tan parecido a él. Y luego mis dudas se habrían escapado a sus primeras palabras, porque él añadió inmediatamente después: *** "Mi cuerpo duerme en este momento en Marte". *** "Entonces", dije, "tú todavía vives, tú continúas existiendo, y al fin has resuelto el gran problema que te atormentaba tanto. ¿E Iclea?" *** "Hablemos", respondió. "Tengo muchas cosas que contarte". *** Me senté junto a él en el borde del parapeto de la vieja torre, y esto fue lo que escuché. *** Algún tiempo después del accidente en el lago de Tyrifiorden él se había sentido despertar como si de un largo y profundo sueño. Él estaba solo en la oscuridad de la noche en las orillas de un lago. Sintió estar vivo, pero no pudo ni ver ni sentir. El aire no lo golpeaba. Su cuerpo era no sólo ligero sino imponderable. La única cosa que parecía sobrevivir en él era su facultad de pensar. *** Su primera idea, reuniendo sus pensamientos, fue que él estaba retornando a sí mismo después de su caída cerca del lago noruego. Pero cuando el día amaneció percibió que estaba en otro mundo. Las dos lunas girando rápidamente en los cielos en opuestas direcciones, le hicieron pensar que estaba en nuestro planeta vecino, Marte, y no fue mucho después que otras pruebas vinieron a convencerle que éste era el caso. *** Él permaneció allí por un cierto lapso de tiempo como un espíritu, y encontró que los habitantes eran una raza extremadamente cultivada, entre quienes el sexo femenino rige supremo, poseyendo su indisputable superioridad sobre el masculino. Los organismos son ligeros y delicados, la densidad del cuerpo muy ligera, su peso todavía menor. En este planeta la fuerza juega sólo un rol secundario en la naturaleza; la finura de la sensación es el poder determinante. Hay muchas especies de animales, y varias razas de seres humanos. En todas esas especies y todas esas razas el sexo femenino es el más hermoso y el más fuerte (consistiendo la fuerza en la superior delicadeza de la sensación), y es este sexo el que rige al mundo. *** Su intenso deseo de aprender algo de la vida que estaba ante él, decidió que Spero no permanezca largo tiempo un espectador y un espíritu, sino que renazca bajo una forma corporal humana, y - habiéndose hecho conocedor de la condición orgánica de este planeta - en la forma femenina. *** Ya, entre las almas terrestres flotando sobre la atmósfera de Marte, él había reconocido (porque las almas sienten la presencia de otra), el alma de Iclea, que le había seguido, arrastrada por una incesante atracción. Ella, por su lado, se había sentido inclinada a una encarnación en la forma masculina. *** Así ellos estaban reunidos en una de las tierras más favorecidas de este planeta; estaban cerca el uno del otro; predestinados a encontrarse el uno con el otro de nuevo en la existencia, y compartir las mismas emociones, los mismos pensamientos, las mismas labores. Así, aunque el recuerdo de su existencia terrenal estuviera oscurecido y borrado, como era el caso, por la nueva transformación, un vago sentimiento de parentesco y una repentina simpatía los había atraído desde el momento de su despertar. Su superioridad psíquica, la naturaleza habitual de sus pensamientos, la condición de sus mentes, acostumbradas como estaban a buscar la relación entre causa y efecto, había dotado en ambos una especie de secreta clarividencia que los liberaba de la ignorancia general de sus prójimos. Ellos se habían amado mutuamente con tan repentina pasión; ellos cosecharon tan completamente las influencias magnéticas de su reencuentro, que pronto formaron un ser único, unidos como en el momento de su separación terrestre. Ellos tenían un recuerdo de haberse ya conocido recíprocamente; estaban convencidos de que fue en la Tierra, ese planeta vecino que resplandece en la noche con una luz tan brillante en el cielo de Marte, y a veces, en sus solitarios vuelos sobre las colinas vestidas de vegetación aérea, contemplaban "la Estrella de la Noche" y buscaban unir el roto hilo de la memoria. *** Un acontecimiento inesperado tuvo lugar, que les explicó sus reminiscencias y les mostró que ellos no estaban engañados. *** Los habitantes de Marte son muy superiores a los de la Tierra en su organización, en el número y finura de sus sentidos, y en sus facultades intelectuales. *** El hecho de que en este mundo la densidad es muy ligera, y que las sustancias materiales que forman el cuerpo son menos pesadas que con nosotros, permite la formación de seres incomparablemente más luminosos, más etéreos, más delicados, más sensibles que lo que somos nosotros. El hecho de que la atmósfera provee nutrición ha liberado a los seres de Marte de la tosquedad de las necesidades terrestres. *** Éste es un estado de ser completamente diferente. La luz allí es menos intensa al estar ese planeta más alejado del Sol que el nuestro, y el nervio óptico es más sensitivo. Al ser allí las influencias magnéticas y eléctricas extremadamente poderosas, los habitantes poseen sentidos desconocidos para los organismos terrestres; sentidos que los colocan en comunicación con esas influencias. Todo en la naturaleza es consistente. Los seres en cualquier lugar están adaptados a su ambiente. Los organismos terrestres no podrían vivir en Marte más que los seres formados para habitar la atmósfera podrían vivir en el fondo del mar. *** Además, el estado superior, que es el resultado de estas condiciones, se ha desarrollado de sí mismo debido a la facilidad con la cual el trabajo intelectual se lleva a cabo. La naturaleza parece obedecer al pensamiento. El arquitecto que desea construir un edificio, el ingeniero que desea cambiar la superficie del suelo, ya sea excavar o elevarlo, rebajar montañas o llenar valles, no tiene que luchar, como sucede con nosotros, contra la densidad y otros obstáculos de la materia. *** Todavía más - la humanidad marciana, que es varios cientos de miles de años más vieja que la humanidad terrestre - ha pasado antes que la última a través de todas las fases de su desarrollo. *** Nuestros triunfos más trascendentales en descubrimiento científico son sólo juego de niños comparados con el conocimiento científico de los habitantes de ese planeta. *** Ellos han inventado, entre otras cosas, una suerte de aparato tele-fotográfico por medio del cual un rollo de material recibe, cuando se despliega, la imagen de nuestro mundo, que permanece fija sobre éste imborrablemente. Un vasto museo, dedicado especialmente a los planetas del sistema solar, contiene, en orden cronológico, todas esas imágenes fotográficas fijadas para siempre. Allí puede ser releída toda la historia de la Tierra; de Francia en el tiempo de Carlomagno; de Grecia, en el tiempo de Alejandro; de Egipto en el tiempo de Ramsés. Por medio del microscopio pueden verse los mínimos detalles históricos, tales como París durante la Revolución Francesa, Roma bajo el Pontificado de Borgia, la flota española de Cristóbal Colón llegando a América, los Francos bajo Clovis conquistando las Galias, la armada de Julio César interrumpida en su conquista de Inglaterra por la marea que arrastrara sus naves, las tropas del Rey David, el fundador de la fuerza militar permanente, tanto como el más grande número de eventos históricos, todos reconocibles por ciertos caracteres especiales. *** Un día, cuando los dos amigos estuvieron visitando este museo, sus recuerdos, vagos hasta ahora, se aclararon, como la noche oscura es iluminada de repente por un relámpago. Al mismo tiempo, ellos reconocieron París como éste aparecía durante la Exposición de 1867. Sus recuerdos tomaron forma definitiva. Cada uno se sintió convencido de haber vivido allí en un tiempo, y, al estimularse sus recuerdos por la vivacidad de esta impresión, estuvieron inmediatamente sobrecogidos por la convicción de que habían vivido allí juntos. La luz gradualmente se abrió camino en sus mentes, no por flashes, sino antes bien como el gradual incremento de luz del amanecer. *** Ambos trajeron a la mente entonces, como por inspiración, estas palabras del Evangelista: "En la Casa de mi Padre hay muchas mansiones". *** Y aquellas otras palabras de Jesús a Nicodemo: "En verdad os digo, a menos que un hombre nazca de nuevo no verá el Reino de Dios". *** Desde ese día no consideraron la más mínima duda respecto a su anterior existencia terrestre, y estuvieron firmemente convencidos que debían continuar en el planeta Marte su vida anterior. Ellos pertenecían al círculo de las grandes mentes de cada edad que saben que la vida humana no cesa aquí, sino que es continuada en los cielos; y que también saben que cada planeta, sea éste la Tierra, Marte o algún otro, es una estrella en esos cielos. *** La peculiaridad de la transformación de sexo, que se me había antojado tener cierta importancia, parecía no tenerla en realidad. Contrario a la opinión generalmente sostenida entre nosotros, él me informó que las almas están privadas de sexo, y que el destino de todas ellas es el mismo. Aprendí también que en este planeta, menos material que el nuestro, la constitución del cuerpo en nada reproduce la constitución del cuerpo terrestre. La concepción y el nacimiento tienen lugar allí de una manera completamente diferente, que se parece a, pero en una forma espiritual, la fecundación y el florecimiento de una flor. El placer es sin amargura. Ellos nada saben allí de las pesadas cargas que nosotros los de la Tierra soportamos, ni de los dolores de angustia que sufrimos. Todo es más espiritual, más etéreo, más insubstancial. Uno podría llamar a los marcianos flores aladas pensantes y vivas. Pero por cierto nada hay en la Tierra como medio de comparación con el que podríamos formarnos un concepto de su forma y modo de vida. *** Yo había escuchado las palabras del espíritu, apenas me atreví a interrumpirle, no sea que se desvaneciera de mi vista tan repentinamente como había aparecido ante ésta. Recordando mi sueño, sin embargo, que fue llamado a mi mente por la coincidencia de las descripciones del planeta que él acababa de darme con lo que yo mismo había visto, no pude refrenarme de contarle mi visión extraordinaria, y expresarle mi sorpresa al no haberle visto en mis viajes allí. *** "Pero", él contestó, "Yo te vi perfectamente bien, y tú me viste también y me hablaste. Porque Yo estuve allí--" *** Hubo algo en la entonación de su voz, cuando él pronunciaba las últimas palabras, que me hicieron de repente reconocer la melodiosa voz de la hermosa marciana que tanto me había atraído. *** "Sí", continuó, "fui yo. Yo traté de darme a conocer, pero deslumbrado por un espectáculo que cautivaba tu ojo, fuiste incapaz de liberarte de las sensaciones terrestres; tú permaneciste terrenal y esclavo de tus sentidos y no pudiste tener éxito en alcanzar una verdadera percepción de las cosas. Sí, fui yo quien te tendió mis brazos para ayudarte a descender de la carroza aérea en nuestra morada, cuando tú de repente despertaste". *** "Pero entonces", prorrumpí, "si tú eres por cierto esa habitante de Marte, cómo es que te apareces a mí ahora bajo la forma de Spero, quien no existe más". *** "La impresión que recibes de mí", respondió, "no es producida ni en tu retina ni en tu nervio óptico. Yo estoy en este momento comunicándome contigo. Yo directamente influyo el asiento de sensación en tu cerebro. En realidad, mi ser mental es amorfo como el tuyo, como el de todos los espíritus. Pero cuando me coloco, como en este momento, en directa relación con tus pensamientos, tú sólo puedes verme como me has conocido. Así es en sueños; es decir, durante más de un cuarto de tu vida terrestre, durante veinte años de cada setenta, tú ves, tú escuchas, tú hablas, tú sientes con el mismo sentido de realidad, la misma claridad, la misma exactitud como durante la vida normal, pero tus ojos están cerrados, tu tímpano es insensible al sonido, tus labios están mudos, tus brazos están estirados e inmóviles. Así es, también, en los estados de sonambulismo, hipnotismo y sugestión. Tú me ves, me escuchas, me tocas a través de la influencia ejercida sobre tu cerebro. Pero yo no existo en la forma que tú ves, más que el arco iris existe en el lugar que el espectador lo ve". *** "Podrías entonces aparecerte a mí también bajo tu forma marciana?" *** "No; a no ser que tú seas realmente transportado en espíritu a ese planeta. Allí el modo de comunicación sería completamente diferente. Aquí cuando estamos hablando ahora, todo es subjetivo contigo. Los elementos de forma marciana no existen en la atmósfera terrestre y tu cerebro no podría imaginarlos. Tu no podrías contemplarme de nuevo excepto a través del recuerdo de tu sueño de hoy; pero en el momento en el cual tú debes buscar analizar sus detalles, la imagen se desvanecería. Tú no nos has visto como somos, porque tu espíritu puede juzgar sólo por medio de tus ojos terrestres, los cuales no son sensibles a todas las radiaciones de luz, y porque tú no posees tantos sentidos como nosotros". *** "Confieso", respondí, "que no puedo concebir muy bien vuestro estado de existencia en Marte, como seres que poseen seis miembros". *** "Si esas formas que viste no hubieran sido tan agraciadas como son, se te habrían aparecido monstruosas. Cada mundo es habitado por organismos adaptados a la condición de existencia sobre él. Te confesaré, a mi vez, que, para los habitantes de Marte, el Apolo Belvidere y la Venus de Médicis son verdaderas monstruosidades debido a su tosquedad animal. *** "Con nosotros todo es de una exquisita liviandad. Aunque nuestro planeta es más pequeño que el tuyo, sus habitantes son mucho más grandes que los de la Tierra, porque la densidad es menos allí que aquí y los seres pueden ser altos sin ser torpes, o poner su equilibrio en peligro. Ellos son más grandes y livianos porque los materiales constituyentes de ese planeta tienen menos densidad que los del tuyo. La misma cosa que ha sucedido allí sucedería en la Tierra si la densidad no fuera tan grande como es. En Marte la evolución del ser se ha efectuado en una serie de especies aladas. La humanidad marciana es, de hecho, una raza de séxtuple origen; pero es, actualmente, bípeda, bímana, y lo que podría llamarse bialada, dado que esos seres tienen dos alas. La vida allí es completamente diferente de la vida terrestre, Primero, porque los habitantes viven tanto en el aire y en plantas aéreas como en el suelo; y, segundo, porque ellos no comen, la atmósfera les proveen nutrición. Las pasiones allí no son las mismas que aquí. El asesinato es desconocido. La humanidad marciana carece de deseos materiales, y nunca ha vivido allí, incluso en las eras primitivas, en el barbarismo de rapiña y guerra. Los pensamientos y sentimientos son todos de un orden intelectual. Sin embargo, puede encontrarse en ese planeta, si no parecidos, al menos analogías, a las condiciones terrestres. Así allí hay, como aquí, una sucesión de días y noches, que no difiere esencialmente de los tuyos. La duración del día y de la noche allí, es veinticuatro horas, treintinueve minutos, treinticinco segundos. Como hay seiscientos y sesentiocho de estos días en el año marciano, tenemos más tiempo que ustedes para nuestras labores, nuestras investigaciones, nuestros estudios y nuestras diversiones. Nuestras estaciones, también, son casi el doble de largas que las tuyas, pero son de otro modo lo mismo. Los climas no son muy diferentes de los de la Tierra. Un país de Marte situado en las fronteras del mar ecuatorial difiere menos en clima de Francia, que Lapland difiere de India. *** "Un habitante de la Tierra no se encontraría allí extraño en gran medida. La más grande disimilitud entre los dos mundos consiste por cierto en la gran superioridad de nuestra humanidad a la vuestra. *** "Esta superioridad se debe principalmente al progreso hecho en la ciencia astronómica, y a la difusión general entre los habitantes del planeta de esa ciencia sin cuyo conocimiento es imposible pensar claramente o formar alguna concepción justa de la existencia, de la creación o del destino. Nosotros somos tan afortunados tanto por la pureza de nuestro cielo cuanto por la agudeza de nuestros sentidos. Hay mucha menos agua en la superficie de Marte que en la de la Tierra, y la atmósfera es menos nublada. *** "El cielo allí es casi siempre hermoso, especialmente en la zona templada". *** "Pero ¿a menudo tienen inundaciones?" *** "Sí; y muy recientemente sus telescopios les dieron noticia de una muy extensa, que tuvo lugar en las orillas de un mar al cual tus colegas han dado un nombre que siempre me será querido, aunque esté lejos de la Tierra. Nuestras costas son mayormente llanuras uniformes. Tenemos pocas montañas y nuestros mares son poco profundos. Los habitantes disponen de estas inundaciones para la irrigación de vastos campos. Ellos han alterado el curso de ríos - alargado sus lechos y represado sus aguas, y han construido en los continentes redes de canales inmensos. Estos continentes no son como los del globo terrestre, que se erizan con la altura Alpina o Himaláyica, sino inmensas llanuras atravesadas por todos lados por corrientes represadas, y por canales que ponen todos los mares en comunicación recíproca. Anteriormente había casi tanta agua en Marte, relativo al tamaño del planeta, como lo hay en la Tierra. Imperceptiblemente, sin embargo, durante algunas eras pasadas, una parte de las lluvias se ha sumergido en los más profundos estratos de la tierra, y no ha retornado a la superficie. Ésta se ha combinado químicamente con las rocas y aislado de la acción de la atmósfera. Por siglos, también, las lluvias, las nieves, los vientos, las heladas de invierno, las sequías de verano, han estado desintegrando montañas y secando ríos, transportando estos restos al lecho de los mares, los cuales han sido llenados gradualmente. Nosotros ya no tenemos colecciones grandes o profundas de agua en nuestro planeta; tenemos sólo mares interiores; tenemos muchos estrechos, golfos y lagos como el Canal Británico, el Mar Rojo, el Adriático, el Báltico y el Caspio; agradables orillas, tranquilos puertos; lagos, grandes ríos, flotas aéreas antes que acuáticas, y un cielo siempre claro, especialmente en la mañana. No hay mañanas terrestres tan claras como las nuestras. *** "Las condiciones meteorológicas difieren sensiblemente de las de la Tierra, porque siendo la atmósfera más rarificada, las aguas, que además son superficiales, se evaporan más fácilmente, y también porque condensándose de nuevo, en vez de formar nubes, ellas pasan casi sin cambio del estado gaseoso al estado líquido. Nosotros tenemos pocas nubes y pocas nieblas. *** "El estudio de la astronomía es favorecido, en nuestro planeta, por la claridad del cielo. Tenemos dos satélites, cuyas revoluciones parecerían extrañas a los astrónomos de la Tierra, porque, mientras uno de ellos nos da meses de ciento treintiún horas, o cinco días marcianos y ocho horas, el otro, debido a la combinación de su propio movimiento con la rotación diurna del planeta, asciende en el Occidente y se pone en el Este, atravesando los cielos del Oeste al Este en cinco horas y media, y pasando de un punto al otro en menos de tres horas - éste es un espectáculo completamente único en el sistema solar, y uno que ha contribuido grandemente a dirigir la atención de los habitantes al estudio de los cielos. Además, tenemos eclipses lunares casi todos los días, pero nunca eclipses totales del Sol, porque nuestros satélites son demasiado pequeños. *** "La Tierra se nos aparece a nosotros como Venus se aparece a Ustedes. Ella es nuestra estrella de la mañana y también nuestra estrella de la noche. En tiempos antiguos, antes de la invención de instrumentos ópticos, por medio de los cuales hemos aprendido que ella es como su planeta, habitado - pero por seres de un grado inferior - nuestros ancestros la adoraban, considerándola como una deidad tutelar. Todos los planetas tienen en los primeros estadíos de su existencia una mitología, una mitología había para su origen, su fundación y su objeto, los aspectos de los cuerpos celestes. *** "A veces la Tierra, acompañada por la Luna, pasa entre nosotros y el Sol, en cuyo disco proyecta su sombra, como una mancha pequeña, negra, acompañada por otra sombra todavía más pequeña. Aquí, todo el mundo mira esos fenómenos celestes con interés. Nuestros periódicos se ocupan mucho más con tópicos científicos que con teatros, fantasías literarias, discusiones políticas o legales. *** "El Sol se nos aparece un poco más pequeño que a Ustedes, y recibimos de éste un grado ligeramente menor de luz y calor. Nuestros ojos, más sensibles, pueden ver mejor que los suyos. La temperatura es un poco más alta". *** "¿Cómo?", repliqué: "¿ustedes están más lejos del Sol, pero su temperatura es más alta que la nuestra?" *** "Chamonnix está un poco más alejado del Sol meridional que la cima del Monte Blanc", respondió. "No es sólo la distancia de un planeta del Sol que gobierna la temperatura; también debe tomarse en cuenta la constitución de la atmósfera. Nuestras nieves polares se derriten más rápido que las suyas bajo nuestro sol de verano". "¿Cuáles son los países más populosos de Marte?" *** Escasamente alguna parte del planeta con excepción de las regiones polares (donde puedes ver desde tu planeta, la Tierra, el hielo y la nieve que se derriten en la Primavera) está inhabitada. La población de las regiones templadas es muy densa, pero las regiones ecuatoriales están todavía más densamente pobladas - la población allí es casi tan densa como en China - y especialmente en las costas marinas, a pesar de las inundaciones. Muchas ciudades son construidas casi en el agua, parcialmente suspendidas en el aire por encima del alcance de las inundaciones, calculadas y prevenidas de antemano. *** "¿Y sus artes y manufacturas, se parecen a los nuestros? ¿Tienen ferrocarriles, ollas a vapor, telegrafía, el teléfono?" *** "Ellas son completamente diferentes. Nosotros nunca hemos tenido ni ollas a vapor ni ferrocarriles, porque siempre hemos conocido la electricidad, y porque la navegación aérea nos es natural. Nuestras naves son movidas por electricidad, y son aéreas antes que acuáticas. Vivimos principalmente en el aire, y no tenemos moradas ni de piedra, ni de hierro, ni de madera. Nada sabemos de los rigores del invierno, porque nadie está expuesto a ellos; aquellos que no habitan las regiones ecuatoriales emigran cada otoño, como sus aves. Sería extremadamente difícil para ustedes formarse una exacta idea de nuestro modo de vida". *** "¿Hay muchos seres humanos en Marte que ya han habitado la Tierra?" *** "No; el mayor número de los habitantes de tu planeta son o ignorantes de o indiferentes a, o son materialistas y no están preparados para la vida del espíritu. Ellos están apegados a la Tierra y continúan así por largo tiempo. Muchas almas pasan su vida entera en un sueño. Sólo aquellas almas que realmente viven, que desenvuelven sus facultades, y aspiran a un conocimiento de la verdad, son destinadas a una inmortalidad consciente. Éstas son las únicas almas a quienes el mundo espiritual interesa, y quienes son capaces de comprenderlo. Esas almas, cuando abandonan la Tierra, viven de nuevo en otros mundos. Muchas de ellas vienen a vivir por un tiempo en Marte el primer estadío de su viaje ultraterrestre, más allá del Sol, o en Venus, el primer estadío en este lado. Pero Venus es un mundo similar a la Tierra, y uno todavía menos favorecido, debido a la rapidez con la que sus estaciones cambian, lo que sujeta a sus habitantes a violentas alteraciones de temperatura. Ciertos espíritus toman vuelo de una vez a las regiones estrelladas. Como tú sabes, el espacio no existe. Para resumir, la justicia reina en el sistema del mundo moral, como el equilibrio reina en el sistema del mundo físico, y el destino del alma es siempre el resultado de sus aptitudes, sus aspiraciones, y, como una consecuencia, de sus obras. Vendrá el día en el que no habrá, incluso en tu planeta, cualquier otro credo, o cualquier otra religión, que un conocimiento del universo, y una convicción de la vida inmortal en sus regiones infinitas, sus dominios eternos". *** "¡Cuán extraño es", exclamé, "que en la Tierra no debamos tener conocimiento de estas sublimes verdades!" Nadie piensa en mirar al cielo. Vivimos aquí como si nuestra pequeña isla estuviera sola en el Universo". *** "La humanidad terrestre es joven", replicó Spero. "No debes desesperar. Ella está en su niñez, y todavía no ha emergido de su primitiva ignorancia. Se distrae con naderías y obedece a maestros a quienes ha impuesto sobre sí misma. *** "Ustedes aman dividirse a sí mismos en naciones, y vestirse en trajes nacionales que puedan exterminarse el uno al otro al son de la música. Después erigen estatuas a aquellos que han sido sus líderes en la carnicería. Se arruinan ustedes mismos y luego cometen suicidio, pero pueden existir de cualquier manera sólo bajo la condición de arrancar del seno de la Tierra su pan de cada día. Verdaderamente, una condición deplorable de cosas, pero una que satisface al gran número de habitantes de su planeta. Si algunos pocos, de más elevadas aspiraciones, han dirigido a veces sus pensamientos a cuestiones de un orden más alto -la naturaleza del alma, la existencia de Dios- el resultado no ha sido mejor, porque ellos han colocado el alma fuera de la naturaleza, ellos han inventado extraños dioses, dioses infames que nunca han existido, guardados en sus pervertidas imaginaciones, y en cuyo nombre han cometido cada atrocidad contra la conciencia humana, buscado justificar cada crimen, y esclavizado las mentes débiles en un cautiverio del cual será difícil liberarlas. El más bajo de los animales de Marte es mejor, más hermoso, más dócil, más inteligente, más amigable, y más grande que el dios de los ejércitos de David, Constantino y Carlomagno, y todos sus coronados asesinos. Deberíamos, no estar pasmados, entonces, en la locura y brutalidad de la humanidad terrestre. Pero la ley del progreso gobierna al mundo. Ustedes están más avanzados que sus ancestros de la Edad de Piedra, cuya malhadada existencia fue pasada en defenderse día y noche contra las bestias salvajes. En algunos miles de años ustedes serán más avanzados que lo que son ahora. Entonces Urania reinará en sus corazones. *** "Algún hecho material grueso es necesario con el propósito de enseñar a la humanidad y convencerla. Si, por ejemplo, pudiéramos un día entrar en comunicación con el planeta vecino que habitas - no en comunicación psíquica con un ser aislado, como hago ahora contigo - pero con el planeta mismo, en la presencia de cientos y miles de testigos, eso sería una gigantesca zancada hacia el conocimiento. *** "Ustedes podrían hacerlo ahora si lo quisieran, porque hasta donde nos concierne a nosotros en Marte, todos estamos listos para ello, e incluso hemos intentado hacerlo varias veces. Pero ustedes nunca nos han respondido. Los reflectores solares, que trazan figuras geométricas en nuestras vastas llanuras, les prueban que existimos. Ustedes podrían respondernos por figuras similares trazadas en sus llanuras, ya sea durante el día, con el sol, o durante la noche con luz eléctrica. Pero ustedes ni siquiera sueñan con esto, y si alguien entre ustedes fuera a proponer el intento, sus magistrados lo impedirían, porque la mera idea está inmensurablemente alejada más allá de la comprensión de la mayoría de los habitantes de tu planeta. ¿En qué se ocupan tus asambleas científicas? En mantener vivas las tradiciones del pasado. ¿En qué se ocupan tus asambleas políticas? En incrementar las cargas públicas. En el reino de los ciegos, el tuerto es rey. *** "Pero nosotros no debemos desesperar del todo. El progreso los lleva a pesar de ustedes mismos. Un día ustedes también sabrán que son habitantes de los cielos. ¡Entonces vivirán en la luz, en conocimiento, en el verdadero mundo del espíritu!" *** Mientras el habitante de Marte estaba así haciéndome conocer los principales hechos relacionados a su nueva patria, el globo terrestre se había movido hacia el Este, el horizonte se había hundido y la Luna estaba elevándose en los cielos, que ella iluminaba con su luz. Bajando mis ojos de inmediato al lugar donde Spero estaba sentado; di un salto de sorpresa. La Luna arrojaba su luz sobre su figura tanto cuanto sobre la mía, pero mientras mi cuerpo proyectaba su sombra en el parapeto, ¡la suya no! *** Yo ascendí precipitadamente, lo mejor para convencerme del hecho, extendiendo la mano para tocar su hombro, y mirando al mismo tiempo la sombra proyectada por el movimiento en el parapeto. Pero mi visitante había desaparecido. Yo estuve completamente solo en la torre silenciosa; mi sombra, negra y agudamente definida, cayó en el parapeto. La Luna resplandecía brillantemente. El pueblo dormía a mis pies. El aire estaba caliente e inmóvil. *** Entonces, me imaginé que escuchaba pasos. Escuché atentamente; ellos parecían estar acercándose más. Alguien estaba evidentemente subiendo las escaleras de la torre. *** "¿El Monsieur todavía no ha bajado?" dijo el guardia, al alcanzar la cumbre. "Estaba esperando cerrar las puertas, y pensé que los experimentos sin duda habían terminado por esta vez".
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